'Fiesta de los Parachicos' celebra la identidad de la cultura chiapaneca
Rubisel Gómez Nigenda es el tercero de su familia en ocupar el cargo de Patrón de los Parachicos, nombramiento honorario y vitalicio, que simboliza el respeto de la población a las autoridades tradicionales en el municipio de Chiapa de Corzo, ubicado a unos 15 kilómetros de la capital de Chiapas.
Su desempeño es primordial en este lugar, habitado por mestizos descendientes de los indígenas de la etnia Chiapa y sus conquistadores españoles, donde este 15 de enero inicia la Fiesta Grande, o Fiesta de los Parachicos, celebración reconocida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (Unesco) como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad.
Esta celebración es "el reforzamiento de una herencia compartida, de identidad colectiva y la reconstrucción de lazos sociales", dice Katherine Grigsby, representante de la Unesco en México.
El reconocimiento se justifica en el hecho de que a partir de este domingo, y hasta que terminen las celebraciones, el 23 de enero, el pueblo de Chiapa de Corzo –fundado en 1528- se vuelca hacia las festividades en honor a los santos católicos, herencia de los frailes dominicos que llegaron a este lugar durante la conquista española.
A lo largo de estos nueve días, en Chiapa de Corzo se suspenden las clases y toda actividad distinta a abastecer de servicios básicos a la población.
Niños, jóvenes y adultos participan de lleno en la fiesta, que comprende desde celebraciones religiosas, comidas colectivas, y una especie de carnaval donde personifican a los habitantes de la ciudad durante la conquista.
El Parachico
En 2011, la Unesco reconoció la figura del Parachico y las festividades que lo acompañan.
Rubisel Gómez Nigenda, Patrón de los Parachicos desde hace 12 años, explica que el Parachico es ícono de Chiapas, y aunque no hay definiciones históricas definidas, la historia de su origen se remonta al siglo 18.
Historiador empírico, Gómez Nigenda recuerda la leyenda de María de Angulo. “Ella era una dama española que llegó al pueblo de Chiapa de la Real Corona a mediados del siglo 18, proveniente de la Antigua Guatemala. Buscaba a un curandero indígena que aliviara a su hijo enfermo”.
La leyenda dice que el curandero sanó al niño al llevarlo a las curativas aguas del Cumbujuyú, que forman parte del Río Grijalva. En agradecimiento, la mujer proveyó de alimento al pueblo de Chiapa, durante la hambruna de 1767 y 1768.
En una acción recíproca, los indígenas de la etnia Chiapa hicieron una fiesta “para el chico” (hijo de Doña María de Angulo), donde se disfrazaron de españoles, colocándose una montera, o especie de peluca rubia hecha de ixtle; y una máscara de madera, figurando los rasgos de los españoles.
Desde entonces quedó la tradición de celebrar la fiesta de los Parachicos. En esas festividades los hombres se visten de Parachicos y las mujeres de “Chiapanecas”, con vaporosos vestidos bordados de colores. La celebración también comprende la remembranza de las batallas indígenas contra sus conquistadores, a través de la escenificación de una de ellas, con juegos pirotécnicos que se colocan en las márgenes del río Grijalva.
Gómez Nigenda es el Patrón de los Parachicos número 20, de una serie de antecesores que han durado en el cargo hasta 38 años. Heredo el cargo de su tío Arsenio Nigenda; quien a su vez lo recibió de su abuelo Atilano Nigenda.
“El cargo se gana por la devoción y dedicación que se manifiesta en la vida. Mi encomienda es dirigir al grupo de Parachicos en sus danzas y cánticos que llevan por las calles empedradas y casas de Chiapa de Corzo.
"Los Parachicos acompañamos la imagen de San Sebastián Mártir, desde la Iglesia de Santo Domingo, hasta la casa del Prioste (Patrón de la Fiesta). También se veneran imágenes del Señor de Esquipulas y San Antonio Abad.”
Se calcula que en los días de fiesta llegan a participar entre 5,000 y 6,000 Parachicos, algunos de ellos niños de brazos que van junto con sus padres. “Visitamos en cada recorrido, que dura unas 12 horas, al menos a 50 casas, donde honramos las imágenes religiosas que hay en ellas”.
En el transcurso ingieren bebidas tradicionales. También se llevan a cabo cuatro comidas colectivas para todo el poblado, a base de cerdo y arroz. El día principal se sirve pepita de calabaza cocida, y tasajos de res.
“Lo más importante para nosotros es que es una tradición viva, y los habitantes de Chiapa de Corzo tenemos la misión de preservarla. En estos días nos festejamos a nosotros mismos, a nuestro pueblo y a nuestra familia. Es una fiesta familiar donde el padre se viste de Parachico, la esposa de Chiapaneca, los hijos también”, relata.
El Prioste
Rolando Aguilar Astudillo y su familia pidieron desde 2000 ser Prioste, encargados de preservar en su casa, durante todo un año, la imagen de San Sebastián Mártir, y llevar a cabo la fiesta en su honor. Este 2011 les tocó el cargo. Actualmente y hasta 2027, hay una lista asignada de familias que tendrán esa encomienda.
Rolando Aguilar señala que en esta fiesta se conjugan los ritos católicos con las tradiciones paganas, entre ellas la remembranza a la resistencia indígena de la conquista española. “San Sebastián Mártir era una de las imágenes que traían los monjes Dominicos, evangelizadores de Chiapas. Nuestros ancestros vieron la imagen de un hombre desnudo y martirizado. Se identificaron con él y lo adoptaron como su Santo Patrono”.
“Nuestra familia aprovecha este momento porque puede ser único en nuestra vida. En nuestro caso ahorramos durante muchos años porque nos toca pagar las comidas, llevar los festejos, los rezos que se llevan a cabo los días 20 de cada mes. Nosotros pagaremos entre 300,000 y 400,000 pesos; el resto lo conseguimos de donaciones. El costo total de la fiesta se calcula en un millón de pesos”, dice.
En 2011 llegaron a la Fiesta de los Parachicos aproximadamente 30,000 personas. Gómez Nigenda y Rolando Aguilar coinciden en que “un pueblo tiene su identidad y su imagen firme cuando sus tradiciones y cultura están totalmente cimentadas y consolidadas en la participación de su gente. Nos orgullecemos de que aún cuando migren, los chiapacorseños regresan cada año a celebrar estas fiestas".