Los líderes políticos y especialistas japoneses temen que el caso de Toyota -de ser manejado con torpeza- podría perjudicar los lazos entre Japón y Estados Unidos, al mismo tiempo que aumenta la presión para que el presidente de la automotriz nipona declare ante el Congreso sobre los problemas de seguridad de varios de sus modelos.
Las relaciones entre Washington y Tokio se encuentran ya tirantes por la disputa entre ambos Gobiernos sobre el traslado de una base de la infantería de marina estadounidense en la isla meridional de Okinawa.
La tensión política se agravó el jueves cuando un legislador republicano en la Cámara de Representantes dijo que respaldaría una cita para que comparezca a declarar el presidente de Toyota, Akio Toyoda, a fines de mes para que explique los problemas de seguridad de varios de sus modelos.
, pero la empresa se negó a confirmar las informaciones japonesas de que comparecerá ante el Congreso. El director de la división de América del Norte de la automotriz, Yoshimi Inaba, comparecerá ante la comisión legislativa, anunció la empresa.
Incluso antes que la mayor empresa automotriz del mundo anunciara el martes su
, situando el total a escala global en 8.5 millones de vehículos por problemas con el acelerador y los frenos, el ministro de Relaciones Exteriores Katsuya Okada dijo tener que el problema adopte matices políticos."Me preocupa", dijo Okada este viernes. "No se trata solamente del problema de una compañía sino un tema diplomático", agregó, destacando que le situación ha ocurrido en un momento especialmente difícil para la industria automotriz, incluyendo la bancarrota de General Motors Corp.