El presidente ejecutivo de Chrysler, Bob Nardelli, dijo el jueves que sería "sumamente difícil" para la atribulada tercera automotriz de Estados Unidos sobrevivir sin la ayuda del gobierno.
Un colapso de Chrysler, o de otro fabricante de autos del país, crearía un efecto dominó "sin precedentes" que causaría que los proveedores de autopartes también se derrumbaran y golpearía a General Motors y Ford Motor, explicó Nardelli.
El ejecutivo dijo que "apoya totalmente" una inyección de efectivo del gobierno a la industria automotriz y que su compañía debe estrechar los lazos con las otras automotrices estadounidenses o aliarse con firmas extranjeras para sobrevivir.