Reforma energética: un ‘crudo’ panorama
La intención del presidente Enrique Peña Nieto de apostar por una reforma energética que incluya modificaciones constitucionales enfrentará resistencia de algunos actores políticos, pero sólo con un cambio de fondo México alcanzará su meta de aumentar la producción de petróleo a tres millones de barriles diarios promedio, coincidieron especialistas.
El mandatario adelantó en foros internacionales que su Gobierno trabaja en una propuesta de reforma energética que incluya cambios constitucionales con el fin de "romper monopolios". Esta intención requeriría que al menos dos terceras partes del Congreso aprueben la reforma además de la mayoría de las legislaturas estatales, como en el caso de la reforma en telecomunicaciones.
"El presidente está preparando el camino para la discusión política...y dentro de esta discusión debemos pensar dónde queremos estar en materia energética en los próximos 15 o 30 años para definir qué reforma queremos, más allá de los tabúes ideológicos", consideró Marco Cansino, director general de la consultora Inteligencia Pública.
El analista recordó que a inicios de año, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) modificó sus estatutos para aceptar cambios constitucionales en materia energética.
Un tema crucial será la postura del Partido de la Revolución Democrática (PRD), ya que a pesar de integrar el llamado Pacto por México algunos de sus principales actores, como su presidente nacional, Jesús Zambrano y el ex jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, han señalado que se opondrán a cambios que impliquen "privatizar los bienes nacionales estratégicos".
"En México existe una confusión muy grande, porque se piensa que para mantener la propiedad del hidrocarburo, Pemex debe perforar el pozo ", comentó Luis Miguel Labardini, socio de la consultora especializada en temas energéticos Marcos y Asociados.
El Gobierno aún no ha especificado en qué consistirán estos cambios, y si pretende reformar tanto el artículo 27 constitucional, que establece la rectoría del Estado sobre los hidrocarburos, y el 28, donde se permite la creación de monopolios en el sector energético.
El analista consideró que si se abre el sector para que comparta el riesgo junto con el Estado (join venture), y se mantiene una tributación del 70% sobre lo que extraigan las empresas que entren a este segmento, el país puede duplicar su producción en el mediano plazo, como lo hizo Colombia en su momento.
La producción petrolera en México se ha estabilizado en los últimos años en cerca de 2.5 millones de barriles promedio diarios, un nivel muy por debajo de los casi 3.4 millones que llegó a extraer en 2004.
"La reforma debería dejar que exista una transferencia de ganancias hacia las empresas, porque estarían compartiendo el riesgo con el Estado . No sería renunciar a la soberanía del petróleo, porque Pemex estaría en medio", detalló Marco Oviedo, economista en jefe de Barclays para México.
Oviedo afirmó que para lograr un avance significativo en los próximos años y adelantar las proyecciones de producción del Gobierno se requiere al menos duplicar la inversión que se destina actualmente en Pemex, cercana a 310,000 millones de pesos.
En esquema join venture entre Pemex y la iniciativa privada permitiría producir cuatro millones de barriles de crudo promedio al día para 2020, estimó el analista.
El analista descartó que la reforma pueda enfrentar una posible resistencia de parte del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), pues la Administración federal ha dicho que "no va a permitir que el sindicato obstruya la modernización de la empresa".
