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144,000 latinoamericanos son asesinados cada año, según un informe de ONG

Factores como la desigualdad, la pobreza y la impunidad elevan los niveles de violencia en la región, advierten las organizaciones que participan en la campaña Instinto de Vida.
mar 20 junio 2017 03:46 PM
Diagnóstico de la violencia
Diagnóstico de la violencia Se estima que en América Latina y el Caribe ocurren 400 homicidios al día.

El incremento en el número de homicidios en América Latina y el Caribe ha llegado a niveles preocupantes. Así lo señalan 28 organizaciones regionales que, con la campaña Instinto de Vida, en los próximos 10 años buscan reducir en 50% los alrededor de 144,000 asesinatos que se cometen anualmente en la región.

Para lograr este objetivo —que aseguran equivaldría a salvar aproximadamente 365,000 vidas al año—, las agrupaciones llaman a reducir la violencia por medio de movilización ciudadana y de mejores políticas públicas.

Instinto de Vida señala que cerca de 34% de los homicidios del mundo se concentra en Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, México y Venezuela, países donde operan las organizaciones promotoras de la campaña, y donde las tasas de asesinatos superan los 20 asesinatos por cada 100,000 habitantes.

En el país, explica Edna Jaime, directora de México Evalúa —una de las agrupaciones participantes—, las acciones iniciaron hace varias semanas con el nombre México Sin Homicidios (#MxSinHomicidios), con el que a través de intervenciones a personas, lugares e instituciones se busca reducir la violencia, diseñar políticas públicas más sólidas y generar conciencia para que no se normalice este fenómeno.

"Estamos promoviendo un conjunto de políticas públicas que respeten ciertos ejes orientadores: el respeto a los derechos humanos, más enfoque en la prevención que en la reacción, más enfoque en la rehabilitación que en el castigo. Aunque es importante que sí se mejoren las capacidades de la policía y del aparato de justicia para poder esclarecer homicidios", explica.

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El diagnóstico en América Latina

Los homicidios no distinguen color de piel, sexo, edad ni nivel socioeconómico. Sin embargo, existen evidencias de que las víctimas suelen ser hombres jóvenes —90% del total de muertos registrado entre 2003 y 2014 pertenecía a este grupo—, mientras que la violencia contra las mujeres ha incrementado.

De acuerdo con el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe de la ONU, en 25 países de la región cada día mueren en promedio 12 latinoamericanas, sólo por ser mujeres.

Otro hecho que destaca el informe de Instinto de Vida es que los avances económicos regionales no se han traducido en niveles más bajos de homicidios, mientras que existe una relación entre desigualdad y pobreza extrema como factores que alimentan los entornos violentos.

"En cuanto al desempleo, la evidencia indica que la desocupación juvenil y la falta de calidad del trabajo tienen relación con las altas tasas de homicidio en algunos países", detalla.

Lee: México es el segundo país más mortífero en el mundo; el gobierno lo rechaza

Asimismo, señala que la calidad y la capacidad de las instituciones de cada país, en lugar de atacar el problema, se vuelven parte de él, en particular en lo referente al esclarecimiento de las muertes violentas en los sistemas de justicia. Mientras que en Asia y Europa se resuelve 80% y 85% de los homicidios, en América esta proporción baja a 50%.

"Además, en el mundo en promedio 43 ofensores son condenados por cada 100 víctimas de homicidio doloso, mientras que en algunos países de la región esta proporción puede caer hasta 10. La impunidad de los homicidios dolosos en México se encuentra en alrededor de 80%", advierte el informe.

La mala o nula regulación en la portación de armas y las políticas de "mano dura" o militarización de la seguridad pública son otros factores que influyen en la prevalencia del alto número de homicidios.

"En el mundo, aproximadamente 41% de todos los homicidios ocurre con armas de fuego. En América del Sur, la proporción aumenta a 59%, mientras que en Centroamérica es de 73%", señala el informe, que también expone que aunque el crimen organizado y las pandillas han tomado notoriedad en las explicaciones de los altos niveles de violencia, representan sólo una porción de los homicidios.

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"Una parte sustancial de las muertes se encuentra relacionada con otras dinámicas que transcurren en contextos cercanos, como la familia, los pares y la comunidad. En algunas ciudades y municipios, el Estado aparece como uno de los actores de la violencia, en el marco de políticas de 'mano dura' y la militarización de la seguridad pública", advierte.

Al respecto, Jaime señala que se necesitan una mirada e intervenciones distintas hacia el fenómeno, y que la primera condición es poner la reducción de la violencia como un eje primordial en la política de seguridad de cada país.

"Por eso planteamos este catálogo, que ha sido efectivo en diversos contextos, y que se necesita ajustar a los propios, tener diagnósticos muy claros, e instrumentos que queremos ofrecer a tomadores de necesidades", dice, al explicar que durante la 47 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) las organizaciones están conversando con ministros y embajadores, para que el planteamiento se lleve a la próxima reunión de Honduras sobre seguridad multidimensional y que en cada país se ponga en marcha la campaña.

6 pasos para reducir los homicidios

1. Priorización

La reducción del homicidio debe estar en el primer orden de la agenda de seguridad.

2. Concentración dinámica

Las medidas se deben focalizar en los lugares, las personas y los comportamientos que producen mayor impacto en los niveles de violencia letal.

3. Simultaneidad e integración

La reducción del homicidio es el resultado de múltiples acciones que son implementadas de manera articulada por los actores clave.

4. Liderazgo y recursos

El liderazgo de las autoridades y la participación de la ciudadanía son necesarios para que las medidas se implementen y sean sostenibles. No basta con promesas, hay que destinar recursos específicos que se usen de manera transparente.

5. Evaluación

Es importante que las intervenciones sean evaluadas desde el principio, definiendo el cambio que se quiere producir. Es clave contar con información y datos confiables.

6. No hacer daño

Las intervenciones deben tener como criterio básico reducir el daño —bajo ningún caso aumentarlo— y prevenir la ocurrencia de nuevos hechos de violencia.

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