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JPMorgan presume modelos de riesgo

El banco dijo que tiene distintos esquemas adaptados a sus líneas de negocio; sin embargo, los derivados de crédito tienen el mismo riesgo sin importar en qué división se usen.
jue 14 junio 2012 12:07 PM
La declaración de JPMorgan implica que la regla Volcker, que limita las actividades de riesgo en la banca, es difícil de implementar. (Foto: Reuters)
jamie dimon

En el sector bancario, al parecer, el modelo es el riesgo. En el testimonio dado el miércoles ante el Congreso estadounidense, el CEO de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, pasó mucho tiempo tratando de demostrar a los miembros del Comité Bancario del Senado que la mayor parte de lo que hace el banco  (dejando a un lado a la ‘ballena de Londres') es prudente. Dijo que cree en las pruebas de solvencia, y que tiene una política de puertas abiertas con los reguladores. Asimismo, el banco tiene a un completo equipo de personas dedicadas a desarrollar modelos de riesgo. En la superficie, todo parecía apoyar el argumento de Dimon de que la reciente pérdida por trading de JPMorgan fue un hecho aislado. Dimon dijo que francamente preferiría pasar más tiempo pensando en Europa.

Y tal parece que a los inversionistas les gustó lo que escucharon, pues las acciones de JPMorgan reaccionaron positivamente, subieron 0.45 dólares, o poco más del 1.3%, poco después de que Dimon finalizara su comparecencia. Pero si hurgamos más a fondo en lo que Dimon dijo, hay numerosas razones para creer que las recientes reformas bancarias aprobadas a raíz de la crisis financiera han hecho poco para controlar el riesgo de JPMorgan o de otra institución.

Dimon indicó que si bien las operaciones con derivados de crédito que se efectuaron en Londres violaban las normas de riesgo de la firma, el resto de los 350,000 millones de dólares gestionados por la oficina central de inversiones del banco están en inversiones líquidas de bajo riesgo. Para demostrarlo, Dimon dijo que en promedio la cartera tiene un rendimiento de apenas 2.6% y una duración de 3 años. Pero aunque un 2.6% puede parecer bajo, en estos días es más bien una rentabilidad considerable. Si la cartera de Dimon fuera realmente de bajo riesgo, podría esperarse de ella un rendimiento similar al de los bonos del Tesoro estadounidense. Sin embargo, el rendimiento promedio de una nota del Tesoro a 3 años es actualmente de 0.375%. La cartera de JPMorgan produce un rendimiento siete veces superior. Y difícilmente se logra eso sin asumir también un riesgo mayor.

Es más, aun cuando es bien sabido que a los de Wall Street les gustan sus trajes de vestir ‘a la medida', parece que ese también es su  gusto en cuanto a modelos de riesgo se refiere. Dimon señaló que su firma tiene docenas de modelos de riesgo, cada uno individualmente adaptado a las diferentes líneas de negocio. Y que esos modelos de riesgo se actualizan periódicamente dependiendo del entorno económico. Eso es un disparate. Los derivados de crédito tienen el mismo riesgo sin importar cuál división del banco negocie con ellos. Y los mercados y los entornos económicos pueden cambiar rápidamente. Lo que quieres es un modelo de riesgo que sea lo suficientemente estricto para protegerte cuando las cosas van bien y cuando las cosas van mal.

En el caso a discusión, Dimon dijo que la firma introdujo un nuevo modelo ‘valor en riesgo' (value at risk) para su oficina central de inversiones que se ajustara a las nuevas regulaciones bancarias fijadas por los acuerdos de Basilea III. Pero dichos acuerdos tenían como propósito reducir el riesgo de los bancos, no aumentarlo. En cambio, sucedió lo contrario. El modelo de riesgo actualizado permitió a la oficina central de inversiones asumir más riesgos, y más pérdidas.

Por último, Dimon y JPMorgan demostraron una vez más que la implementación y la vigilancia de la regla Volcker, que se supone limita las actividades de riesgo en los bancos, será muy difícil de ejecutar. Bajo la regla Volcker, el hedging o las actividades de cobertura están permitidas. Pero las operaciones por cuenta propia o proprietary trading no. Empero, Dimon dijo que él no podía "trazar una línea clara" entre las dos actividades. Y si Dimon no puede ver la diferencia entre el proprietary trading y el hedging, es muy probable que los operadores de su banco tampoco las distingan.

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Dimon tiene razón en una cosa: tiene que poner su dinero extra en alguna parte. Los reguladores tampoco lo dejarían prestarlo todo. Y donde quiera que lo ponga correrá cierto riesgo. El problema es que él ha llegado a depender de esa cartera como fuente de ingresos así como fuente de protección. En el pasado, Dimon ha dicho que tiene que preocuparse también por el riesgo de la tasa de interés. Y si tuviera que colocar todo su dinero extra en bonos del Tesoro se expondría a sí mismo a pérdidas si las tasas subieran. Pero eso es sólo parcialmente cierto: Además de los bonos del Tesoro, Dimon también podría comprar swaps que limitarían o eliminarían el riesgo del aumento de las tasas. En consecuencia, el único riesgo que estaría corriendo sería el riesgo de que el Tío Sam incumpla sus obligaciones, un riesgo que sigue siendo relativamente pequeño.  Por supuesto, esa cartera generaría igualmente muy pocos ingresos, justo la razón por la cual no lo hace, incluso si debiera.

"Es por esto por lo que necesitamos supervisión. Si las dejamos actuar por su cuenta, las instituciones financieras van a extralimitarse", sostiene Michael S. Barr, profesor de Derecho en la Universidad de Michigan quien trabajó en el Departamento del Tesoro entre los años 2009 y 2010 ayudando a redactar las reformas bancarias.

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