Huawei, una ‘manzana de la discordia’
Las malas noticias que se le acumulan al gigante chino de las telecomunicaciones Huawei plantean interrogantes sobre la capacidad de la empresa para hacer negocios con Occidente.
A Huawei, que sólo es superada por la sueca Ericsson en la venta de equipos de telecomunicaciones, se le impidió participar el lunes 26 de marzo en la licitación de un contrato de banda ancha nacional por 36,000 millones de dólares en Australia.
El Gobierno australiano está trabajando para conectar prácticamente todo el país a una red de banda ancha de alta velocidad por fibra óptica, y Huawei deseaba suministrar gran parte de los equipos de infraestructura necesarios para el proyecto.
La National Broadband Network Co., que es administrada por el Gobierno, quería tomar en cuenta a Huawei, pero la Organización Australiana de Seguridad e Inteligencia recomendó que no se le permitiera ofertar a la compañía china por razones de seguridad, informó el diario The Australian Financial Review.
Ser excluida de contratos en el extranjero está convirtiéndose en un problema frecuente para la empresa asiática con sede en Shenzhen. En la misma semana, el New York Times informó que una empresa conjunta de seguridad cibernética entre Huawei y la firma de seguridad Symantec terminó en noviembre porque a Symantec le preocupaba que su relación con Huawei le impidiera obtener un delicado contrato de seguridad con el gobierno estadounidense. Symantec no emitió comentarios al respecto, y un portavoz de Huawei negó el reporte del Times.
Los reveses que Huawei ha sufrido son apenas una adición más a una larga cadena de derrotas en los países occidentales, especialmente en Estados Unidos.
En la última década, los legisladores y las entidades reguladoras de Estados Unidos han bloqueado a Huawei de tres adquisiciones propuestas y de muchas otras sociedades, incluyendo una oferta para 3Com y un acuerdo de suministro con Sprint, compañías que tienen contratos con el ejército estadounidense. 3Com fue adquirido finalmente por Hewlett-Packard.
Huawei no tiene problemas para obtener contratos en muchos otros lugares alrededor del mundo. La compañía opera en 140 países y sirve a 500 operadores, entre ellos 45 de las 50 mayores compañías de telecomunicaciones del planeta.
Sin embargo, no puede contar entre sus clientes a Verizon, AT & T, Sprint o T-Mobile USA. Tampoco al Gobierno de Estados Unidos.
Huawei se enfrenta a tres obstáculos clave, todos ellos de naturaleza geopolítica:
En primer lugar, el CEO de Huawei es Ren Zhengfei, otrora ingeniero civil para el Ejército de Liberación Popular. Los más avanzados y persistentes ataques cibernéticos provienen de China, y el Gobierno estadounidense cree que muchos están patrocinados por el gobierno del país. Esos ataques han sustraído propiedad intelectual de corporaciones con sede en Estados Unidos y secretos de la milicia estadounidense.
En segundo lugar, Huawei - al igual que todas las empresas radicadas en el país comunista - tiene vínculos con el Gobierno chino.
Por último, la compañía históricamente ha estado dispuesta a suministrar equipos de redes a Irán, que se habrían utilizado para rastrear a sus ciudadanos. Huawei ha dicho que reduciría su relación con la nación persa.
Huawei dice, por su parte, que está siendo tratada injustamente y se la caracteriza de forma errónea. "Huawei reconoce que existen tensiones geopolíticas, sin embargo, Huawei es una empresa privada propiedad de sus empleados, financiada por los principales bancos comerciales," explicó Bill Plummer, un portavoz de la compañía. "Animamos a cualquier persona que quiera aprender sobre la empresa que se remita a los hechos."
Durante el año pasado, Huawei se expresó de una forma cada vez más contundente sobre lo que considera la propagación de información errónea sobre la compañía. Particularmente, el gigante chino publicó una carta abierta en febrero pasado detallando sus relaciones con los gobiernos, tanto en China como en el resto del mundo.
La compañía constantemente menciona a muchos países con los que hace negocios, incluyendo el Reino Unido, como ejemplos de su integridad y su enfoque en la seguridad.
Y hay un gran incentivo para mantener el regateo, la presión y la persuasión en estos lares. Estados Unidos es un mercado de telecomunicaciones que mueve 30,000 millones de dólares, y sigue creciendo. A medida que aumenta el tráfico móvil y las redes 4G se despliegan en el territorio, hay una enorme necesidad de gasto en infraestructura.
Pero con la gran negativa emitida por Australia y las recientes revelaciones acerca de por qué Symantec estaba tan ansioso por romper con su socio, es claro que Huawei tiene todavía mucho que hacer para convencer a los reacios.