La automotriz estadounidense Chrysler está lista para despejar el miércoles su último gran obstáculo en la corte de quiebras, dado que se espera que el juez anule más de 340 objeciones y apruebe su venta a un grupo que incluye a la italiana Fiat.
A menos de 30 días de haber presentado su quiebra, la compañía busca aprobación para vender sus operaciones más sólidas a una "Nueva Chrysler" en manos de Fiat, un sindicato laboral y los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, a cambio de 2,000 millones de dólares para sus acreedores.
Aquellos que se oponen a la venta incluyen a los cerca de 800 concesionarios que Chrysler quiere cerrar, al igual que acreedores y jubilados.
Los proveedores, a los que se les debe más de 5,000 millones de dólares, también objetaron la operación.
La venta permitirá a la firma cumplir con el objetivo que se fijó la Casa Blanca de reorganizar a la automotriz en entre 30 a 60 días, algo que anteriormente se creía imposible.
El estrecho margen de tiempo obligó a la corte a agilizar las audiencias y reducir los períodos de notificaciones.
Chrysler argumentó que la venta rápida es fundamental para preservar el valor de sus operaciones, ahorrar más de 100,000 empleos y prevenir que las ondas expansivas abarquen toda la región central de Estados Unidos, que ya se encuentra hundida en una profunda recesión.
La venta liberaría a la firma de 6,900 millones de dólares y de beneficios para retirados a los que culpa de no poder competir contra sus rivales.
Al juntarse con Fiat, Chrysler puede ampliarse más allá del mercado estadounidense y diversificar una línea de producción que ahora se lleva el gran peso por las camionetas y vehículos utilitarios deportivos.