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La Caravana por la Paz termina su odisea por Estados Unidos

El activista dijo que al concluir el recorrido de la Caravana en Estados Unidos iniciará un "largo retiro"
mar 11 septiembre 2012 08:42 PM

Fragmentos de armas encapsuladas en un bloque de cemento; un mensaje en contra de la economía moderna en uno de los centros financieros del mundo; una visita sorpresiva al “sheriff más duro”; manifestaciones en lugares emblemáticos y, en general, un mensaje de paz y testimonios del “dolor que se origina aquí” resumen la forma en que la Caravana por la Paz llevó su causa a Estados Unidos, en un viaje de un mes que culmina este miércoles.

"Al final de este periplo  hemos llegado a Washington  para decirles ‘ayúdennos, ustedes también nos metieron en este problema. Dejemos a un lado estas tonterías de no entendimiento y asumamos nuestra responsabilidad. Como dijo (el presidente de EU) Roosevelt: se está quemando nuestra casa y ya los comienza a quemar a ustedes’", dijo Javier Sicilia, líder del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad.

Durante cuatro semanas protestaron en contra de la segunda enmienda de la Constitución que permite la posesión de armas, en contra de la guerra contra las drogas implementada desde la década de 1970; atacaron las políticas estrictas para los migrantes, recordaron a las víctimas de la violencia, criticaron a los gobiernos de México y Estados Unidos.

"Las armas se venden como dulces", dijo Sicilia este martes. “Esta guerra se creó aquí hace 40 años”, repitió en varios eventos de la Caravana. “Lo que nosotros hemos hecho con los migrantes centroamericanos es verdaderamente mucho más indigno”, consideró el primer día del viaje.

“Esta pelea no es solo por los números de víctimas, es por un dolor real y el sufrimiento por tantas muertes”, dijo también casi al inicio. “(Esta guerra) solo ha servido para aumentar la muerte, la corrupción, el crimen y el dinero amasado con el dolor, la injusticia y la pérdida de las libertades", afirmó en Nueva York.

El poeta que decidió construir un movimiento desde la sociedad civil después de que su hijo fue asesinado, en 2011, dijo que es paradójico que Estados Unidos tenga rostros de una democracia inmensa y también de una perversidad atroz.

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“Estamos perdiendo algo esencial que Estados Unidos dio al mundo: la democracia. Estamos volviendo a sociedades autoritarias donde los ciudadanos son presas de la violencia del Estado", consideró.

 “Venimos a sembrar las semillas”

En su penúltimo día de viaje, en Washington DC, y un día antes de presentarse ante el Congreso, el poeta recordó los propósitos de la travesía.

No pretendían atacar la segunda enmienda, sino sensibilizar a los estadounidenses sobre cómo las armas pueden caer en manos de criminales y detonar tragedias masivas. La otra intención era que la sociedad escuchara a las madres que han perdido a sus hijos.

Precisamente este martes en la capital estadounidense, Araceli Rodríguez relató cómo su hijo, un policía federal asignado en Michoacán, fue asesinado de un balazo en la cabeza y su cuerpo desmembrado y disuelto en ácido, en un paraje de siembra de aguacates. Por otra parte, María Herrera contó que perdió a dos hijos en 2008, y dos años más tarde, cuando buscaban a sus hermanos, otros dos desaparecieron.

"Somos el rostro del dolor detrás de la abstracción", advirtió Sicilia. "¿Cómo es posible que haya 20,000 desaparecidos? Esto es como Auschwitz".

Al final, un balance positivo: “Sabemos que no vamos a resolver los problemas, pero venimos a sembrar las semillas y lo que hemos logrado es importante: que ciudadanos mexicanos y estadounidenses hagamos un trabajo de diplomacia ciudadana, un trabajo conjunto de vecindad para frenar los equívocos de nuestros políticos", dijo en el discurso que pronunció en el Woodrow Wilson Center.

Durante su viaje, el Movimiento por la Paz fue apoyado por organizaciones estadounidenses como Law Enforcement Against Prohibition, una institución de Baltimore que apoya la legalización de los narcóticos como alternativa para detener la violencia generada por las drogas, y por la AFLCIO, la organización sindical más grande de Estados Unidos.

El académico Sergio Aguayo, quien acompañó a la Caravana, dijo que sirvió para cultivar semillas de entendimiento en una “sociedad frívola y distante” como la estadounidense.

Joy Olson, directora ejecutiva de The Washington Office on Latin America (Wola), consideró que la presencia de Sicilia ayudó a sacudir algunos temas vitales que parecen empantanados.

"Todo tiene consecuencias y el escándalo de la operación Rápido y Furioso ha llevado a una parálisis en el tema de tráfico de armas. Es preciso dejar de pensar en la corresponsabilidad solo en términos de transferencia de dinero y entrenamiento en la Iniciativa Mérida y preocuparnos por presionar para detener el contrabando de armas que nutre a los cárteles", dijo.

Lázaro Cárdenas Batel, ex gobernador de Michoacán e investigador de Wola, agregó que este recorrido fue relevante porque humanizó la tragedia que se vive en México.

"No es fácil romper las inercias en ninguno de los dos países. Tampoco es fácil tener eco en Washington, una ciudad que cotidianamente es escenario de marchas y protestas. Aún así, era necesario dar a conocer estos testimonios aquí, donde se deciden y ante algunos de quienes deciden las políticas imperantes”.

¿Y después de la Caravana?

Javier Sicilia dijo que al concluir el recorrido con la Caravana en Estados Unidos se retirará un tiempo de las actividades del Movimiento por la Paz.

“En unos meses no me van a ver”, dijo Sicilia al periodista Cirio Gómez Leyva, de la cadena Radio Fórmula. “Pero volveremos”.

“Voy a retirarme un rato. Tengo que hacer un largo retiro. Tengo también que verme a mí mismo, volver a mi proporción, mirar, traigo mucho dolor, tengo que mirarme adentro, el movimiento seguirá, yo seguiré, pero me voy a retirar un rato”, agregó.

Sicilia había indicado en agosto en  una entrevista a CNNMéxico que, al concluir la #CaravanaUSA, regresaría al Arca en Francia , una comunidad laica inspirada en el ashram, un espacio aislado dedicado al aprendizaje espiritual.

En Washington, sentenció: "Venimos a decir que hay una parte de responsabilidad en el dolor que estamos viviendo, que nosotros ya asumimos nuestra responsabilidad, pero que si no nos sentamos — como dicen los estadounidenses— ‘en la mesa de la cocina’ a resolver los problemas entonces nos van a dejar solos y van a seguir siendo solidarios del crimen".

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