Testimonios: Ellos son los desaparecidos de Guerrero
Los expedientes recabados por las agrupaciones de familiares de desaparecidos en Guerrero señalan dos realidades: los jóvenes desaparecen a manos de hombres armados o de efectivos policiacos municipales y del Ejército.
Estas historias se replican en los expedientes que mantienen las organizaciones de familiares de desaparecidos en los municipios de Chilapa e Iguala, donde ocurrió el emblemático caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.
El vocero de los desaparecidos en Chilapa, José Díaz Navarro informó que ya entregaron al Comité Contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) expedientes y relatorías de los casos para que se pueda ampliar la petición de acción urgente al gobierno mexicano.
A continuación te presentamos algunas de las historias de los desaparecidos de Guerrero.
'Me sangra el corazón'
Un ejemplo de los señalamientos hacia efectivos de las corporaciones encargadas de salvaguardar la integridad de la población es el caso de seis jóvenes, uno de ellos de 17 años de edad, quienes desaparecieron la noche del 1 de marzo de 2010 en el exterior de una discoteca ubicada sobre el bulevar Colegio Militar, en Iguala.
Dos de las familias de esas seis víctimas denunciaron en 2011 que efectivos del 27 Batallón de Infantería habían participado en dicha desaparición, dando supuesta protección a hombres armados que iban a bordo de tres camionetas, en las cuales se llevaron a los jóvenes.
Félix Pita García, padre del menor de edad desaparecido, informó entonces que acudió ante personal militar para preguntar por su hijo, pero no recibió respuesta. También presentó el caso ante el gobierno del estado, donde tampoco hubo avances sobre la localización de su hijo y las otras cinco personas.
Pita García contactó en noviembre de 2014 al movimiento Ciencia Forense Ciudadana para dar su muestra de ADN, con la esperanza de que avanzara la búsqueda de su hijo.
“Me duele mucho, me sangra en abundancia el corazón, se ensañaron con un chamaco adolescente de 17 años, un chamaco preparatoriano muy hábil para la cuestión del audio”, dijo Pita García, a cuatro años de la desaparición de su hijo.
Familiares de estos seis jóvenes lamentaron que nadie se haya presentado a dar testimonio de los hechos “por miedo” a los militares, y que ni la Federación ni el gobierno del estado hayan ofrecido una explicación sobre el tema.
'¿Cómo iba a hacer algo?'
Otro caso, ocurrido en febrero de este año, es el de una pareja de vendedores ambulantes del centro de Iguala, cuyos hijos fueron llevados por hombres armados.
Los padres de las víctimas ya habían terminado su jornada, y la familia completa estaba guardando en cajas y bolsas todo lo que no habían vendido en el día, cuando llegaron personas armadas en dos camionetas, y delante de sus propios ojos se llevaron a sus dos hijos.
“Todo pasó muy rápido, ¿cómo iba a hacer algo? Estaban armados y no supe qué hacer. Ya no hice nada”, relató a CNNMéxico el padre, quien pidió mantenerse en el anonimato por temor a represalias, pero cuyo caso está registrado por el comité de desaparecidos en Iguala.
Los desaparecidos de Chilapa
Uno de los casos documentados en el municipio de Chilapa, en la región Centro del estado, es el de una madre que denunció que su hijo, que se dedicaba a vender tortillas en la calle, fue “levantado” mientras trabajaba. Los hechos habrían ocurrido durante los cinco días que hombres armados tuvieron el control de la cabecera municipal.
“No hacía nada, solo vendía tortillas en la calle. Sentí algo cuando vi que no llegaba a la casa”, señaló la madre del joven desaparecido desde mayo de 2015.
Otro caso es el de Gilberto Abundiz Sánchez, de 30 años de edad, y quien desapareció el 30 de marzo de este año justo afuera de su casa, en la cabecera municipal de Chilapa.
Lizet Abundiz Sánchez, hermana de Gilberto, relató ante el comité de desaparecidos que su familiar desapareció en plena mañana, mientras regaba las plantas en la entrada de su casa en la colonia Municipio Libre.
Gilberto había ido a Chilapa de vacaciones, pues estudiaba Artes Visuales en Michoacán y ya radicaba en Morelia.