Los negocios de Carlos Mouriño Atanés
Tiene buen olfato para los negocios y la política. En tres décadas levantó un grupo de 38 gasolineras, transporte de combustibles y franquicias de alimentos y servicios en el sureste del país, a la par que nutría su pasión por la cosa pública.
Primero trabó amistad con políticos del PRI de la vieja guardia. Desde los años 90, simpatizó con las elites del PAN. Hoy, su hijo Juan Camilo es la persona de más confianza del presidente Felipe Calderón.
Carlos Mouriño Atanés fundó en 1985 el Grupo Energético del Sureste (GES), uno de los consorcios más grandes en Campeche. Su historia es la de un inmigrante gallego que en tres décadas pasó de ser gerente de hoteles de media categoría en el DF a uno de los empresarios más importantes del sureste, con conexiones en las altas esferas del gobierno.
El ascenso no fue meteórico. “No llegaron y deslumbraron”, comenta Mario Pérez Cohué, presidente de la Cámara de la Construcción de Campeche. “Fueron emprendedores que se dedicaron al trabajo”.
Carlos Mouriño, de 64 años, es padre de Juan Camilo Mouriño Terrazo, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República y el colaborador más cercano al presidente Felipe Calderón.
Mouriño Atanés es un hombre discreto, poco amigo del lujo y de la ostentación. “Es muy reservado. Eso sí, siempre está pensando en negocios. Es astuto y muy chambeador”, dice Alfredo Azar, director del Centro Empresarial de la Coparmex, en Campeche.
‘Don Carlos’, como le llaman sus amigos y colaboradores, apoyó la candidatura presidencial de Vicente Fox en el 2000 y acertó. Hace siete años volvió a España, donde fundó varios negocios y adquirió el club de futbol Celta de Vigo.
De Vigo a Campeche
Carlos Mouriño Atanés nació en el puerto español de Vigo el 4 de marzo de 1943, en el seno de una familia de clase media. Allá se casó con María de los Ángeles Terrazo Blanco, con quien procreó tres hijos: Carlos, María de los Ángeles y Juan Camilo.
Mientras estudiaba trabajó en oficios menores: auxiliar administrativo en una agencia de viajes y vendedor de accesorios para automóviles. Luego se mudó a Madrid, donde fue jefe de administración de la fábrica de productos metálicos Riomiño, y luego director general de Nautrónica, firma estadounidense de armamento y transporte.
A finales de los 70, Nautrónica tuvo problemas de flujo de efectivo y entró en crisis, por lo que Mouriño Atanés decidió emigrar a México, en 1978, para manejar varios negocios de su suegro: hoteles, mueblerías y panaderías en el DF, que eran bastante prósperos.
Entre 1978 y 1984 fundó sus primeras dos empresas: Ivancar, una fábrica de tapetes para coches ubicada en Iztapalapa, y una recicladora de papel con varios puntos de recolección en el DF.
La falta de tiempo para su familia y un par de asaltos a punta de pistola a hoteles que administraba, lo llevaron a buscar oportunidades de negocios fuera de la capital. Tenía tres opciones: la pesca y venta de mejillones en Baja California Sur, la compra de un hotel de cinco estrellas en Toronto y la adquisición de un grupo de gasolineras en Campeche.
En junio de 1985 eligió la opción de Campeche, que parecía el negocio más próspero, además era atractivo por su tranquilidad y cercanía con el mar.
Mouriño Atanés compró al empresario Santiago Espósito la participación mayoritaria de una empresa que incluía cinco gasolineras, cuatro equipos de transporte, una distribuidora de diesel marino en el muelle y otra de aceites MexLub. La inversión la hizo con dos socios, Miguel Maza y Evaristo Vázquez, pero en tres años les compró su parte e inició la expansión.
Fortuna en gestación
Pese a ciertas limitaciones impuestas por Pemex en aquella época, Mouriño Atanés adquirió tres estaciones de servicio más entre 1985 y 1988. El arribo del empresario gallego a Campeche y la expansión de su grupo coincidió con el periodo del gobernador Abelardo Carrillo Zavala (1986-1991), miembro del sector obrero del PRI.
Fue una época en que el español incursionó en otros negocios con los empresarios locales Jorge Castillo López, con intereses en medios y negocios madereros, y Ramón Espínola Toraya, uno de los constructores de vivienda más importantes de Campeche.
Espínola vivió una época de crecimiento acelerado gracias al plan de vivienda popular de Carrillo Zavala. Con él y Castillo como socios, Mouriño participó en la construcción de oficinas y centros comerciales a través del grupo Gamma III. “No había una cabeza; eran los tres en igualdad de posición, aunque quizá el más visible era Mouriño”, recuerda Azar, de la Coparmex.
Carrillo Zavala y Mouriño Atanés entablaron buena amistad. Este hecho dio pie a suspicacias, incluyendo que el español era ‘prestanombres’ del gobernador, según un reportaje publicada por la revista Proceso.
Carlos Mouriño Terrazo, hijo mayor del empresario y actual director general de GES, admite que su padre conocía y sentía gran afecto por Carrillo Zavala, pero califica esta información como ‘rumor’.
“En un estado como Campeche (esta amistad) generó suspicacias, pero creo que, con el tiempo, han quedado más que resanadas, sin que hubiera absolutamente nada. La relación fue totalmente cordial y de respeto”, dice Mouriño Terrazo a Expansión.
“El gobernador no impidió el desarrollo de las empresas de mi padre pero tampoco fue su aliado. Decían, incluso, que el inmueble que habitábamos era de Abelardo Carrillo. Entonces, llevaríamos 20 años viviendo en su casa”. De hecho, nunca hubo una denuncia de por medio para evidenciar un conflicto de intereses por la relación entre el empresario y el político.
A principios de los 90, Mouriño Atanés tuvo una breve incursión en el mundo financiero. Compró un paquete minoritario de acciones de Banco Unión por 1 millón de pesos (mdp), mismo que perdió tras el escándalo de autopréstamos en que se vio envuelto el ex banquero Carlos Cabal Peniche, accionista principal de este banco.
“Fue una de sus pocas malas inversiones”, reconoce Carlos hijo.
Una inversión aún más costosa porque, a raíz de esta relación, algunos medios locales publicaron que su padre tuvo otros vínculos con Cabal. Un político campechano que solicitó el anonimato dijo incluso que construyeron juntos las llamadas Torres de Cristal de la capital del estado.
“Sí las construyó él, con grupo Gamma III, pero Cabal no tuvo nada que ver (...) es más, creo que ni lo conoce personalmente”, afirma Mouriño hijo.
Esas torres, que constan de 8,000 metros cuadrados, albergan oficinas del propio GES, de Coparmex, Banobras, Banamex y la Secretaría de Fomento Industrial y Comercial del gobierno local.
La consolidación de los negocios de Mouriño Atanés comenzó a partir de 1993, cuando Pemex autorizó el sistema de franquicias y el grupo expandió su red a 18 gasolineras.
En mayo de 1997 quedó conformado el Grupo Energético del Sureste y dado de alta ante la Secretaría de Hacienda. Hoy, el corporativo posee 38 gasolineras en Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Tabasco y Chiapas.
Como parte de su consolidación, GES creó dos nuevas divisiones: Transportes Especializados Ivancar (TEISA) y Franquicias GES.
TEISA agrupa al conjunto de flotillas que abastecen de combustible a sus gasolineras y además da servicio a Pemex Refinación. Franquicias GES controla alrededor de 70 franquicias de distintos giros en el sureste y otras regiones.
Desde 2003, Mouriño Atanés incursionó en este sector y adquirió licencias de Burger King, Benedetti’s Pizza, Church’s Chicken, Baskin Robbins, Jet Autowash y Tintorerías Max. Además, creó franquicias propias como GES Autowash y las tiendas de conveniencia GES Express.
Conexiones políticas
Hábil para las relaciones públicas, Carlos Mouriño Atanés siempre mantuvo contacto cercano con políticos, gobernadores, alcaldes y legisladores, principalmente del PRI.
Por ello, sorprendió en 1992 cuando reveló públicamente sus simpatías por el PAN. Lo hizo luego de conocer a Felipe Calderón Hinojosa, en aquel entonces secretario general del blanquiazul, durante una gira de trabajo por Campeche.
Su hijo, Juan Camilo Mouriño, también involucrado en la política, no desaprovechó las relaciones de su padre para lanzar su propia carrera. En 1997 se postuló como candidato a diputado local por el V distrito. Ganó y a sus 26 años se convirtió en el legislador más joven del Congreso estatal. Tres años después, obtuvo una diputación federal.
Las relaciones políticas de Mouriño Atanés pronto llegarían a su cenit. En la campaña electoral de 2000, organizó a los empresarios de Ciudad del Carmen para recaudar fondos y apoyar al candidato presidencial de la Alianza por el Cambio, Vicente Fox.
Su labor fue tan exitosa que fue designado coordinador regional de la asociación civil Amigos de Fox para Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo y Chiapas. No obstante, en marzo de 2000 tuvo que abandonar esa tarea debido a un problema de obstrucción de arterias, que lo obligó a viajar a España en busca de atención médica. Juan Camilo continuó con el apoyo a favor de la causa foxista.
Jorge Nordhausen, diputado del PAN por Campeche, conoce de la cercanía entre el clan Mouriño y Fox.
El 21 de junio de 2000, cuando el priista Enrique Jackson exhibió copias de cheques que señalaban que la coalición PAN-PVEM habría recibido financiamiento del extranjero, Fox se encontraba en cierre de campaña en Ciudad del Carmen. La prensa presionaba para que respondiera a las imputaciones y el entonces candidato no tenía tiempo para ir a un hotel a ducharse y cambiarse. Juan Camilo tuvo que prestarle una camisa azul celeste que llevaba consigo.
Nordhausen señala que durante las visitas que hizo el ex presidente a Campeche, “era común ver a Don Carlos en el TP-01, el avión presidencial, y sostener largas pláticas con Vicente Fox. El trato era por demás estrecho y cordial entre ambos”.
Mouriño Atanés no siempre ha acertado en sus jugadas políticas. En 2003, hizo una mala apuesta al promover la candidatura de Juan Carlos del Río a la gubernatura de Campeche, la cual perdió por estrecho margen frente al priista Jorge Carlos Hurtado Valdez.
Desde entonces, el empresario dejó en manos de Juan Camilo las relaciones políticas. Y su hijo resultó un buen aprendiz pues, al igual que él, tuvo la visión de apostar por un panista que se convertiría en presidente de México.
De vuelta a España
Mouriño Atanés dejó de vivir en México en forma permanente desde el año 2000, cuando regresó a España por motivos de salud. Estableció su residencia en Vigo, compró el equipo de futbol local y fundó varios negocios inmobiliarios y de construcción en su ciudad natal, La Coruña y Barcelona.
Uno de ellos, Metrowest Europa, se vio involucrado en un escándalo por presunto tráfico de influencias y uso de información privilegiada en el municipio gallego de Nigrán, a raíz de la compra del club Celta de Vigo.
En junio de 2006, Mouriño Atanés, el vicepresidente del equipo, Ricardo Barros, y su consejero, Antonio Rosendo, adquirieron 123,000 metros cuadrados de terrenos en Nigrán. Los predios eran considerados como ‘rústicos’, por lo que su valor era escaso. Pero luego de la compra, el alcalde, Alfredo Rodríguez Millares, impulsó un plan de ordenación municipal, que reclasificó los terrenos como ’urbanos’, lo que disparó su valor. El escándalo provocó protestas en Nigrán, el cese de un concejal y la suspensión del proyecto.
“Los terrenos fueron comprados mucho antes de que entrara ese alcalde. Es un caso cerrado que no tuvo más implicaciones. Fue un golpe político que salpicó a varios empresarios y a mi padre”, dice Carlos Mouriño Terrazo.
Mouriño Atanés viaja a Campeche hasta tres veces al año a las juntas de consejo del corporativo GES, pero ya no se involucra en las decisiones diarias.
“Mi padre nunca se va a retirar, hasta el último día de su vida va a trabajar. Hoy tiene mucha actividad por las empresas en España, que ya igualaron, si no es que superan, a las de México”, afirma su hijo Carlos.
¿Cómo afecta al consorcio que Juan Camilo Mouriño sea el segundo hombre más poderoso en México y viceversa?
“Nos pone más todavía en la lupa. Hablamos con él y le garantizamos que no tiene de qué preocuparse. Jamás haremos cosas buenas que parezcan malas con el gobierno federal”, dice su hermano Carlos.
“Sabemos que los detractores tratarán de magnificar las cosas, por eso tenemos la casa muy limpia y las puertas muy abiertas para que no haya suspicacias. Trataremos de vivir con eso”, concluye el primogénito del clan Mouriño.