'Guardianes de la Sierra', un batallón con la misión de erradicar la droga
Las aspas del helicóptero de fabricación rusa Mi-17 giran sin cesar mientras los dos pelotones del 71 Batallón de Infantería salen con prisa de la aeronave de reconocimiento y pisan la sierra de Durango, al norte del país.
Son las 12:00 horas del 28 de abril. 18 soldados y oficiales descienden al lado de un plantío de mariguana de aproximadamente 5,000 metros cuadrados, muy cerca del Aguaje de Copalquín, un poblado a 220 kilómetros al oeste del cuartel, ubicado en Santiago Papasquiaro.
Bajo un calor de 37 grados, su misión es erradicar sembradíos de drogas, como parte del Operativo Sierra Madre. La nave se eleva y se dirige a Baridaguato para recargar combustible, a 90 kilómetros en la costa del Pacífico, lugar de nacimiento de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, líder del cartel de Sinaloa.
“Los medios aéreos nos hacen falta para poner bases de operaciones en áreas inaccesibles”, dice un oficial que pidió el anonimato por razones de seguridad, “si el Ejército mexicano dejara de hacer esto, no habría nadie en el país que se dedicara a hacerlo”.
En una semana del mes de mayo, el batallón localizó al menos 45 plantíos similares de marihuana y amapola en la zona, de los cuales 28 habían sido erradicados en cuatro días por una base de operaciones cercana. Desde enero de 2011 hasta el pasado 16 de abril había destruido 2,889 plantíos de estas drogas, equivalentes a 460 hectáreas, según un reporte militar.
Los Guadianes de la Sierra, como se autodenomina el batallón, opera en ocho municipios serranos del llamado Triángulo Dorado , considerado uno de los refugios de El Chapo, y zona propicia para el narcotráfico, ubicada entre los estados de Durango, Sinaloa y Chihuahua.
El cártel de Sinaloa libra una disputa desde 2007 con la organización de Los Zetas por el control de la zona y, según oficiales, eso aumentó la violencia en el estado.
Los Zetas imperan en Tepehuanes y Santiago Papasquiaro, dos municipios separados por 55 kilómetros y estratégicos para el tráfico de drogas. El primero porque colinda al norte con el fronterizo estado de Chihuahua y por su cercanía con Sinaloa, y el segundo debido a que es el más poblado de la región, con cerca de 52,000 habitantes.
Las extorsiones y los secuestros empezaron desde la llegada de Los Zetas, en 2007, mientras que el cártel de Sinaloa todavía se dedica a la siembra, cosecha y procesamiento de enervantes, de acuerdo con un mando militar entrevistado y cuya identidad se reserva por seguridad.
Cerca de una tonelada de mariguana fue erradicada este mes de mayo: cada planta fue arrancada de raíz, abultada con el resto e incinerada. La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) informa en su página web que hasta octubre de 2011 se destruyeron casi 598 toneladas de marihuana en todo el país.
Tierra de nadie
En la sierra es común ver plantíos de marihuana y amapola al lado de caseríos o atrás de milpas de maíz que sirven como fachadas. La producción de enervantes no sería posible sin la participación de los habitantes de los poblados, la mayoría pobres y sin más oportunidades, aseguran los militares.
Los ocho municipios donde opera el batallón son Tamazula, Topia y Canelas, con un grado de marginación muy alto, mientras que en Tepehuanes, Otáez, San Dimas y Guanaceví es alto; sólo Santiago Papasquiaro llega a un nivel bajo, de acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo).
Cerca de 127 mil personas habitan estas localidades y en siete de ellas, indican reportes militares, el narcotráfico está incrustado . “Los policías municipales, por otro lado, por miedo o contubernio, no le hacen nada a los criminales”, afirma un oficial.
Yenny Cervantes, secretaria del Ayuntamiento de Canelas, dice que 11 de los 15 policías municipales han trabajado en la misma corporación desde hace 12 años y tiene la certeza de que no están coludidos con el narcotráfico.
"Ellos no pertenecen (a la delincuencia). Su trabajo siempre ha sido de policías municipales", dijo la funcionaria a CNNMéxico esta semana.
José Luis Sánchez, titular de comunicación social del ayuntamiento de Tepehuanes, afirmó esta semana que "todo está tranquilo" y que los cerca de 30 policías tienen "mala fama" por las cosas que suceden alrededor del municipio.
"Yo no creo que eso esté pasando en este municipio", dijo, "como puede ser verdad, como puede ser mentira, pero yo no lo creo".
CNNMexico trató de contactar al resto de los ayuntamientos bajo la jurisdicción militar del 71 batallón de infantería para conocer su versión, pero no contestaron las llamadas telefónicas o los funcionarios encargados de brindar esa información no se encontraban en servicio.
La siembra y cosecha de marihuana y amapola es la única fuente de recursos para muchas familias que habitan la zona, explican las autoridades militares, pero aunque un kilo de marihuana está valuado hasta en 3,000 pesos en las ciudades, en el campo los cárteles les pagan apenas 100 pesos.
Los militares únicamente pueden capturar a los pobladores en flagrancia, “porque si no nos llevaríamos pueblos enteros ”, asegura un mando militar.
La marihuana solo crece en épocas de calor, y mayo es el mes más importante para el crecimiento de esta droga, porque es época de lluvias. La amapola, por otro lado, crece en periodos de frío.
A lo largo del año, el Operativo Sierra Madre es reforzado por unidades foráneas que provienen del centro de México y dura tres temporadas que coinciden con el ciclo de producción de la mariguana y amapola: febrero-abril, mayo-julio y octubre-diciembre.
De diciembre de 2006 hasta abril de 2011, el Ejército había desmantelado en Durango al menos ocho laboratorios donde procesaban drogas e inutilizado diez pistas de aterrizaje clandestinas, según un informe militar.
El Ejército anunció en julio pasado el hallazgo de 90 hectáreas de mariguana en Santiago Papasquiaro.
El regreso al cuartel
Cerca de las 16:00 horas, el Mi-17 vuelve por los hombres y los recoge para regresar al cuartel del batallón, en Santiago Papasquiaro, y descansar después de una jornada de trabajo. Con un poco de turbulencia, sobrevuela la sierra a unos 3,000 metros de altura.
Durante el trayecto, el batallón reconoce una treintena de plantíos de mariguana más: los más pequeños miden al menos 250 metros cuadrados y son fáciles de percibir por su característico color lima, explican los oficiales.
Los tripulantes de la aeronave comentaron que hay un déficit de personal y de unidades para hacer más eficientes los operativos de erradicación de la droga en Durango. El batallón solo cuenta con un helicóptero y hay ocasiones en que los soldados tienen un día para destruir siete u ocho plantíos.
En la décima Zona Militar, en Durango, operan unos 2,800 elementos. Las tropas pueden pasar hasta 20 días en la sierra mientras erradican plantíos.
“La vida de un soldado es sacrificada”, dice un soldado mientras se lava sus manos, con un penetrante olor a marihuana. Al día siguiente, en el alba, la tropa marcha y concluye sus efemérides con una frase al unísono: Guardianes de la Sierra. Un nuevo día les espera.