Benedicto XVI, el papa que se distanció de México para mirar hacia Europa
A diferencia del pontificado de Juan Pablo II, la relación entre México y Benedicto XVI se mantuvo distante, no fue un pontífice cercano a una de sus feligresías más numerosas. En ocho años de papado visitó México solo una vez, mientras que su antecesor, lo hizo en cinco ocasiones durante 27 años, lo que incluso le valió ser identificado como El Papa mexicano.
“Era muy difícil recuperar esa relación tan cercana que construyó Juan Pablo II. Este Papa (Benedicto XVI) no tiene un estilo pastoral incluyente, es decir, no adapta culturas, no entra en diálogos de otras lenguas, no adopta costumbres y en general, en el caso de México optó por olvidar la cercanía con el pueblo fiel”, dijo Alejandro Díaz-Domínguez, profesor del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) con estudios en religión.
Expertos en temas religiosos califican esta relación como “lejana y fría”, pese a que México fue el primer país de habla hispana que visitó. Aunque reconocen que esta distancia se debió a que su pontificado se enfocó en lograr la “reevangelización” de Europa, también destacaron discrepancias entre el Papa y la grey católica mexicana.
“Estaba más enfocado en Europa y el proyecto de reevangelizar a los países europeos”, consideró el sacerdote Gonzalo Balderas Vega, académico del departamento de Ciencias Religiosas de la Universidad Iberoamericana (UIA).
En América Latina existe el mayor porcentaje de católicos del mundo —42%, según el Vaticano—, no obstante, el Papa consideraba “más importante” consolidar las políticas de la Iglesia en Europa en donde la religión “ha ido a la baja”, explicó Balderas.
Para Bernardo Barranco, sociólogo experto en temas de religión, esa “falta de atención” es uno de los grandes pendientes de Benedicto XVI con la Iglesia mexicana pues las cifras de católicos también se han reducido, según datos oficiales.
Maciel, una barrera entre el Papa y México
La distancia Benedicto XVI con México también se atribuye, según Barranco a razones domésticas. “(El Papa) tomó distancia en México porque se distanció del cardenal (Norberto) Rivera, quien incluso jugó un papel terciario en la visita del Papa de marzo pasado”.
“Benedicto XVI tuvo una relación muy conflictiva con la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM). Sabían que era el hombre que le prohibió dar misa a Marcial Maciel. Estas situaciones hicieron que la imagen de Benedicto XVI fuera boicoteada en México por el Episcopado Mexicano”, explicó Elio Masferrer Kan, presidente de la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Religiones.
En la década de 1990, Norberto Rivera desestimó las denuncias sobre abuso sexual en contra del padre Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, señalando que eran solo un "complot contra la Iglesia". Dos décadas después pidió cerrar el caso tras la indagatoria que ordenó Benedicto XVI.
Benedicto reconoció los abusos que cometió Maciel en el seno de la Iglesia mexicana. En el libro Luz del Mundo, presentado en 2010 en El Vaticano, señaló que el fundador de los Legionarios de Cristo llevó una vida "aventurera, derrochada y extraviada" y lo calificó como un "falso profeta".
Los Legionarios de Cristo fueron fundados por Maciel en 1941. En medio siglo, logró presencia en 37 países y 68,000 miembros. Además maneja 15 universidades a través de la Red de Universidades Anáhuac en México, España, Estados Unidos, Italia y Chile.
Desde el inicio de su pontificado, Juan Pablo II trabajó de cerca con los legionarios. En 1983 aprobó las Constituciones de los legionarios y en un “gesto sin precedentes”, según el sitio web de la legión, celebró la ordenación de 60 sacerdotes de la congregación y en 1994 reconoció a Maciel como líder mundial de la juventud.
Benedicto XVI ordenó en 2009 un proceso de reforma interna en la congregación de los Legionarios de Cristo, tras reconocer los abusos a menores cometidos por su fundador. También le pidió a Maciel que se retirara de la vida pública religiosa y se dedicara a la “vida de oración y penitencia”.
Además, el Papa solicitó abrir otros procesos de investigación de abuso en los que podrían estar involucrados otros sacerdotes mexicanos.
Según Maferrer, doctor en Antropología, la “relación conflictiva” entre la CEM y el Papa se complicó porque la Iglesia mexicana rechazaba las reformas de control contra los abusos y los casos de pederastia en el país , por los que incluso Norberto Rivera declaró en 2007 ante una corte de Los Ángeles, en Estados Unidos.
Barranco recordó que mientras en las dos últimas visitas de Juan Pablo II a México (1999 y 2002), Norberto Rivera fue el protagonista al ser el anfitrión del Papa, durante la visita de Benedicto “fue relegado por su excesiva identificación con Marcial Maciel y las denuncias de ocultamiento de abusos sexuales a las que Benedicto intentó hacer frente”.
Durante esta visita, el Papa no tuvo encuentros con presuntas víctimas de abuso, pese a que se había reunido con víctimas en otras de sus giras por Estados Unidos, Irlanda, Inglaterra y Alemania, todas organizadas por las Iglesias locales.
El Vaticano no explicó los motivos, pero el Episcopado Mexicano refirió que no la organizó porque desconocía los nombres de los supuestos afectados. "Nosotros no podemos asumir el liderazgo de algo que no conocemos", dijo entonces el presidente de la CEM, Carlos Aguiar Retes.
Desde que fue elegido Papa en 2005, Benedicto XVI insistió al Episcopado Mexicano en la necesidad de contar con una guía para el combate a los abusos sexuales contra menores redactada por los mismos sacerdotes del país, para evitar repetir el caso Maciel. El documento fue entregado a El Vaticano en junio de 2012; el 5 de febrero pasado, la Santa Sede presentó estas líneas guía que dictan cómo afrontar y prevenir los casos de abuso.
Para la CEM, la renuncia de Benedicto XVI es una muestra de fe y de que el Papa es un hombre “abierto, honesto, transparente (….) de decisiones fuertes”, dijo en conferencia de prensa Eugenio Lira, secretario general de este organismo.
“El cardenal Rivera podría estar relativamente contento con esta renuncia (de Benedicto XVI) porque tiene la posibilidad con un nuevo Papa, de otra vez jugar en grandes ligas y ser protagonista de una relación cercana del Papa con México”, dijo Bernardo Barranco.
A partir de marzo, tres arzobispos mexicanos podrán participar en la elección de un nuevo Papa; a diferencia de hace ocho años, cuando Benedicto XVI ocupó el lugar de Juan Pablo II, y solo estuvo incluido un sacerdote de México, Norberto Rivera.
Benedicto, lejos del pueblo, cerca del poder
En abril del año pasado, Benedicto XVI dijo que su visita a México , del 23 al 28 de marzo de 2012, había sido de “días inolvidables, de alegría y de esperanza”, que tendría marcados para siempre en el corazón.
Para el académico, otra característica de la relación de Benedicto XVI con México es la cercanía solo “con la elite política y no con el pueblo fiel”, que fue “evidente” en Roma y durante su visita al país en marzo pasado.
“Fue lejano del pueblo, pero cercano a una parte importante de la elite en México. Un ejemplo claro es con el presidente actual (Enrique Peña Nieto), que viajó al Vaticano con un avión lleno de obispos, pero también hay que pasar lista de quiénes fueron a la misa que ofreció en Guanajuato”, explicó Díaz-Domínguez.
El presidente Peña Nieto se comprometió en 2009 con la actriz, Angélica Rivera , durante una visita que el mandatario realizó al Vaticano como gobernador del Estado de México, en donde recibieron la bendición del Papa.
Tres años después, Peña Nieto fue uno de los invitados a la misa que Benedicto XVI ofreció en el cerro del Cubilete en Guanajuato, junto con los entonces candidatos a la Presidencia de la República, Gabriel Quadri, Josefina Vázquez Mota y Andrés Manuel López Obrador.
En esa ceremonia también estuvieron presentes el entonces presidente de México, Felipe Calderón; con su esposa Margarita Zavala; el exmandatario Vicente Fox; los presidentes de los principales partidos políticos, coordinadores parlamentarios en la Cámara de Diputados y el Senado; legisladores, secretarios de Estado y empresarios como Carlos Slim Helú, Emilio Azcárraga, Ricardo Salinas Pliego y Lorenzo Servitje.