Acosta Chaparro, un general vinculado con el crimen y exonerado
Mario Arturo Acosta Chaparro, quien murió este viernes por tres heridas de bala en la cabeza en un supuesto atentado en la Ciudad de México, era un general retirado que fue vinculado con el narcotráfico y la guerrilla.
En agosto del 2000, el militar fue acusado de presuntos vínculos con el narcotráfico y de haber brindado protección al cártel de Juárez, encabezado por Amado Carrillo Fuentes, así como por el delito de peculado y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
"Acosta representa lo peor del Ejército mexicano: prepotencia, desprecio por las leyes, mano dura por sobre los derechos humanos", escribió en mayo de 2010 el periodista Alejandro Jiménez en el texto Acosta Chaparro: genocida publicado en su blog De Armas Tomar.
El general fue detenido en el Campo Militar Número 1, en agosto del 2000, junto a otro general ya fallecido, Francisco Quirós Hermosillo, por sus supuestos vínculos con el cartel de Juárez durante años.
A ambos se les juzgó, condenó y rebajó del rango de generales por esos cargos en un juicio realizado por la autoridad militar en noviembre de 2002 y permanecieron en prisión en el Campo Militar Número Uno de la Ciudad de México.
En el 2007, Acosta Chaparro recuperó su libertad luego de que un tribunal federal le otorgó un amparo por falta de pruebas que lo vincularan con organizaciones de narcotraficantes.
La decisión le devolvió el grado de general que perdió cuando fue condenado.
Acosta Chaparro también afrontó un juicio por su presunta participación en el delito de homicidio de 22 campesinos, hecho ocurrido durante la guerra sucia en la década de 1970, pero en febrero de 2006 fue absuelto después de que su defensa demostrara que no había elementos jurídicos para mantenerlo en prisión.
Organismos internacionales, como Amnistía Internacional, lo responsabilizaron de la “desaparición” de opositores al gobierno en esa época.
En la década de 1990, diputados del Partido de la Revolución Democrática (PRD) acusaron a Acosta Chaparro de participar directamente en la represión del movimiento insurgente, donde se registró un elevado número de guerrerenses muertos o desaparecidos en el gobierno de Rubén Figueroa Figueroa (1975-1981) y de haber preparado el enfrentamiento en el que murieron 17 personas en el paraje de Aguas Blancas en 1995.
El 28 de junio de 1995 un grupo de 40 campesinos, integrantes de la Organización Campesina de la Sierra del Sur, se dirigían a un mitin de la agrupación para pedir al gobierno de Guerrero la presentación con vida de uno de sus miembros detenido.
Cuando circulaban por el vado de Aguas Blancas, comunidad perteneciente a Coyuca de Benítez, municipio colindante con Acapulco, un grupo de al menos 400 policías —de las extintas corporaciones Judiciales y Motorizada— los emboscaron.
El resultado fue 17 campesinos muertos y 23 heridos, la mayoría de gravedad.
Con información de EFE