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IKEA, las ideas ‘verdes’ son oro

La cadena de mueblerías intenta proteger al planeta vendiendo muebles ecológicos; al mismo tiempo, ahorra dinero y mantiene un negocio rentable.
mar 23 diciembre 2008 06:00 AM
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Las ventas de la mueblería ascendieron a 27,000 mdd el año p

Seguramente conoces la empresa IKEA, vendedora de mobiliario con mucho estilo pero a precios asequibles, y que además requiere poco ensamblaje.

Para mantener bajos los precios, IKEA pide a los clientes que sean ellos quienes ensamblen los muebles. Esta estrategia refleja las raíces suecas de la compañía, fundada en la década de 1940 por Ingvar Kamprad.

El mobiliario viene eficazmente empacado, y ello significa que la huella medioambiental de IKEA se reduce (pues un camión de sillas empacadas y sin armar puede transportar el equivalente a seis camiones de sillas ya ensambladas). “Debemos dejar de transportar aire” explica Anders Dalhvig, presidente y CEO de IKEA, refiriéndose a ese ahorro en el traslado de los productos que repercute en el bien del planeta.

IKEA –cuyas ventas del año pasado ascendieron a 27,000 millones de dólares- también se ha comprometido a comprar más madera de bosques sustentables, a usar menos materias primas en sus productos, a adquirir energía renovable (como paneles solares para sus tiendas) y disminuir sus viajes de negocios.

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Este año, la empresa eliminó las bolsas de plástico de sus 35 tiendas ubicadas en Estados Unidos, y abrió una fábrica en Danville (Virginia) para estar más cerca de sus clientes norteamericanos.

Conocí al CEO Dahlving en Nueva York, mientras se realizaba la reunión anual Business for Social Responsibility, que aglutina a grupo de empresas que buscan un modelo de negocio más responsable con el medio ambiente. Dahlving inició su intervención planteando las siguientes preguntas: "¿El trabajo social y medioambiental es bueno para la empresa? ¿Qué derecho tenemos a exigir ciertos requisitos a nuestros proveedores? ¿Cuán rápido debe acercarse IKEA a la sustentabilidad?"

Reducir gastos y emisiones

Hoy ya no hay duda sobre los beneficios que supone para el negocio preocuparse por el medio ambiente, pero sigue abierta la pregunta sobre cuán rápido moverse hacia la sustentabilidad, sus costos y la respuesta de los consumidores.

Por ejemplo, actualmente sólo el 6% de la madera que compra IKEA está certificada por el Forest Stewardship Council (FSC). Para mantener los precios, la compañía compra madera de productores de bajo costo localizados en Rusia, Europa del Este  y Asia, pero allí “casi ningún producto está certificado”, dice Dalhvig.  

Eso sonaría a contradicción de no ser porque IKEA misma colabora con la Fundación World Wildlife para ayudar a los propietarios de terreno maderero a mejorar sus prácticas y conseguir la certificación.

"Le hacemos al planeta un gran servicio si ayudamos a mejorar la gestión forestal en esos países", explica Dalhvig, quien confía en que en los próximos años el 30% de la madera adquirida por IKEA será madera certificada por el FSC.

Otro cambio "verde" será la reducción del volumen de madera que la empresa usa, pues IKEA está sustituyendo la madera por el enchapado de madera, sin restarle atractivo ni funcionalidad a sus productos.

En cuanto al cambio climático, IKEA ha abordado de forma integral sus emisiones de gas invernadero. Si en el proceso completo se incluye la extracción de la materia prima, el uso de sus productos en el hogar (como lámparas que consumen electricidad), la transportación y las actividades operativas de todas sus tiendas, oficinas y fábricas, la compañía estima que emite cada año cerca de 27 millones de toneladas de dióxido de carbono. (Las emisiones directas de IKEA son 3.2 millones de toneladas aproximadamente, para comparar, sólo pensemos que una de las plantas de energía a base de carbón que más contamina emite cerca de 25 millones de toneladas).

Para reducir su huella climática, IKEA recurre a la energía renovable para abastecer el 45% de sus necesidades de calefacción y el 20% de su consumo eléctrico. En lugar de hacer viajar a sus ejecutivos, realizó 9,000 reuniones a través de Internet –y así ahorró dinero y contaminó menos. Asimismo, está reduciendo su cadena de suministros, ubicando sus fábricas cerca de los mercados.

Los 127,800 empleados que trabajan en IKEA están ahora conscientes de la importancia de la sustentabilidad, y el CEO Dahlvig ya no tiene que persuadirlos. Por el contrario "hoy la presión viene de ellos, quieren que nos comprometamos más"  afirma.  

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