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Ni un dólar más para salvar ‘casinos’

Los bancos deben entender que mientras quieran jugar a ser casinos, no merecen ser rescatados; Goldman Sachs es el ejemplo de cómo apuestan a ganar o morir con dinero de sus clientes.
vie 29 enero 2010 06:05 AM
Si bancos como Goldman Sachs no hubieran corrido riesgos innecesarios, nadie habría tenido que salvarlos. (Foto: Reuters)
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A continuación, unas palabras sobre finanzas.

La idea es comprender que las inversiones de los banqueros eran muy selectivas cuando comerciaban contra sus clientes, lo que se menciona en una editorial del glorioso Wall Street Journal, donde yo trabajaba, cuando Héctor apenas daba sus primeros pasos.

Esto entra en contexto con la historia de cómo el banco Goldman Sachs financió valores respaldados por hipotecas muy importantes, y las vendió a fondos de pensines y a otros con su aprobación total en los prospectos, además de venderlos de forma masiva en poco tiempo directamente y mediante swaps de crédito morosos.

La historia que surge de los amigos del prestamista y Wall Street, en general, es que la institución financiera es un comerciante, y todos los clientes deben conocer que ellos compran al banco sabiendo que tal vez hace transacciones contra sí mismo y que podría arruinarse de cualquier forma posible en el intento de ganar dinero.

Es una buena fantasía, y una versión dura de cómo se mueve el mundo . El problema es que se contradice a la ley y a la decencia común. Cuando Goldman Sachs financia valores, dice a los clientes que él los respaldará. Como el experto legal Russ Ferguson, de la Facultad de Derecho de la Universidad de Georgetown me dijo esta semana, la firma está "sumando valor" al comprador al venderle valores asegurados.

Obviamente, Goldman no puede decir que desea ser el estándar de los documentos ofrecidos, pero como asegurador, tiene el deber de comerciar de forma honesta y justa con sus compradores, y fungir como fiduciario, poniendo los intereses de los clientes antes, y más si éste lo es de la compañía. También con eso se defiende ante la opinión pública. Se da a conocer como un "sumador de valor" cuando trabaja con un fondo de pensines o con un comprador al venderle valores. Recomiendo que lean el informe anual.

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Es decir, que Goldman tiene una obligación legal de no tomar ventaja de la gente para quienes actúa como fiduciario. También tiene esa obligación por la forma en la que se presenta, y todos sus líderes hablan de la ‘cultura' de la empresa. No presentan esa cultura como el sistema de valores de una pandilla criminal, sino que la presentan como una prestigiosa compañía con ética en beneficio de su público. Si actúan en contra de esa confianza, es ilegal.

Obviamente es distinto si la institución comercia con un fondo de cobertura o con algún rico comerciante que no es cliente, y que toma todo tipo de riesgos. Pero cuando comercia y vende algo como fondos de pensines, Goldman Sachs tiene un deber moral y legal de no vender basura a menos que el mercado lo sea, y no intercambia conociendo que hace daño a sus clientes, y mucho menos que les miente. De hecho, tiene la obligación de realizar transacciones de buena fe, se trate o no de su público quien compre.

Sería distinto si el banco tuviera escrito con letras grandes en su informe anual que "les vamos a robar de la forma que podamos" . Pero no es así. 

En segundo lugar, me hizo reír las quejas sobre Wall Street, cuando el Sr. Barack Obama propuso límites en el comercio de propiedad de las grandes prestamistas y de los bancos de inversión. Reí aún más cuando los expertos en el mercado dijeron que las acciones de estas firmas cayeron la semana antepasada porque las entidades fiduciarias ya no serán capaces de obtener ganancias consistentes a su comercio para ellos mismos. 

El hecho es que si el comercio de propiedad hubiera sido rentable de forma consistente, no habrían tenido que ser rescatados por los contribuyentes en 2008. Si este intercambio fuera una máquina de rendimiento perpetuo para los banqueros, no habrían tenido que ser rescatados con mi dinero y el de todos los estadounidenses.

Seamos realistas: los bancos que funcionan como casinos no merecen ser rescatados por dinero de los contribuyentes. Si quieren ser casinos, que se vayan a Las Vegas, pero mientras sean instituciones de crédito, con su teléfono de emergencia listo para llamar al Gobierno en busca de su salvación, no debería permitírseles apostar de esa forma con las ganancias a su favor y las pérdidas para los contribuyentes. El Sr. presidente de los Estados Unidos tiene toda la razón.

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