Los encapuchados sobreviven en la Rectoría con apoyo de 'la banda'
El diálogo es con un joven de ojos claros que cubre su rostro con una camiseta negra y una bufanda del mismo color.
Dice que desde que empezó la protesta el viernes pasado, nada les ha faltado, han comido pan, atún enlatado y “todo lo que la banda trae”. Pero que justo ahora lo que les hace falta es agua.
Ellos mismos se organizan en turnos para que unos cuantos puedan abandonar la Rectoría de la UNAM, que han mantenido tomada por seis días, y salen de compras por víveres.
Su salida es discreta, difícilmente se percata el contingente de periodistas que se mantiene en la explanada de la Rectoría.
Otras veces llegan personas con bolsas de pan o víveres en los brazos y los dejan frente a la toma que han hecho del edificio donde se concentran las áreas neurálgicas de la Universidad
La mañana de este jueves amaneció un plantón con tiendas de campaña. Unos cuántos jóvenes, que están dentro dicen venir en apoyo a los encapuchados, que parecen no ser más de 20.
Rechazan dar a conocer de dónde vienen, pero aseguran que los encapuchados tienen el apoyo de “padres de familia”. Dicen que la mañana tuvieron que ir a trabajar, pero que por la tarde regresarían.
Este jueves se volvió tenso el ambiente por la tarde, cuando un motociclista, según testigos, de una televisora, llegó con un pasamontañas, como suelen protegerse por el viento, y fue objeto de burlas entre algunos de los periodistas que se mantienen en la explanada de la Rectoría.
El hombre sacó una hoja y comenzó a hablar como si estuviera leyendo un comunicado: "Quiero desayuno, quiero cerveza, quiero cigarros,...".
Le pusieron un micrófono enfrente simulando una entrevista y la escena fue leída por los manifestantes como una agresión. Un grupo de jóvenes lo rodeó, y le reclamó su "falta de profesionalismo".
"Son unos incultos e irrespetuosos", dijo la voz de una joven. "¡Sigue burlándote! (...) El periodismo es algo que se debe tomar en serio", gritó la voz de otro joven, según se escucha en un video publicado en Youtube que muestra una parte de la escena que detonó el conflicto.
Según algunos testigos, los encapuchados que tienen tomada la Rectoría exigían que se fueran los reporteros de dos televisoras. Otro integrante comenzó a pedir a todos los medios que se identificaran.
En un momento de distracción, el hombre retenido se fue con ayuda de otro motociclista.
Los manifestantes decidieron hacer una asamblea para determinar qué hacer con respecto a la presencia de los medios de comunicación.
El Consejo Universitario demanda la entrega inmediata de las instalaciones
En un comunicado, la Universidad informó este jueves que la Comisión Especial de Seguridad del Consejo Universitario “demanda al grupo violento que ocupa ilegalmente la Torre de Rectoría, la entrega inmediata de las instalaciones”.
El Consejo Universitario representa a alumnos, profesores, investigadores, trabajadores, directores de facultades, centros e institutos y todas las instancias universitarias.
La UNAM informó que han recabado 18,300 testimonios de alumnos que pertenecen a las 160 escuelas del sistema incorporado que rechazan las acciones de las “personas encapuchadas”.
La rectoría, el abogado de la UNAM y demás autoridades no estuvieron disponibles para responder qué otras acciones tomarán para lograr la liberación del edificio.
El miércoles, la UNAM ratificó la denuncia contra la toma de Rectoría ante la Procuraduría General de la República (PGR). El abogado de la universidad, Raúl González Pérez, lo informó a los jóvenes que se mantienen en el edificio con una carta.
Salen protestantes a pedir apoyo
Cuando dieron las 14:00 horas, dos de los jóvenes encapuchados salieron de la Rectoría para encabezar una manifestación alrededor de uno de los circuitos de Ciudad Universitaria.
Iban en busca de apoyo para “rechazar la represión” y la entrada de la policía federal a la UNAM. “En las aulas, cabrones, no se dan las soluciones”, exigieron a estudiantes. Pero el contingente lo integraban unas 100 personas, todas con el rostro al aire libre, solamente dos de ellos mantuvieron cubierto su rostro.
La respuesta fueron reclamos de estudiantes , que a su paso, les gritaban condenas por dañar los murales de David Alfaro Siquieros, que visten el edificio de la rectoría, catalogados por la Unesco como patrimonio cultural de la humanidad.
“El patrimonio somos todos”, reaccionaron los manifestantes.
Los que integraban la marcha portaban mantas que decían Arquitectura, llegaron organizados a la cita con banderas anaranjadas con la palabra “autogobierno”. En medio de la lluvia, gritaban “Solución sin represión” “Ni el viento ni la lluvia detendrán esta lucha”.
La marcha se detuvo en tres ocasiones para leer un comunicado reiterando sus denuncias: que se “ha criminalizado su protesta”, que “se violó la autonomía de la Universidad “cuando policías estatales y municipales entraron en febrero pasado a las instalaciones del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Naucalpan y que “la reforma educativa en educación media superior y superior atenta contra el pensamiento crítico”.
La marcha concluyó frente al edificio de Rectoría, el mismo punto de partida, sin más apoyo del que tuvo al inicio.
Este miércoles los encapuchados dijeron tener miedo de ir a la cárcel, pidieron que se les deje ir libre de cargos y que después de tener esa garantía, buscarán diálogo con el Rector y la sirectora del CCH Naucalpan.
A diferencia del primer día de la toma, las ventanas del edificio de Rectoría ya no tienen pintas, los mismos ocupantes borraron las consignas que pintaron y dejaron sólo las pancartas .
Después de uno de los tantos diálogos con estudiantes, los encapuchados cedieron a una de las peticiones de jóvenes que no están de acuerdo con la toma del edificio principal de la UNAM, “protestar, pero sin dañar la universidad, sin pintas en cristales ni más daños”.