La población está segura; ladrones de material radiactivo podrían morir
Los habitantes de los alrededores de Hueypoxtla, Estado de México, donde el miércoles fue localizado el contenedor de cobalto-60 robado, están fuera de peligro ante la presencia del material radiactivo, confirmó este jueves la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
Sin embargo, el panorama es distinto para quienes robaron el camión que transportaba el dispositivo médico en desuso, ya que es muy probable que estén a punto de morir o quizá ya fallecieron, aseguró Juan Eibenschutz, director de la Comisión Nacional de Energía Nuclear y Salvaguardias (CNENS).
“El cabezal (del contenedor) fue violado y la fuente se extrajo”, dijo Eibenschutz a Milenio Televisión este miércoles, y advirtió que "la probabilidad de que quien manipuló esto a mano tenga daños irreversibles es muy grande, es casi absolutamente seguro que quien sacó este material a mano o ya están muertos o están a punto de fallecer”.
Sobre los síntomas que causa la exposición directa al cobalto-60, el director de la CNENS explicó que son vómito, diarrea y fiebre alta. "Todos los síntomas de un envenenamiento serio, quemaduras. Se le obstruyen los órganos, los riñones, el hígado, todos los tejidos sensibles con estas elevadas dosis", dijo.
La fuente radiactiva es considerada de categoría 1, lo cual significa que es “extremadamente peligrosa para una persona. Si no se maneja de forma segura o protegida con seguridad, sería probable que cause daño permanente a una persona”, de acuerdo con el comunicado de la AIEA.
Los hospitales de la zona de Hueypoxtla fueron alertados para identificar a personas que tengan síntomas asociados a la exposición de este material, detalló la agencia.
De acuerdo con la información facilitada por las autoridades mexicanas a la AIEA, los pobladores del municipio donde los ladrones abandonaron el camión, a unos 40 kilómetros del lugar del robo (en Hidalgo) de este lunes, “están seguros y se mantendrán a salvo”.
El camión fue robado este lunes en Hidalgo, a 40 kilómetros del lugar donde fue abandonado.
La empresa encargada de transportar el cabezal (donde viene el contenedor con el cobalto 60) no contaba con las medidas mínimas para transportar este tipo de dispositivo, ya que el camión no contaba con un GPS ni con el equipo completo para trasladarlo, según la CNENS.
