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Los sueños de GICSA

Abraham Cababie, cabeza de la inmobiliaria, habla sobre el desarollo de la empresa y planes fut en 17 años construyó 1.66 millones de metros cuadrados en centros comerciales y proyectos de lu
vie 14 diciembre 2007 08:05 AM
El concepto de La Isla ha sido reproducido en Cancún, Campec

Abraham Cababie duerme seis horas. Su apretada agenda, su familia, sus amistades y dirigir una de las inmobiliarias más importantes de México le impiden descansar más tiempo. Sin embargo, dice, esas horas de sueño son las que inspiran las nuevas ideas de inversión y expansión para GICSA.

De esa manera desarrolló una estrategia, a contrapelo de la industria, que permitió a GICSA duplicar sus ganancias en menos de un año, al invertir en Estados Unidos cuando las inmobiliarias estadounidenses buscaban oportunidades en México, por considerar a su país un mercado muy maduro.

Abraham Cababie piensa constantemente en el futuro. No tiene una bola de cristal, pero sí cuenta con un grupo de asesores y consultores que le dicen a dónde va la empresa que dirige junto con sus hermanos Elías y Jacobo.

El empresario de 52 años está casado con Jenny Cababie, tiene cuatro hijas, es un apasionado jugador de golf, y uno de los mejores amigos del cantante Luis Miguel.

El reto
Hacia 1989 “estábamos en el negocio textil, en el comercio. Un día con mi hermano mayor tomamos la decisión de cambiar y dejar el negocio de fashion, porque habíamos vendido toda la importación de China y de Medio Oriente. Cerramos las empresas, vendimos a unos socios y cambiamos el giro 100%, al desarrollo inmobiliario”. Cababie recuerda ese momento como la decisión más difícil de su vida.

Algunos los calificaron de excéntricos por dar un cambio tan radical, afirma el urbanista José Castillo. Pero su fórmula funcionó. “Ahora GICSA y Construcabi hacen los proyectos más ambiciosos no sólo en cuestión inmobiliaria sino turística. Y también han incursionado en Estados Unidos”.

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A 17 años de dar el salto, GICSA ha construido 1.66 millones de metros cuadrados rentables a lo largo de 640 condominios de lujo y 1,305 locales comerciales en proyectos como City Santa Fe, la Torre HSBC, La Isla en Acapulco, La Isla en Campeche. Eso sí, las decisiones difíciles no han cesado: “Cada año las tomamos al planear el crecimiento, las nuevas expansiones”, afirma Cababie.

En pos de conseguir mejores resultados, GICSA es ahora “más institucional que familiar”, un reto que no ha sido fácil. “Estamos en esa transición. Funcionamos con consejos de administración, comités de apoyo al consejo, comités operativos, consejeros externos, tenemos una operación 80% institucional”, comenta Abraham.

A principios de abril, GICSA reportó ingresos por 1,195 millones de pesos, más del doble de lo reportado en el mismo periodo de 2006 cuando sumó 449 millones de pesos, según informó la compañía a la Bolsa Mexicana de Valores, en la que participa en el mercado de deuda.

El secreto
En el ramo inmobiliaria todos saben que los Cababie apuestan al mercado de mayores ingresos y al lujo. Incluso, vía alianzas con marcas como Pininfarina, que añaden valor a sus obras.

Pero GICSA nunca revela sus estrategias. “Nadie sabe qué es lo que planean”, señala Alfonso Robles, quien participó en la construcción del centro comercial La Isla, en Cancún. Mientras las demás compañías deciden invertir en una zona explotable, GICSA marca la tendencia tanto en cuestión de negocios como de estilo, explica el arquitecto.

Para todas las interrogantes sobre sus planes futuros Cababie sólo tiene una respuesta: “Crecer. Eso busca GICSA”.

Hace dos años, la desarrolladora creó un programa denominado Evolución que procuraría el crecimiento de la compañía en sus cinco divisiones: industriales, centro comerciales y entretenimiento, hotelería, residencial y oficinas.

Actualmente se encuentra en uno de sus procesos más fuertes de expansión en 23 ciudades de 14 estados del país, y otras en Estados Unidos. Además, este año la inmobiliaria puso la mira en Centroamérica.

“Vamos marcando pautas quincenalmente para ver hacia dónde vamos. Como decían los sabios: ‘Para saber a dónde vas, tienes que saber de dónde vienes’. Lo que hacemos a través de Evolución es siempre ver dónde estábamos hace una semana, un mes o un año, para ver cómo proyectarnos dentro de un año, dentro de un mes”, detalla Cababie.

Hace unos meses, GICSA decidió comprar, a contrapelo de la industria, un portafolio de 33 propiedades por 1,500 millones de dólares en ciudades como Miami, Aventura y Fort Lauderdale, Florida; San Antonio, Texas, y Las Vegas, Nevada. Así, los Cababie crearon la empresa Cavi Developers, filial de GICSA en EU.

¿Cómo entender esta estrategia? “Operamos en EU hace cinco años. Seguimos invirtiendo en ciudades que no han pasado el colapso inmobiliario”, explica. “Obviamente somos muy cautelosos, en sectores balanceados y un poco en oficinas. Nos gusta llevar el concepto mexicano, arquitectura y entretenimiento, que hemos aprendido aquí. México sigue siendo nuestra plataforma y 80% de nuestros negocios”.

Luismi y yo
Hace un año, Abraham Cababie tomaba un tequila en la casa de Luis Miguel, en Acapulco. Ambos platicaban, convencidos de que era necesario construir un centro comercial de alto nivel, que contará con tiendas como El Palacio de Hierro.

Tras años de amistad y de, incluso, viajar juntos a Las Vegas, decidieron hacerse socios e invertir 400 millones de dólares con ese propósito. Era el principio de uno de los proyectos que más han sonado este 2007: La Isla de Acapulco Residence & Spa.

Cababie también es amigo de Dionisio Sánchez, de Grupo Sare, y de Gastón Azcárraga, presidente de Grupo Posadas. Con este último cerró tratos por más de 45 millones de dólares por la administración de hoteles ubicados en los centros comerciales hechos por GICSA, como en Los Cabos.

Pero Abraham tiene un problema. Apenas dispone de tiempo libre y está en un momento tan exitoso que no quiere descuidarlo. Su solución: viajar y, al mismo tiempo, cerrar un nuevo negocio. “Mi vida libre y social se parece mucho a los negocios. Si uno viaja y mira un hotel hay que ver nuevos lugares; hay que traer ideas del extranjero para aplicarlas aquí, entonces me doy tiempo. Cada vez mi esposa y mis hijos me demandan más”, afirma.

Y es que en el último año, Abraham se olvidó de las vacaciones y el tiempo familiar. “Es un negocio muy demandante y celoso y hay que estar con las manos encima del negocio, no se puede manejar a larga distancia”.

Todo eso generó nuevos proyectos: un centro regional en Orizaba; La Isla en Campeche; un desarrollo múltiple en Acapulco y otro de alto nivel en Los Cabos.

Por ahora, GICSA tiene sus mayores esfuerzos en desarrollar la división hotelera como parte de su estrategia para impulsar el turismo. “Estamos entrándole muchísimo. Tenemos los desarrollos del hotel Park Hyatt, en Reforma; el St. Regis, en Los Cabos; un W en Jalisco –lo más nuevo–, mucha hotelería residencial de nivel medio y medio alto”, apunta.

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