¿Wall Street debería ser más pequeño?

Hasta 80,000 miembros de la capital mundial de hacer dinero podrían ser despedidos, según analistas; expertos opinan que el sistema financiero estadounidense podría ser de la mitad de su tamaño...
Wall Street

Los habitantes de la capital mundial de hacer dinero deberían prepararse para más despidos.

La gran noticia ayer para los trabajadores de Wall Street fue que el fondo de cobertura D.E. Shaw despidió a 150 empleados, o cerca de 10% de su personal. El gigantesco fondo, que supervisó 39,000 millones de dólares desde mediados de 2008, bajó a 21,000 millones este año.

¿Notaron las cuentas mal hechas? La reducción de activos de 47% excede por mucho al mero despido de 10% del personal. Claro que es comprensible: a la gente de Wall Street se le paga un exceso absurdo, y se puede ayudar a un fondo de cobertura a estructurar sus gastos al despedir a un gerente de portafolio mucho más de lo que se puede ayudar, digamos, a una automotriz al despedir a un hombre que coloca rines. Es la "economía del conocimiento", señores. Váyanse acostumbrando.

Los sobrevivientes se podrán reír del apalancamiento inherente en sus trabajos, pero no se van a reír por mucho tiempo. Hace dos semanas escribí sobre el pronóstico de la analista Meredith Whitney, de que Wall Street recortaría entre 40,000 y 80,000 empleos en los próximos años. [Véase: 

 Llamé a Meredith Whitney una amargada, pero no quise decir nada más que el hecho de que ella está dispuesta a señalar mentiras cuando los demás no.

Como sea, no está sola. Uno de mis comentaristas de mercado preferido, Jeremy Grantham, contribuyó hace poco con un argumento más fundamentado, en el que comentaba que el sistema financiero estadounidense quizás deba reducirse a la mitad de su tamaño, si no es que más.

Grantham, que

a sus accionistas institucionales, habla de cambio estructural.

La industria de servicios financieros, señala, representó sólo 3% del PIB en 1965. Para fines del 2007, esa proporción era de 7.5%.

Mientras que las finanzas son y serán siempre un lubricante necesario para el sistema capitalista, Grantham reúne el valor para decir lo que ni Whitney ni sus colegas pueden: que "este 4.5% extra parecería no tener valor material, excepto para los receptores."

Oyeron bien. Alguien reconoció que el crecimiento ilimitado de Wall Street y sus empresas adherentes realmente no benefició a nadie más que a ellos mismos.

En términos más simples: "Este sistema financiero hinchado también era cada vez más liberalizado y se movía con un creciente apego a la ganancia y los pagos de bonos a toda costa... Esta explosión innecesaria del tamaño del mundo financiero ha sido un claro ejemplo del potencial de disfuncionalidad en el sistema de mercado libre capitalista."

Y esto es lo mejor. Grantham luego hace lo que pocos en su campo pueden hacer: se disculpa. ¿Por qué? Por no hacer lo suyo para evitar que nuestra industria financiera caiga en la ambición autocomplaciente. "Todos pudimos haber hecho más," escribe. "Hemos tolerado una caída fea de los estándares. Es una vergüenza."

Bien por tí, Grantham.