Comunidades habitadas por mayas sobreviven a siglos de historia
En la quietud de las calles de Tinum, un poblado de unos 3,000 habitantes, las costumbres, rituales y símbolos de la cultura maya sobreviven a siglos de historia.
“Yo soy maya, mis antepasados son mayas”, dice Eugenio Dzib Dzib, de 83 años de edad, al referirse a esta civilización milenaria asentada en la península de Yucatán, al sur de México.
Dzib Dzib (apellido maya que en español significa: escribe, escribe), dice que además del idioma, heredó de sus ancestros las técnicas tradicionales de cultivo y caza de animales.
“En ese tiempo no se usaban fertilizantes, solo la fuerza de la madre tierra hace que los sembradíos vivan adecuadamente”, cuenta, mientras presume la parcela donde entre las hojas verdes se asoman frutas y verduras de gran tamaño y colorido.
Agrega que tampoco había medicamentos y muchos de los padecimientos eran curados con hierbas y masaje, técnica que utiliza para atender padecimientos vinculados al intestino y estómago.
Aunque supera las ocho décadas, Eugenio camina casi erguido y a paso rápido, "aún corro", dice, y luego aclara que no padece ninguna enfermedad. Explica que el secreto de su longevidad también proviene de sus ancestros.
"Comer verde es lo más sano", señala este hombre que empieza sus labores antes de las cuatro de la mañana y se va a dormir cuando el sol se oculta.
Tinum está ubicado a dos horas de Mérida, la capital del estado. Las casas se apegan a las técnicas mayas: techos de palma y con forma piramidal, paredes de tronco y suelos arenosos.
Guillermo Bernal, investigador de tiempo completo del Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que los mayas de Yucatán han logrado preservar muchos de los ritos y costumbres de sus antepasados, entre ellos la lengua que proviene de la misma familia lingüística que hablaban los primeros pobladores de esta civilización.
Los tejados hechos con palma de guano y la estructura de sus viviendas construidas con armazones y muros bajitos, “se puede rastrear y se pueden identificar sin muchas modificaciones desde la época prehispánica”, agrega.
Advierte que salvo algunas influencias de los conquistadores españoles, las formas de vida de esta comunidad permanecen casi intactas, como los ritos previos y posteriores a las cosechas , entre los que son comunes ofrendas como los tamales.
“Los apellidos actuales responden a las antiguas familias y a los patronímicos tradicionales, incluso algunos de ellos se pueden rastrear en las inscripciones del periodo clásico, pertenecen a nombres de familias muy añejas y está atestiguado en las inscripciones glíficas”, precisa.
El investigador estima que el 75% de la población del sureste mexicano —Yucatán Campeche y Quintana Roo—, pertenecen al contexto tradicional de los mayas.
José Asunción Couoh Mukul, que nació hace 54 años en este poblado, trabaja en su propia carpintería tallando muebles y objetos con símbolos y escritura maya . Afirma que a través de estas expresiones y del uso de instrumentos musicales, ritos y ofrendas “estamos haciendo que la cultura viva otra vez, con hechos podemos recuperar parte de esto que piensan que ya no existe”.
“Somos mayas de corazón, llevar esto en la sangre es un orgullo”, refuerza Jezreel Padilla, descendiente de mayas que actualmente trabaja como guía de turistas en la zona arqueológica de Chichen-itzá.
Manuel Xijum se considera un sacerdote maya, practica ritos y cura con plantas, es además un estudioso de la cultura de sus ancestros y del misticismo que envuelve a esta civilización .
“La mayor parte de la humanidad, la mayor parte de la gente, inclusive las autoridades turísticas, muestran lo que son los edificios como atractivo bonito, pero no es lo atractivo, es la esencia de lo que está escondido en cada centro ceremonial”, dice al referirse a los escasos vestigios mayas que sobreviven.
Couoh Mukul señala que preservar las tradiciones y cultura maya ha sido un esfuerzo arduo: “A veces estamos en contra de nuestros apellidos por falta de conocimiento, pero la cultura (heredada por la civilización maya) está viva, claro que está viva”.
“Nos daba pena que hablen (los niños y jóvenes) medio español y medio maya, ahora de pequeños les hablamos en español y de grandes les enseñamos maya, que sepan diferenciar cuando es un idioma y cuando es otro, porque a veces hay muchos que hablan tres idiomas en una misma frase”, agrega.
¿A dónde fueron los mayas?
Hacía dónde fueron los mayas luego de la conquista de los españoles es una de las preguntas que varios siglos después intentan descifrar historiadores y antropólogos ante los eslabones sueltos que dejó el exterminio de los conquistadores.
En una publicación elaborada para el Centro de Estudios Mayas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el investigador Juan García Targa, indica que fue alrededor del siglo X cuando comienza la destrucción de las ciudades mayas a raíz del abandono de muchas de ellas en lo que se conoce como el ‘colapso maya’, “fundamentalmente en las tierras bajas del sur, hecho explicado desde diferentes perspectivas, aunque no satisfactorias en todos los casos”.
“Durante este tiempo ocurre el abandono masivo de grandes sitios como Tikal, Palenque, Copán, Cancuén, Calakmil, entre otros”, establece.
Son varias las teorías respecto a la ruta que siguieron tras el abandono de sus principales ciudades, entre otras que abusaron de la explotación de los bosques y su entorno natural, lo que los obligó a migrar hacia el sur. Otra de las versiones apunta que huyeron ante el acoso de los españoles.
“Cuando llegaron los primeros colonizadores, los mayas no querían mezclar su cultura, no querían pagar tributos, no querían que sus pueblos fueran profanados, lo que ellos hicieron es que abandonaron Chichén Itzá, se fueron a Guatemala y de Guatemala se fueron a Belice, de ahí no se supo más”, explica Jezreel Padilla, maya y guía de turistas.
Mientras las teorías abundan, los habitantes de Tinum buscan dejar constancia de que este grupo sigue vivo a través de sus herederos quienes preservan su lengua, apellidos, rituales y tradiciones mayas.