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El eterno debate por el rescate de GM

Las ganancias récord de la automotriz generaron una nueva ola de polémica en torno al sector; algunos candidatos presidenciales de EU criticaron la ayuda gubernamental otorgada en 2009.
lun 20 febrero 2012 06:03 AM
El Tesoro de EU mantiene 500 millones de acciones de GM, que representan casi un tercio de la compañía. (Foto: AP)
general motors (Foto: AP)

El debate sobre el rescate federal de la industria automotriz estadounidense en 2009 se calentó la semana anterior cuando General Motors reportó una ganancia récord .

Es el primer año desde 2004 en que las tres grandes automotrices estadounidenses son rentables al mismo tiempo. Y continúan mostrando más signos de una recuperación notable.

Es indiscutible que éste ha sido un repunte increíble. Pero la buena noticia ha reavivado el debate feroz acerca de si los fabricantes de automóviles -que se vieron reducidos a rogar al Congreso por un rescate en diciembre de 2008- realmente necesitaban ser salvados por el Gobierno.

"Sólo quiero decir 'se los dije' a todos los opositores como Mitt y a aquellos senadores republicanos sureños que intentaron acabar con la industria automotriz nacional", alardeó Virg Bernero, el alcalde demócrata de Lansing, Michigan, en un tuit y publicación de Facebook la mañana del jueves.

Pero aunque las automotrices están reportando buenos resultados, a los contribuyentes aún se les deben miles de millones de dólares. Los contribuyentes perdieron 1,300 millones de dólares en el rescate de Chrysler y están a la espera de 25,500 millones de dólares de repago por el acuerdo con GM. En total, las empresas recibieron cerca de 60,000 millones de dólares en conjunto.

Y, sobre todo en el caso de GM, parece poco probable que el contribuyente reciba una restitución completa pronto. El Tesoro mantiene 500 millones de acciones de GM, que representan aproximadamente un tercio de la compañía y si fueran vendidas a los precios actuales, tendrían un valor de alrededor de 13,000 millones de dólares.

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La acción necesita aumentar su precio aproximadamente al doble para que los contribuyentes 'queden tablas'. Los analistas predicen un aumento mucho más modesto en el precio de las acciones en 2012.

Sin embargo, los defensores del plan de rescate dicen que el éxito de las empresas es prueba de que el rescate funcionó. El golpe a la economía hubiera sido mucho peor que los cerca de 15,000 millones de dólares que los rescates terminaron costando a los contribuyentes, teniendo en cuenta los 1.5 millones de empleos perdidos de manera adicional, el cierre de GM, Chrysler y de muchos de sus proveedores y el desplazamiento de gran parte la producción automotriz al extranjero que se hubiera producido si las empresas hubieran fracasado.

"Hubiera sido catastrófico", dijo Van Conway, presidente ejecutivo de Conway MacKenzie, una firma de reestructuración de Detroit. "La economía se tambaleaba. La motivación era detener el sangrado".

Pero los críticos dicen que los resultados sólidos habrían sido aún mejores si el Gobierno federal de EU no hubiera estado involucrado en su recuperación.

En una aparición en el Club Económico de Detroit jueves, el precandidato presidencial republicano Rick Santorum dijo que se oponía a los rescates, tanto de la industria automotriz como de Wall Street, por ser "perjudiciales para el capitalismo". Sostuvo que la industria tendría buenos resultados incluso sin el plan de rescate.

"¿Luciría distinta la industria automotriz de lo que luce en la actualidad? Sí. ¿Todavía estaría viva y bien? Creo que estaría viva y igual de bien, si no es que mejor", dijo. "Las instalaciones que están creando enormes ganancias ahora están ahí y estarían allí".

El candidato presidencial republicano Mitt Romney, quien trabajó en el ramo de la financiación de reestructuras corporativas con capital de riesgo, también argumentó en un artículo de opinión esta semana en el diario Detroit News que las empresas habrían sido aún más competitivas si el sector privado, en lugar del Departamento del Tesoro, hubiera financiado la reorganización.

"En vez de que el mercado libre hiciera lo que mejor sabe hacer, tuvimos una buena probada de capitalismo clientelista, estilo Obama", escribió. "Mientras muchos trabajadores (no pertenecientes a sindicatos) e inversores cargaron con la peor parte, los aliados sindicales de Obama -y sus principales contribuyentes de campaña- cosecharon recompensas tras recompensas, todo con el dinero de los contribuyentes".

Funcionarios del Gobierno de Obama de aquel entonces y expertos externos cuestionaron el argumento de Romney de que el sector privado tenía la voluntad o los recursos para financiar las reorganizaciones. Dicen que el cierre de ambas empresas hubiera sido la única alternativa a un rescate.

"Era el Gobierno o nada", dijo Conway.

Incluso algunos críticos del rescate concuerdan. Bill Wilson, presidente de Americans for Limited Government, llamó una "fantasía" al argumento de Romney de un financiamiento privado.

En lo que Wilson concuerda con Romney es en la creencia de que el sindicato United Auto Workers (UAW) y sus miembros estuvieron mucho más protegidos de lo que hubieran estado en un proceso de quiebra normal. Argumenta que eso fue incorrecto, y dice que ni el sindicato ni los empleados administrativos deberían estar recibiendo bonos de reparto de utilidades hasta que el Gobierno reciba todo su dinero de vuelta.

"Esta empresa sólo existe debido a los contribuyentes de Estados Unidos", dijo. "Los contribuyentes deben recibir su pago en primer lugar".

De acuerdo con el argumento de Wilson, las pensiones y la cobertura de salud para jubilados pertenecientes al sindicato quedaron relativamente intactas en la quiebra, y su salario base no se redujo.

Pero si GM y Chrysler hubieran intentado terminar con los planes de pensión de los sindicatos como otras empresas en quiebra, como la firma propietaria de American Airlines, AMR Corp, está tratando de hacer, se habrían convertido en una costosa responsabilidad del gobierno federal.

La UAW aceptó realizar ciertas concesiones importantes. La más significativa es que perdieron las garantías laborales que mantenían con salario casi completo a los trabajadores de la industria automotriz, incluso si eran despedidos. Esta disposición impulsaba a los fabricantes de automóviles a mantener la producción de automóviles, incluso cuando no había demanda para ellos, lo que cual afectó los precios de venta y la competitividad.

Y los expertos coinciden en que eliminar la disposición era clave para crear una industria automotriz estadounidense mucho más ágil y más rentable, y para crear el tipo de ganancias récord que GM reportó el jueves.

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