Padres de Nueva Jerusalén rechazan impartición de clases en otra comunidad
Este martes, fecha en la que el secretario de Gobierno de Michoacán, Jesús Reyna García había asegurado iniciarían las clases en la comunidad de Nueva Jerusalén, solo un niño asistió a las aulas de lámina galvanizada ubicadas en La Injertada, la comunidad más cercana.
Emiliano Juárez quien ha sido representante de los padres de familia, consideró que las aulas móviles son una "estrategia" instrumentada por el gobierno con la intención de que sean expulsados de la localidad, debido a que la construcción de escuelas fuera de Nueva Jerusalén es una propuesta realizada por Martín de Tours, el líder religioso del lugar.
“Aquí nacimos y de aquí no nos vamos, el gobierno está a favor de los religiosos y fanáticos”, esa fue la respuesta del grupo denominado disidente o laico, al gobierno del estado que decidió dar educación a sus hijos en otra comunidad.
Las aulas móviles construidas por el gobierno de Michoacán se quedaron abandonadas y sin posibilidad de que los menores se integren a las actividades escolares. Los padres de familia del grupo disidente dicen que prefieren que sus hijos pierdan el año a dejar estas tierras.
El 21 de agosto, mientras 27.5 millones de niños regresaron a clases en el país, en Nueva Jerusalén un grupo de pobladores lo impidió .
Mujeres y hombres, seguidores de Martín de Tours, bloquearon las vías de acceso al pueblo, y a golpes impidieron el paso de niños, padres de familia y maestros a una casa que fue habilitada como escuela, lo que dejó tres lesionados, según el gobierno estatal.
Por ello, Juárez expuso que en sus casas instruirán a los menores con lo “poquito” que ellos han aprendido y buscarán que sus hijos adquieran conocimiento sobre derechos humanos, por lo que han solicitado material de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
Según el encargado de la política interna en el estado, en la Nueva Jerusalén se estima hay 3,000 personas y de esas, 2, 500 son seguidores de Martín de Tours, quien se ha autoproclamado el líder religioso de la localidad.
Emiliano Juárez insistió en que sus hijos no irán a clases a La Injertada, sitio ubicado a medio kilómetro de esta localidad enclavada en el municipio de Turicato, perteneciente a la región de Tierra Caliente.
“No es un capricho nuestro sino del gobierno del estado”, señalan los padres que insistieron en que es preferible que los niños pierdan el año, mientras no sea resuelto el problema y la Secretaría de Educación vuelva a construir las aulas derribadas el 6 de julio.
Los padres de familia también argumentan la falta de condiciones para trasladarse a la zona, que para sus hijos implicaría caminar al menos 20 minutos por una brecha insegura y cruzar un río que crece en el temporal de lluvias.
Juárez también criticó que las aulas tengan techos de lámina galvanizada, un material inadecuado en una región cuyo termómetro en temporada de calor alcanza los 40 grados centígrados.
El 8 de septiembre, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) abrió un expediente de queja sobre la comunidad de Nueva Jerusalén. El organismo informó que “solicitó a las autoridades competentes la aplicación de medidas cautelares para garantizar la integridad física de sus habitantes”, así como “la prestación del servicio educativo”, según un comunicado.