Los pendientes de los candidatos: "las mujeres deben tener más atención"
Carmen es una de las 24 millones de mexicanas que combina sus actividades laborales con quehaceres domésticos. Tiene 23 años de edad y en la próxima elección federal tendrá la oportunidad de votar por primera vez para elegir Presidente de la República.
Todavía no sabe a cuál de los cuatro precandidatos le dará su voto porque cree que ningún partido se ha enfocado en decir qué puede hacer por las mujeres y mucho menos por las que, como ella, están “en desventaja” porque no terminaron la secundaria, son madres solteras y tienen un empleo de trabajadora doméstica.
“No digo que esto no sea para todos los del país, pero para mujeres como nosotras, sí creo que debería haber más atención. Yo nunca he votado, tengo un hijo, limpio casas, y tampoco tengo mucha oportunidad de saber qué quieren hacer (…) ellos deberían hacer algo para que yo me enterara y entonces sí votara por ellos”, dijo sobre el proceso federal actual, en el que se renovará al titular del poder Ejecutivo y al Congreso.
El reto de los cuatro aspirantes presidenciales para atender a la población femenina no es menor: las mujeres representan el 51.2% de los habitantes del país y cuatro de cada diez forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
Pese a que diferentes estudios del Instituto Federal Electoral (IFE) concluyan que las mujeres votan más que los hombres en un 6 o 7%, ese sector no es necesariamente el más beneficiado por las políticas públicas para que el desarrollo, en comparación con el de los hombres, sea igualitario.
De las mujeres que tienen un empleo, el 95% tiene que realizar trabajos domésticos en su hogar, contra el 56% de los hombres en la misma situación.
Pero además, según el informe Igualdad de Género y Desarrollo del Banco Mundial, por cada dólar que recibe un hombre de salario, a una mujer se ele entregan sólo 20 centavos.
La brecha de ingresos entre hombres y mujeres es todavía amplia si se considera que en los mismos puestos laborales, la diferencia mínima entre el sueldo entre ambos sexos es de 8.8%, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
La inequidad de oportunidades provoca que de los siete millones de mexicanos entre 15 y 29 años de edad que ni estudian ni trabajan, ocho de cada diez sean mujeres .
El aspirante presidencial del Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés Manuel López Obrador, ha prometido igualdad y no discriminación para las mujeres, aunque sin dar más detalles.
Lo mismo ocurre con la precandidata del Partido Acción Nacional (PAN), Josefina Vázquez Mota, quien ha llamado “guerreras” a las mujeres por poder hacer cinco cosas a la vez, ser valientes y luchar por políticas de igualdad y democráticas en el país.
En el caso de Gabriel Quadri, de Nueva Alianza, no ha incluido un discurso de género, pero sí se pronunció a favor de que las mujeres tengan derecho a decidir sobre su propio cuerpo con la interrupción ilegal del embarazo, que solo es aplicable en el Distrito Federal.
Según Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), “las prácticas de discriminación, machismo, misoginia o violencia de género son inaceptables en nuestra sociedad”.
Sin embargo, mientras fue gobernador del Estado de México (2005-2011), rechazó emitir una alerta por feminicidios y violencia contra las mujeres por considerar que ésta tenía fines electorales.
Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas y del Instituto Nacional de las Mujeres, en los últimos 25 años, en México han sido asesinadas 34,000 mujeres.
El año pasado, la Cámara de Diputados aprobó tipificar el feminicidio como un delito federal castigado hasta con 60 años de prisión. La iniciativa sigue pendiente en el Senado.
Solo nueve de las 32 entidades federativas tienen tipificado el feminicidio en sus códigos penales: Colima, Distrito Federal, Estado de México, Guerrero, Guanajuato, Morelos, San Luis Potosí, Veracruz y Tamaulipas.
La violencia de género en el país es otro reto. Según cifras del INEGI, el 47% de las mujeres casadas es víctima de abusos físicos de parte de su pareja, sin que éstos sean castigados.
Carmen no espera que los candidatos presidenciales cambien su situación actual de “no haber estudiado porque no había dinero o haberme ido con el novio sin saber que al final me quedaría con el niño sola”, pero sí confía en que “sean más claros”.
“Qué digan que van hacer y qué no. Tampoco les podemos pedir que cambien todo lo que ha estado igual de mal desde siempre, pero sí hay que decirles ‘oiga, ¿y usted qué tiene de diferente?’, porque yo sí quiero que mi hijo pueda ir a la escuela, que yo lo pueda mantener si me quedo sin mi trabajo y que no termine como yo limpiando casas solo porque estos señores no hablaron claro o yo no fui y voté”.