La solidaridad entre mujeres trasciende partidos políticos: Enoé Uranga
Nota del editor: CNNMéxico inicia una serie de entrevistas con ocho mujeres destacadas en distintos campos en la vida de México, a quienes se les invitó a reflexionar sobre la vigencia del movimiento feminista en el año 2012. Esta es la segunda de ocho entregas.
CIUDAD DE MÉXICO (CNNMéxico) — Enoé Uranga Muñoz es diputada, activista, socióloga, feminista y experta en derechos humanos, aunque está acostumbrada a que su identidad sea reducida a su condición de mujer y lesbiana.
Desde que se asumió como lesbiana a finales de la década de los 90 enfrenta el estigma social, y como cualquier mujer dedicada a la política dice que está sometida a “una constante demanda de perfección”.
Cree que todas las mujeres que como ella se dedican a las actividades públicas han sufrido alguna vez discriminación o acoso, pero también considera que vivir esa experiencia “en la propia piel permite un tipo de solidaridad y comunicación entre legisladoras que trasciende partidos”.
Al reflexionar sobre la vigencia del movimiento feminista en el mundo de la política, y con motivo del Día Internacional de la Mujer, Enoé cuenta que esa red hizo que las mujeres de todos los partidos se unieran en la Cámara de Diputados para impulsar la aprobación de una armonización legislativa para el acceso a la justicia de víctimas, una reforma en material penal que abarca 15 tópicos que tocan de una u otra forma a la mujer, y que en opinión de Uranga es “la más ambiciosa” hasta ahora.
La armonización garantiza la reparación de daños a víctimas de delitos, acceso a atención psicológica, entre otras, y actualmente está a discusión en el Senado.
“Claramente no hubiéramos podido llegar a una votación unánime si no hubiera habido este elemento de unidad entre las diputadas”, dice Uranga, quien creció en una familia donde se esperaba que fuera una mujer de convicciones fuertes y que las defendiera.
Sus padres eran integrantes del grupo guerrillero Frente Urbano Zapatista, surgido después del movimiento estudiantil del 68. Su padre estuvo preso dos años y vivió exiliado en Cuba. Su madre pasó ocho años en prisión, por lo que Uranga vivió con sus abuelas entre los ocho y los 16 años. "Me tocó crecer en un espacio con conciencia social", asegura.
Como adulta, su vida en la Cámara de Diputados le ha permitido ver que la discusión del presupuesto también suele unir a las mujeres en torno a la defensa del dinero destinado a temas sociales; “hay una red de solidaridad y negociación distinta con respecto a cómo negocian los políticos hombres en general”, asegura.
Las mujeres también lograron impulsar una reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales que pone límites a las juanitas , mujeres que entregan sus cargos a hombres una vez que ellas ganan la elección, recuerda Uranga.
Pero reconoce que aún hay terrenos por avanzar. Las presidencias de las comisiones más importantes siguen en poder de los hombres, excepto las relacionadas con temas sociales, y pese a que la ley obliga a que haya un 30% de representación femenina en el Congreso, solo hay 27% de mujeres. “Todavía hay una sobrerrepresentación masculina”.
Los calificativos que usan los legisladores cuando una mujer toma el micrófono también revelan discriminación: “Si un hombre se sube a la tribuna y hace un discurso apasionado se habla de su virilidad y arrojo, y si una mujer lo hace es una histérica o loca a la que seguramente no quieren en su casa o a la que el marido corrió”.
El movimiento lésbico, aliado del feminista
Uranga, de 48 años, es diputada ciudadana resultado de una alianza entre una asociación de grupos de derechos humanos y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), lo que le permite tener una agenda propia, destinada en buena medida a ganar espacios para las mujeres y la comunidad lésbico-gay.
Como integrante de la asamblea Legislativa del Distrito Federal, Enoé impulsó la Ley de Sociedad de Convivencia, la cual reconoce los hogares de personas sin lazos consanguíneos, y antecedente de los matrimonios gay.
“El movimiento lésbico aporta ganancias al feminista porque se reconocen los hogares alternos al heterosexual, incluida la jefatura femenina. En México, 24% de los hogares son dirigidos por mujeres”, dice.
Uranga cree que el feminismo y el movimiento lésbico-gay seguirán conquistando terreno a través de la política, por eso le preocupa que haya "una renovación de liderazgo de mujeres jóvenes que se incorporen a la política con ideología".
La formación y los ideales son importantes –dice– porque "un cuerpo de mujer no garantiza una defensa de los derechos de las mujeres".