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'Hubiera querido sacar a esas personas': rescatista de casino Royale

Israel García fue uno de los rescatistas de Protección Civil que derribó paredes para ventilar el denso humo que se acumulaba en el Royale
vie 23 septiembre 2011 10:08 AM
rescatista nuevo leon
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Nota del editor: Este próximo domingo 25 de agosto de 2011, el programa México Opina de CNN en Español tratará el tema A un mes de casino Royale. Participa con tu opinión en Twitter: @MexOpina

Cuando Israel García sale con su uniforme de rescatista a las calles de Monterrey, Nuevo León, se lleva el último beso de su esposa y la bendición de sus cuatro hijos como si fueran los últimos, porque ahí afuera, dice, parece una “guerra civil”.

Pero entre los coches-bomba que ha visto en pedazos, las corporaciones policiacas dañadas por detonaciones de gradanas o los accidentes viales ocasionados por balaceras, dice que más impactante en su vida fue el atentado al casino Royale, que dejó 52 personas sin vida.

“De las cosas más feas que me han tocado ver es la del casino. Fue algo que quisiera ya olvidar, no tocar el tema, porque para todos nosotros (los rescatistas) es algo que nos marcó mucho”, cuenta el jefe de turno de Protección Civil de Monterrey, con 14 años de experiencia en el ramo.

García recuerda que la primera víctima del atentado que vio en el casino fue una señora de la tercera edad, desplomada en las escaleras del sótano.

La alta temperatura no dejó ir más allá a él y su equipo. Decidieron acceder por la parte trasera, donde tuvieron que derribar paredes para ventilar el edificio. Ahí alcanzó a escuchar gritos de auxilio y al entrar a los baños observó cuerpos apilados.

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“Al momento de sacar los cuerpos se les empezó a desprender la piel”, recuerda, “ellos no se dieron cuenta de lo que sucedió”.

“A la siguiente guardia que entró ya nadie tocó el tema. Yo creo que cada quien sintió lo mismo que yo: no recordar”.

Con sólo dos horas de descanso, García cambió su uniforme por el de los bomberos de Nuevo León, corporación en la que también trabaja como maquinista, y reanudó su búsqueda en las ruinas del casino.

La noche del segundo día, dice, escuchó ruidos en los baños. Con esperanza, su equipo realizó más inspecciones, pero se percató que el sonido lo provocaba el yeso desprendido de las paredes, que caía al suelo ennegrecido.

“Hubiera querido sacar a esas personas, pero no pudimos hacer nada”, dice con seriedad el rescatista de 32 años.

Las dos familias

García tiene dos familias: una que la espera en casa y otra en la estación de Protección Civil, donde lo aguardan sus colegas.

“(En la estación) convivimos 24 horas: nos peleamos, enojamos, y luego jugamos y bromeamos. Pero cuando salimos a la calle, todo lo tomamos con mucha seriedad”, señala.

Él confiesa que su esposa y cuatro hijos se han convertido en su espacio vital, pero sus padres, confiesa, “nunca les ha gustado mi trabajo”.

“Cuando salimos, ya no sabemos si vamos a regresar. El último beso y la bendición te las llevas. Si regresas, ya es ganancia”, reflexiona.

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