El panorama de la industria refresquera
Por el color de la bebida o el diseño de la botella, en el país no hay quien no tenga en la memoria, y de seguro también en el paladar, el recuerdo fiel de la Chaparrita El Naranjo, el Delaware Punch, un largo y esbelto Barrilito, Sprite, Sidral Mundet, la clásica Coca-Cola, o el Frutsi de sabores.
Por ejemplo, las Chaparritas que se llamaban oficialmente El Naranjo cuando recién aparecieron en el mercado, allá por 1937; diez años más tarde se les identificaba siempre como Chaparritas, por el diseño de su envase, y así se les quedó el nombre.
Muchas mamás utilizaban, y todavía lo hacen, el Sprite o el Sidral Mundet como brebaje que ayuda a paliar los males del estómago y para prevenir posibles deshidrataciones de los pequeños: los sirven bien frío, y algunas señoras les agregan unos granitos de sal para dárselo al enfermo en calidad de suero oral.
Un uso muy similar al que cuenta la historia de Coca-Cola, que dice que cuando John Pemberton, en la farmacia Jacobs de la ciudad de Atlanta (Georgia), la creó en 1886, mezclando hojas de coca y semillas de cola, no pensaba en elaborar una bebida refrescante, que con el tiempo se hiciera famosa en el mundo entero, sino como remedio, comercializándose como medicina destinada aliviar el dolor de cabeza.
Cómo olvidar el ochentero Frutsi que acompañaba a los niños a la hora del recreo o, de las mismas épocas, aquella que estaba bien buena, la Fanta. Nostalgias y recuerdos aparte, la industria refresquera en México ostenta unas cifras impresionantes: las estadísticas de 2015 cuentan que un hogar mexicano promedio consume unos 350 litros de refresco al año, que significa 11% del gasto doméstico. Los más socorridos son los refrescos de cola, que alcanzan más del 80% del total, y nueve de cada diez gaseosas se compran en la tiendita de la esquina, que se visitan un día sí y otro no; es decir, 126 ocasiones por año.
De acuerdo con la encuesta nacional en vivienda de Parametría de diciembre de 2012, 78% de los mexicanos acepta que consume bebidas no alcohólicas, carbonatadas y endulzadas; de los que las toman, 31% lo hace uno o dos días a la semana; 29%, a diario; 22%, tres o cuatro días de la semana; 10% sólo de vez en cuando, y 7% casi todos los días.
Traducido en ingresos las ventas de las refresqueras representan: 0.5% del PIB total nacional, 2.8% del PIB de la industria manufacturera, 9.3 % del PIB de la División Alimentos, Bebidas y Tabaco. En total, la industria del sector cuenta con más de un ciento de centros de producción, casi medio millar de bodegas para distribución, para más de un millón de expendedores.
Burbujas en la historia
1886:
La Montañesa, una de las primeras empresas del ramo.
1920:
Se envasan 300 botellas por minuto, aumento de flotas, etapa de consolidación para unas y desaparición de pequeñas empresas.
1926:
Coca-Cola llega a México; Manuel L. Barragán de Monterrey, y Herman H. Fleishman de Tampico, son los primeros embotelladores.
1929:
Coca-Cola se empieza a embotellar en la Ciudad de México a través de Mundet, y en Guadalajara con La Favorita.
1940:
1,500 empresas en el ramo. 30 mil empleos. 4,000 camiones. 100,000 pequeños comercios.
1950:
Producción anual alcanza la cifra de 120 millones de cajas de refresco de 24 botellas, impulso a industrias; azúcar, botellas de vidrio, gas carbónico, fabricación de corcholatas.
1952:
Se decreta a los refrescos como producto de primera necesidad y se procede a la congelación de precios, independiente a condiciones del mercado.
1968:
Juegos Olímpicos consiguen cifras record de producción.
1990:
13,100 millones de litros de ventas.
1,400 millones NP de inversión.
130,000 empleos.
2004:
Coca-Cola mejora la eficiencia en el uso de agua en 20%, de 2004 a 2015.
Hoy:
132,000 empleos directos.
689,000 empleos indirectos.
Más de un millón de pequeños negocios familiares.
PIB: 0.7% PIB (nacional), 3.0% PIB (Ind. manufacturera), 11.6% PIB (Alimentos, bebidas y tabaco).
Infraestructura: 131 plantas embotelladoras, 415 centros de distribución, 35,000 unidades de flota vehicular.
Fuente: Luis Toussaint, miembro de los Consejos Ejecutivos de CONCAMIN, CANACINTRA y COPARMEX, Coca-Cola