5 datos que no sabías sobre el silbato contra el acoso sexual
La presentación de un silbato por el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa, como parte del programa para prevenir la violencia sexual generó criticas y reacciones en redes sociales sobre su utilidad.
La "Estrategia 30-100", para prevenir este tipo de acoso en transporte y espacios públicos, fue anunciada este miércoles por el gobierno capitalino, e incluye otras medidas como la instalación de un refugio y recuperación de espacios públicos... pero el silbato fue lo que acaparó la atención pública.
Y las redes sociales hicieron lo suyo. La imagen se viralizó, el hashtag #ElPitoDeMancera se ubicó como uno de los trending topic más comentados... y surgieron los memes.
Pero, más allá de burlas y polémicas, te contamos el origen datos sobre este objeto.
1. El silbato
El instrumento presentado por Mancera forma parte de la “Estrategia 30-100 contra la violencia hacia las mujeres en el transporte y espacios públicos”, implementada en la Ciudad de México un día después de la marcha “Vivas nos queremos” —ocurrida en varios estados del país el 24 de abril—, en la que miles de mujeres denunciaron agresiones sexuales y pidieron un alto a la violencia en su contra.
En 30 días, se ha recibido la denuncia de 225 casos de acoso sexual, la mayoría en el Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, destacó Mancera como parte del informe de resultados de este mecanismo.
2. Rape whistle
Datos del Gobierno de la Ciudad de México señalan que el promedio de edad de las mujeres agredidas es de 22 años, lo que va de acuerdo con el rango de jóvenes que acuden a las universidades, y motivo por el cual en planteles de Estados Unidos y Canadá se usa el llamado rape whistle.
En Estados Unidos, la organización Clery Center For Security on Campus se encarga de promover la seguridad de los estudiantes de las agresiones sexuales, entre otras, que incluye un silbato.
Asimismo en Canadá, existe un organismo llamado Canadian Women’s Foundation Rape Whistle, en el mismo sentido.
"Es otro elemento que fue platicado con las mujeres, por las mujeres, que se aplica en otros países, en algunos casos para protección escolar, en otros para hablar de estragos naturales, de catástrofes naturales, pero que tiene mucha efectividad, que me parece que es un señalamiento a la sociedad, que es un símbolo", manifestó Mancera
3. Un arma de bajo costo
De acuerdo con la página especializada en vender productos de seguridad TBO-Tech, el dispositivo que ayuda a llamar la atención si se es abordado por un violador, ladrón u otro tipo de atacante, puede provocar que el agresor se vaya.
El silbato tiene un costo, de acuerdo con dicho sitio de internet, de 17.95 dólares, mientras que en Amazon el diseño parecido al que se distribuirá en la Ciudad de México, de la marca ACME, es de 6.18 dólares.
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4. Es solo una ocurrencia
Ante la falta de información sobre la entrega, uso y demás mecanismos sobre el silbato, la directora del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE), Regina Tamés, señaló que es solo una “medida paliativa”.
“Nos parece que el silbato, más allá que haya mujeres que sí se sientan más tranquilas, creo que es algo muy ocurrente, no fue algo pensado y es lo que tiene enojada a las mujeres”, dijo a RadioFórmula, y expuso que el tema de fondo para cuestiones de seguridad como éste tiene que ver con la educación, la prevención y la impunidad.
5. Acoso en lugares públicos
De acuerdo con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), la mayor parte de los asuntos atendidos por violencia sexual entre 2010 y 2015 tienen que ver con abusos sexuales y violaciones. Sin embargo, destaca el hecho de que 19.4% de los casos atendidos se refieren a hostigamiento sexual y 11.8% a acoso sexual.
El primer diagnóstico sobre la violencia sexual señala que por la naturaleza de los asuntos que se atienden en los organismos de derechos humanos, la información que brindaron muestra que 38.1% de los asuntos de violencia sexual atendidos ocurrieron en centros escolares, 31.3% en instituciones públicas, 8.2% en centros de trabajo, 5.3% en casas de habitación, 3.3% en la vía pública, 4.7% en otros lugares y sobre el 8.9% no se tienen datos del lugar de ocurrencia.
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