Un sobreviviente del Porfiriato

La Plaza Santos Degollado logró sobrevivir desde los tiempos de la dictadura de Porfirio Díaz; después de múltiples cambios, el lugar se convirtió en el símbolo de la unidad entre México y China.
Plaza Santos Degollado Ciudad de México (Foto: Mondaphoto / Carlos Aranda)

Durante el Porfiriato surgieron diversos parques y jardines alrededor de la Alameda Central de la Ciudad de México, pues el gobierno quería mostrar el crecimiento y la modernidad del país mediante un estilo europeo, sobre todo francés.

La plaza Santos Degollado es un claro ejemplo de esta tendencia. El lugar surgió en 1888, cerca del actual barrio chino, con el nombre de Plazuela de Tarasquillo. Estaba embellecida con plantas, flores, árboles y objetos escultóricos entre los que se encontraba una fuente con una escultura neoclásica de una mujer cargando un jarrón.

Más tarde, el sitio recibió su actual nombre, en honor a Santos Degollado, considerado el Santo de la Reforma, debido a su incondicional entrega a aquel movimiento político del siglo XIX.

El jardín se fue deteriorando hasta llegar a ser hogar de vagabundos. Por eso, en 2006 fue integrado al plan de remodelación del Gobierno del Distrito Federal. Así, dos años más tarde fue inaugurado el Arco Chino, como símbolo de unión y amistad entre México y China.

La pieza consta de una estructura de concreto armado y dos esculturas con formas de león (9.20 x 9.20 metros). Está elaborada con cerámica, granito y mármol traídos de la nación asiática. En el proyecto participaron arquitectos, ingenieros y artistas tanto chinos como mexicanos, además de que un grupo de paisajistas chinos contribuyó a la remodelación del jardín, de acuerdo con su cultura y su tradición.

De la fuente sólo queda la escultura, la cual no fue restaurada y ha ido perdiendo sus piezas. Además, el lugar se convirtió en el comedor de los trabajadores del área, por lo que es común encontrar restos de comida y basura en sus alrededores, en la fuente y en el protagónico arco.