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La lucha por el poder en Goldman Sachs

Más de un ejecutivo es mencionado para sustituir a Lloyd Blankfein como CEO del banco; el futuro de la firma está en las manos de seis personajes.
mié 18 abril 2012 06:02 AM
Portavoces de la empresa afirman que aún no hay una sucesión qué discutir hasta que la empresa anuncie sus planes. (Foto: Reuters)
goldman sachs

Shakesperiano es una metáfora frecuentemente utilizada para describir las maquinaciones de los agentes de poder en Wall Street, pero sólo el genio inglés podría hacer justicia a los supuestos actos de traición que se están llevando a cabo en la cima de Goldman Sachs. La historia que está emergiendo del banco tiene todos los ingredientes de una clásica tragedia: un poderoso líder debilitado por la batalla de la crisis financiera y un amigo de confianza que ve una oportunidad para tomar el control. La propia empresa se está contrayendo a raíz de la legislación Dodd-Frank, un conjunto de socios la abandonaron este año, y las acciones han perdido cerca de un 25% desde que Lloyd Blankfein se convirtió en presidente ejecutivo en 2006.

Goldman no quiso hacer comentarios, y portavoces de la empresa han sostenido desde hace meses que no hay una verdadera historia qué discutir hasta que la empresa anuncie un plan de sucesión. Aun así, todo el mundo (bueno, el mundo financiero) está mirando hacia el número 200 de West Street en la Ciudad de Nueva York. Estos son los jugadores más interesantes a seguir a medida que se desarrolla el quinto acto del banco de inversión.

Lloyd Blankfein, CEO y presidente del consejo

Cuando los tiempos eran buenos en Goldman, la principal preocupación de Blankfein era cómo mantener el crecimiento del banco de inversión. Su autocrítico sentido del humor ayudó a enmascarar la falta de compasión que los ex socios dicen que lo impulsó cada vez más alto en la organización. Desde la década de 1970, la posición de presidente ejecutivo a menudo ha sido compartida entre dos personas, pero Blankfein ha estado en el principal puesto solo y ha dicho que no tiene planes de irse.

Sin embargo, informes recientes dicen que un creciente coro de accionistas quiere que Blankfein renuncie. Después de todo, él era el CEO antes de la crisis crediticia, quien supervisó actividades que más adelante fueron llamadas fraudulentas por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC, por sus siglas en inglés) y fue investigado por el Senado estadounidense. Los cuestionamientos sobre la integridad bajo su dirección fueron planteados de nuevo esta primavera, cuando el gerente de nivel medio Greg Smith renunció y escribió un artículo de opinión en el New York Times que decía que el principal objetivo del banco era ganar dinero engañando a los clientes. Blankfein luchó contra un accionista influyente, la Federación Americana de Empleados Estatales, de Condado y Municipales (AFSCME, por sus siglas en inglés), para mantener su puesto como presidente del consejo. Y sólo sufrió una reducción de 35% en su pago.

Después de dos años de rumores acerca de una posible salida, incluso algunos dentro de la empresa se preguntan si debería marcharse. Esos críticos podrían incluir a su gran amigo y número dos desde hace mucho tiempo, Gary Cohn.

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Gary Cohn, presidente y director de operaciones

Cohn ha sido la mano derecha de Blankfein desde que comenzó a trabajar como operador de Goldman en 1990. A través de los años, los dos se hicieron amigos y confidentes, pero el New York Post reporta que la relación entre los dos hombres se ha deteriorado. Esto no sorprende mucho.

Aunque Blankfein ha dicho a quien quiera escucharlo que quiere mantenerse en la cima del banco durante algunos años, un socio de Goldman y fuente cercana al consejo dijo a Fortune en febrero que Cohn ha maniobrado con éxito para convertirse en el sucesor de Blankfein, y que el cambio podría ocurrir este mismo verano. El Wall Street Journal informó en marzo que la empresa sí tenía un plan de contingencia en marcha, el cual convertiría a Cohn en CEO y a Blankfein en presidente, en caso de que los accionistas forzaran al banco a hacer cambios en la alta dirección. (Una afirmación que Goldman negó).

Otros ejecutivos de Wall Street han dicho a Fortune que, a menos que Cohn obtenga el mayor puesto este año -mientras no exista otro sucesor natural en la lista-, no creen que finalmente consiga ser CEO. Existe la percepción, cierta o no, de que ambos hombres son líderes muy similares, y que su estilo de confrontación ha transformado para mal una cultura antiguamente enfocada en el cliente. Como Blankfein dijo una vez a Fortune : "Nosotros no teníamos la palabra 'cliente' o 'consumidor' en el viejo Aron J. (la división de comercio de metales donde él trabajó junto con Cohn durante años). Teníamos contrapartes; y eso es porque no sabíamos deletrear la palabra 'adversario'". Debido a que se cree que tanto Blankfein como Cohn encarnan esta actitud, convertir a Cohn en CEO podría no satisfacer a los accionistas que desean un cambio real en la cima del banco.

La gente ya ha comenzado a apostar acerca de cuánto tiempo Cohn mantendrá su puesto si Blankfein retiene el suyo. Esto dependerá en gran medida de si Blankfein puede trabajar con un hombre que aparentemente lo vio en su punto más débil y codició su puesto.

John Rogers, vicepresidente ejecutivo, jefe de personal y secretario del consejo

Los ex empleados de Goldman dicen que, desde que se convirtió en jefe de personal en 2001, Rogers ha contribuido a promover lo que se conoce comúnmente como The Goldman Way (El método Goldman): un estricto cono de silencio que rodea a la empresa, protege a los empleados tanto como sea posible del escrutinio, y mantiene lejos de la vista del público cosas como la guerra ejecutiva fratricida. El negocio familiar en Goldman a menudo es desordenado y la sucesión ha sido caótica en el pasado, pero, como un ex ejecutivo dijo, el mundo no logró ver el espectáculo en tiempo real. Sin embargo, los trapos sucios de la empresa han sido ventilados de forma muy notoria en los últimos meses, y se reveló que el mismo Rogers fue el principal negociador entre Goldman y el sindicato que llevó a dividir los puestos de Blankfein de presidente y presidente ejecutivo. A pesar de los esfuerzos, nadie, ni siquiera Rogers, tiene el poder de evitar que los socios filtren información acerca de los movimientos de la empresa.

J. Michael Evans, vicepresidente del consejo y director global de mercados en crecimiento

Mucho antes de que Cohn hiciera un movimiento por el puesto de Blankfein, se había dicho que Evans había hecho su propio intento. El banquero de inversión y medallista de oro olímpico (en remo por Canadá) fue ascendido en enero pasado a un puesto de nueva creación que supervisa los negocios de la empresa en mercados emergentes. Casi de inmediato hubo rumores de que él sería el próximo presidente ejecutivo, sobre todo teniendo en cuenta que él estaba trabajando activamente para reparar la dañada reputación de Goldman. Antes fue jefe del Comité de Estándares de Negocio, que fue creado para cambiar la forma en que el banco trataba a los clientes .

Un socio de Goldman dijo a Fortune que Evans esperaba utilizar el escrutinio que rodea a la actual cultura de Goldman, considerada ampliamente como una creación de Blankfein y Cohn, para ganar control e influencia en la empresa. Pero en ese momento, el consejo permaneció fiel a Blankfein, dice una fuente cercana a la junta, y parecía que Evans saldría de la empresa. ¿O no? Una columna de Bloomberg afirma que Evans se benefició de la conmoción creada por Greg Smith. Con la "acusación pública de la cultura de Goldman bajo el liderazgo de Blankfein y Cohn", Bloomberg sostiene que "el maquiavélico Evans... puede ser presentado ante el consejo de Goldman -y ante el público- como un salvador sofisticado, limpio y orientado al cliente, y como un retorno al estilo del banquero de inversión de la vieja escuela en Goldman".

John Bryan, director principal del consejo de Goldman Sachs

Una vuelta de tuerca se produjo en la lucha por el poder en Goldman cuando el consejo creó el cargo de director principal, un movimiento hecho supuestamente para satisfacer a los accionistas que querían dividir las funciones de presidente y presidente ejecutivo entre dos personas. Como una editorial de Reuters indicó: Blankfein tiene el control efectivo del consejo y "en la historia reciente, el consejo ha sido más un problema que debe ser manejado que una poderosa entidad ante quien el CEO es responsable".

En lugar de retirar a Blankfein el puesto de presidente (o, peor aún, el puesto de presidente ejecutivo), el Wall Street Journal dice que la compañía creó el puesto de director principal. Este director evaluará, entre otras cosas, el desempeño del presidente ejecutivo. La AFSCME dijo que este director principal "proporcionaría una necesaria revisión vital de las prácticas de la empresa y conflictos de intereses". El nuevo puesto fue otorgado a Bryan, un ex CEO y un veterano miembro del consejo de Sara Lee, quien se retirará este año. Observando desde la óptica de la compensación (sin duda el indicador que más importa en Wall Street), parece que Bryan tenía sentimientos encontrados acerca del desempeño del CEO. La compensación total de Blankfein se contrajo, y su bono cayó de 5.4 millones de dólares el año pasado a 3 millones de dólares este año. Pero su salario base aumentó en más del triple desde el año pasado.

James Schiro, miembro del consejo de Goldman y ex CEO de Zurich Financial Services

Cuando Bryan se retire este año, Schiro se convertirá en el director principal. También será presidente del gobierno corporativo y del comité de nominaciones. Schiro ha sido director de Goldman desde 2009 y, a diferencia de Bryan, está inmerso en el mundo de los servicios financieros. Además de dirigir a Zurich Financial, Schiro fue también presidente ejecutivo de PricewaterhouseCoopers. Si Blankfein permanece como presidente ejecutivo durante este año, Schiro será quien evalúe su desempeño en el futuro.

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