Unas 2,000 familias regias han dejado su ciudad por la inseguridad
Nota del editor: Este es un fragmento del reportaje Monterrey en fuga, que fue publicado en la revista Life & Style de octubre de 2011.
(LIFE & STYLE) — Monterrey y San Antonio son idénticos, la única diferencia… es que aquí los antros cierran a las dos (de la madrugada)”, empezó Rodrigo, Luis, aún con la sombra del miedo en los ojos, interpuso: “Sí, pero aquí las cosas te cuestan cien bolas”.
Finalmente, Fernando dijo: “Yo extraño los amigos, la familia, los asados en domingo”. En la mesa del grupo de amigos hay un lugar vacío que, inconscientemente, recuerda la ausencia de alguien que permanece en Monterrey: Alejandro, hermano de Fernando.
Henry Cisneros, exalcalde de San Antonio y fundador de la firma de inversión CityView, estima que 100,000 mexicanos han llegado a San Antonio en los últimos años. Entre las visas solicitadas, se encuentra la EB-5, liberada con inversiones superiores a los 500,000 dólares o la generación de al menos 10 empleos.
II
Alejandro, descendiente directo del fundador de la ciudad, recuerda que el éxodo empresarial regiomontano está por cumplir cinco años.
“Comenzó gradualmente”, el primer signo fue la noche. Apenas comenzaba a ocultarse el sol y las calles entraban en despoblado: “Las oficinas de gobierno cambiaron los horarios para mantener la seguridad de sus trabajadores. Lo mismo sucedió en el Tec (Tecnológico de Monterrey), se recorrieron las clases”, prosiguió Alejandro, pero fue insuficiente: en cuanto las calles se vaciaban comenzaba de nuevo.
Volvieron a recorrer los horarios en el gobierno, volvieron a recorrer los horarios en el Tec. Plegándose sobre sí misma, Monterrey se fue condenando y condenó a sus habitantes al abandono.
Según el vocero de Seguridad Pública del estado de Nuevo León, a la fecha de publicación de este texto, se habían registrado 1,268 asesinatos en el año, de los cuales 93% está relacionado con el crimen organizado, mientras que el robo a casa habitación pasó de 322 en la cuenta de enero del 2010, a 568 en enero de 2011.
III
Monterrey está cercada al oriente por la sierra madre –Chipinque–, al sur por incierta cadena montañosa y al noroeste por la sierra de las Mitras; es un horno perpetuo. San Pedro Garza García se encuentra ahí, en las faldas de la “Madre”, y es el último refugio en hacer frente al miedo antes de huir.
Antes, San Pedro “era un lugar de descanso, donde algunas de las familias industriales más poderosas del país tenían ranchos y casas de campo -los Garza Sada, los Garza Lagüera–”, dice Alejandro. Sin embargo, su verdadero desarrollo como municipio habrá comenzado hace veinte años.
“Los grandes empresarios comenzaron un flujo migratorio desde el centro de la ciudad hacia acá” en busca de aire fresco, amplios terrenos para poblar y seguridad. “Todos estábamos aquí”, concluyó.
En los últimos dos años se invirtieron 65 millones de pesos en seguridad para casas de tamaño descomunal, vigiladas por más de 2,000 cámaras públicas de seguridad. La recomendación siempre es la misma: “No vayas a andar a pie, no porque pase nada, pero la gente está nerviosa”.
IV
Un día cualquiera suena el teléfono en la oficina, y se escucha una voz ronca diciendo: “el piso cuesta cabrón”. Se toma medio en broma y se deja pasar. Pero a los pocos días de nuevo se escucha la aspereza de la misma voz: “¿O cooperas o cooperas, o qué no entendiste cabrón?”, y agregan que no están jugando.
Para no desesperar también a familia o amigos, se guarda silencio. No sólo hay que cargar con la angustia; la soledad comienza a germinar en el cuerpo, hasta que un día el silencio se vuelve insufrible. “¿O nos vamos o nos vamos”, fue la respuesta en tono suplicante de la esposa de Luis, quien concluyó: “O quién sigue, ¿tú?”.
Hace tan sólo unos días, habían secuestrado a un amigo de su padre. “No hay nadie que no tenga un conocido o un amigo o un familiar que haya sufrido lo mismo”, prosigue. Los habitantes de San Pedro comenzaron un nuevo éxodo.
La carretera que va de Monterrey a Laredo es conocida como la Interamericana, “la 85” fue la primera vía que conectó con la frontera de Estados Unidos. Al final, la 85 conecta con la interstate –la 35– y uno se encuentra a medio camino de su nuevo destino. Una señal que advierte el límite de velocidad –“speed limit 55”– es el primer aviso de distancia cultural, “¿kilómetros, millas?”.
Hacia 1900, en San Antonio había 14,000 habitantes mexico-estadounidenses, pero a raíz de la Revolución, ascendió a 83,000 hacia 1930. En 1996, 55% de los miembros de hogares hispanos en San Antonio eran personas nacidas en Coahuila y Nuevo León, y de estos, 40% de sus ascendientes habían emigrado entre 1910 y 1929.
VI
“La tranquilidad de estar en una ciudad así es lo que más me gusta. Es un buen lugar para vivir en familia”, dice Fernando. Si a esta impresión se suma la principal actividad de connacionales allá es ir de compras, se cae en la ilusión del american dream: “Una señora tiene tres años aquí, en San Antonio, y cada día va al mall de shopping”, continuó Fernando.
La impresión ahonda al llegar a Stone Oak. El horizonte abunda en techos de dos aguas, fachadas descomunales, propiedades privadas dentro de propiedades privadas y frondosos robles que engañan los sentidos simulando aire fresco.
La calma en el barrio es tal que ni siquiera dan ganas de salir del suburbio.“Pues sí, debido al problema mucha gente ha llegado a San Antonio, pero la vida aquí no deja de ser como la de esos pueblitos alejados de la civilización”, asegura Luis.
Rememora: “Lo más difícil de la adaptación, de la barrera cultural, es el lenguaje. Primero para los niños: Siempre están haciendo un ejercicio de traducción simultánea. Piensan en español pero hablan y escuchan en inglés. Para mi mujer es peor. Ella no habla nada de inglés, nada de nada”.
Stone Oak y Sonterra son los destinos más buscados en San Antonio. Las casas van de 300,000 a 500,000 dólares, siendo el promedio 236,000. El 25% de los residentes son mexicanos, según el agente inmobiliario Miguel Herrera. Algunos refieren a esa zona como Little Monterrey, según el diario San Antonio Express-News.
VII
En San Antonio, algunas zonas particulares se han convertido en una extensión neoleonesa gracias a los negocios que, más allá de compartir un pasado común, comienzan a repetir hábitos culturales. Sin embargo, como dice Luis, a pesar de los esfuerzos por pertenecer a una nueva comunidad, “aunque saque la ciudadanía nunca me voy a sentir americano”.
Entre las visas más solicitadas por regiomontanos para migrar hacia Estados Unidos, las más frecuentes son la E-1 y la EB-5. Según el US Department of State, de la primera, que busca “fortalecer las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos–, se otorgaron 610 en 2008 y 799 en 2009. De la segunda, que busca atraer inversión extranjera, se pasó de 33 visas concedidas en 2009 a 50 en 2010; se incrementaron en 51%.
VIII
Hay los que no se van. Alejandro no se fue de Monterrey, como lo hizo su hermano. “Mi familia fundó esta tierra y construyó esta ciudad, ¿Tú crees que me iría de aquí?”, dijo. El eco de los que permanecen en la capital regiomontana es unívoco: “Tengo que enseñarle a mis hijas que en una situación adversa la solución no es salir corriendo”.
La economía de Nuevo León es la tercera del país, su contribución al PIB de de 7.2% y su ingreso per cápita es de 1.8 veces al promedio nacional. Sin embargo, a causa de esta situación, el 10% de los miembros del Instituto Ejecutivo de Finanzas, capítulo Monterrey, se ha refugiado en Estados Unidos. Debido a este éxodo, su economía ha sufrido una baja: en 2006, había crecido 7.2%, el año pasado tan sólo 6.5% y ahora se espera sólo el 5%.
IX
En el Barrio Antiguo, antiguo corazón de la ciudad, “sólo los fantasmas se pasean”. En este desolado abandono se encuentra la oficina de Efrén Sandoval, académico por parte del CIESAS (Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social): “La migración hacia el norte no es nada nuevo”, comenzó Efrén.
“San Antonio fue la primera colonia del virreinato en el norte norte. Nuestras raíces son las mismas”. Sin embargo, aunque a lo largo de la historia ambas ciudades habían estado unidas por la migración, no fue sino hasta la Guerra de Secesión en Estados Unidos que se puede comenzar a hablar de la consolidación de lo que él califica como un espacio económico común: hacia 1861, Abraham Lincoln había impuesto un bloqueo naval a los puertos confederados, lo que convirtió el noroeste de México en la única alternativa para la exportación de algodón, único textil producido por el sur.
Fue entonces, que se importaron costumbres y se trascendió el concepto de Estado-nación. También se dio con él el comienzo del desarrollo industrial y urbano. Se establecieron hilados, comercio y abundante circulación de moneda. Efrén utiliza el término “espacio trasnacional” para explicar el fenómeno.
Desde el otro lado, en el Mexico Center de San Antonio, la visión es idéntica, la doctora Harriett Romo asiente: “El espacio de San Antonio-Monterrey rompe con la noción de Estado-Nación; es una doble frontera extendida”.
X
Hay quienes residen en Monterrey pero pasan en San Antonio, por una razón u otra, la mitad de la semana. Rodrigo, dueño del bar donde cada fin de semana se transmiten los partidos del Monterrey, pertenece a esta estirpe. Un cuarto de su vida transcurre en el aeropuerto. “Yo no vivo en San Antonio, abrí el lugar porque los negocios en Monterrey no van”.
Hay los que viven en San Antonio y tienen su familia ahí, pero que van a trabajar a Monterrey. Fernando lo explica a detalle: “Hay unos que el lunes en la mañanita se van al aeropuerto, agarran su avioneta y se van pa’ Monterrey. Trabajan la semana entera o media semana y se regresan; jueves en la noche o viernes en la mañana. Se quedan aquí dos o tres días descansando”.
No importa si residen en San Antonio y trabajan en Monterrey o viceversa; ambos viven en un limbo.
Según cifras preliminares del Departamento de Aeronáutica de San Antonio, 4,000 aviones privados de México cruzaron hacia San Antonio en 2010, un incremento del 52% con relación a 2009. En 2011, el número de pasajeros en vuelos comerciales transportados a San Antonio, desde Monterrey, aumentó un 60%.
XII
Luis: “Yo ya no me regreso. El problema no lo arreglan en seis años y para entonces mis hijos van a estar más grandes. Ellos ya son más de aquí que de allá”.
Fernando: “Yo ya hice mi vida aquí”.
George Friedman, CEO de Stratfor, una consultoría de inteligencia, lanza la siguiente tesis en su libro The Next 100 Years: hacia el 2060, Texas y el territorio perdido en el Tratado de Guadalupe Hidalgo, serán recuperados a fuerza demográfica y cultural.