La decisión de convertirse en policía, en una etapa violenta en México
Él es uno de los 422 elementos que se graduaron de la segunda unidad de Fuerza Civil, una nueva corporación de seguridad basada en el modelo de Policía Estatal Acreditable (PEA), implementado en México desde febrero de este año por el gobierno federal.
“Siempre quise ser policía”, dice Juan con una sonrisa, “se me dio la oportunidad y por eso estoy aquí”. Después de seis meses de entrenamiento, el joven de 20 años egresó con la unidad compuesta por 270 policías operativos, 100 analistas, 30 investigadores y 22 mandos, de acuerdo con el gobernador Rodrigo Medina, quien presidió la ceremonia.
Juan tomó la decisión de formar parte de la corporación en momentos en que el gobierno federal lleva a cabo la Estrategia Nacional de Seguridad en el país para combatir al crimen organizado, anunciada por el presidente Felipe Calderón en diciembre de 2006.
Hasta el pasado 11 de julio, los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los delincuentes habían cobrado la vida de 2,866 oficiales de los tres niveles de gobierno, una cantidad 19% superior a la de los delincuentes capturados en el mismo periodo, informó ante el Congreso de la Unión el secretario federal de Seguridad Pública, Genaro García Luna.
De éstos, 1,296 eran policías municipales (45%) y 963 (33%) eran estatales, mientras que 627 (22%) eran ministeriales federales, elementos aduanales, custodios, agentes de inteligencia y de la Unidad Especializada de Inspección Fiscal y Aduanera, soldados y marinos, detalló el funcionario en su informe.
“La verdad, miedo no tenemos, ni nada de eso”, dice Juan cuando se le cuestiona sobre el riesgo.
“Fue muy valiente su decisión de salir a las calles”, reconoce su esposa, de 18 años, quien carga a su hija, de un año. La primera unidad de Fuerza Civil (con un número equivalente de elementos a la segunda) fue presentada ante los medios de comunicación y la ciudadanía el pasado 14 de septiembre.
“(Mis familiares) se pusieron a llorar, pero me dijeron que me apoyaban”, dice Juan. El joven concluyó durante su entrenamiento los cuatro módulos del modelo PEA: los dos primeros, de Valores y Doctrina Policial, impartidos por las autoridades estatales; y el tercero y cuarto, de Inteligencia y Análisis Táctico, a cargo del Ejército y la Policía Federal.
De las 30,244 personas que solicitaron formar parte de las 31 corporaciones en México basadas en el modelo PEA —el estado sureño de Yucatán es el único que no se ha integrado— sólo 8,515 resultaron aptas después de un proceso de selección y evaluación , es decir, poco más del 28%, de acuerdo con un reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP), actualizado hasta el pasado 7 de octubre.
“En México nos encontramos en una etapa de migración del modelo (policial) reactivo hacia el modelo proactivo, el cual se dice muy fácil, pero es bastante complejo: implica vencer una inercia de más de 100 años en México en la forma de administrar la policía y operar de modo preventivo”, explica el rector de la Universidad de Ciencias de la Seguridad de Nuevo León, Gerardo Saúl Palacios Pámanes.
“Hoy día en México nadie que pretenda formar a un policía acreditable lo puede hacer por sí solo. Ni el gobierno federal, ni las entidades federativas, sino que hacemos una simbiosis cuyo resultado es un policía del nuevo modelo proactivo y acreditado”, continúa el funcionario.
En 2011 el gobierno federal destinó 2,400 millones de pesos “para el otorgamiento de subsidios a las entidades federativas que cuenten con programas en materia de equipamiento y reorganización de estructuras de mando policial”, según el artículo 11 del presupuesto anual de egresos de la Federación.
Este presupuesto fue modificado en julio para que se pudieran entrenar unidades no sólo de 422 elementos, sino también de 297 y 210, según el estado de fuerza policial de cada entidad. En México hay cerca de 400,000 policías, de los cuales 51% son estatales, 42% municipales y 7% ministeriales, según un informe del SNSP.
Para graduarse bajo este modelo, Juan tuvo que pasar por pruebas de control de confianza psicológicas, poligráficas, médicotoxicológicas, y de entorno social y situación patrimonial, de acuerdo con los lineamientos del SNSP.
La misma dependencia estima que hasta el pasado 18 de noviembre no se habían aplicado estas pruebas a más del 74% del total de 18,866 mandos policiales altos, medios y superiores que existen en México.
El rezago en las evaluaciones de estos mandos es la razón por la que la Fuerza Civil y el modelo PEA no podrán dar mejores resultados, dice la exfuncionaria del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Alicia Villarreal González.
“¿Por qué no empiezan por donde deben de empezar, por la cabeza? ¿De qué me sirve tener algo medianamente depurado si la cabeza está corrupta?”, cuestiona la experta en seguridad.
“Es imposible hacer una depuración en un año, ni en dos, ni en tres, son 10 años. Siempre y cuando exista y se continúe con esa voluntad política”, continúa Villarreal González, quien se ha desempeñado en áreas de evaluación policial del gobierno federal.
Palacios Pámanes responde a este cuestionamiento: “Vamos con una visión muy alta, con una mira muy alta, pero paso por paso, porque debemos tener mucho cuidado en no descuidar la calidad por atender la cantidad”.