Museo de Memoria y Tolerancia llega a DF
El Museo de Memoria y Tolerancia abrirá sus puertas al público el próximo lunes 18 de octubre. La obra, diseñada por el despacho Arditti + RDT Arquitectos, está ubicada enfrente de la Alameda del Centro Histórico de la Ciudad de México. Además de sus exhibiciones permanentes, el inmueble contará con biblioteca, mediateca, área para exposiciones temporales, auditorio y un centro educativo donde se impartirán cursos, diplomados, mesas redondas y debates, al igual que capacitación para educadores y maestros, informó la Presidencia de la República.
El proyecto surgió a raíz de una iniciativa de Memoria y Tolerancia A.C., institución que surgió en 1999, como una asociación no lucrativa enfocada a transmitir la tolerancia a través de la memoria histórica y ejemplificando con hechos como los genocidios.
"Este Museo, desde luego, preserva en México la memoria histórica del Holocausto y también nos recuerda hechos terribles ocurridos, lo mismo en Camboya que en Ruanda, en Guatemala, en muchos otros países, donde la exterminación sistemática de grupos étnicos o religiosos arrasó, segó la vida de millones de personas, destruyó sociedades enteras y dañó terriblemente a la humanidad", dijo el Presidente de México , Felipe Calderón Hinojosa durante la inauguración del recinto
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La conciliación entre la arquitectura y la temática del museo fue uno de los mayores retos del proyecto, opinó a Obras el arquitecto Jorge Arditti. "Dialogar con la muerte es algo muy difícil. Más, porque no hablamos de procesos naturales, sino de masacres y barbaridades humanas", explicó.
El recorrido del recinto comienza en el quinto nivel, desde donde los visitantes se desplazan hacia abajo y nuevamente al lobby del museo. El programa plantea que el visitante empieza por observar las atrocidades y los actos de odio y discriminación y, en la medida que avanza, el ambiente se hace más ligero al llegar a los espacios dedicados a la tolerancia.
La capacidad de afectar sensorialmente al visitante en espacios específicos es la principal característica del edificio:
"Creamos un recorrido de 40 exhibiciones que hablan sobre la tolerancia en la vida cotidiana, y abarca también aspectos como el respeto, la diversidad, el diálogo y la inclusión", explicó la presidenta del museo, Sharon Zaga.
Cada sala tiene un acabado distinto y específico que se relaciona con lo que ahí se expone.
El concreto aduelado que se aprecia en los lugares dedicados al genocidio recuerda los elementos con los que se recubrían las cámaras de gas empleadas durante el Holocausto. El granito tratado con ácido produce colores oscuros y acentúa la pesadumbre en los espacios. Junto con la falta de luz, esto genera un ambiente lúgubre.
Recuerdos al cubo
Los colores blancos y más cálidos que se encuentran en las áreas dedicadas a la tolerancia intensifican y reflejan la luz. Allí, el uso de puentes de cristal ayuda a reforzar la sensación de ligereza.
La fachada principal del museo dibuja en la imaginación una abstracción de dos manos en postura cóncava que parecen estar tocándose en representación del equilibrio entre la memoria y la tolerancia.
El ventanal de la fachada principal, además de proveer de un juego de luces al lobby, también puede tomarse como una metáfora de la conexión existente entre el museo y el exterior para llevar afuera lo que se aprendió adentro.
En el espacio central interior del museo se encuentra un cubo bautizado como el "Memorial de los niños" elaborado por el artista holandés Jan Hendrix. Su superficie del cubo emula la forma de hojas de olivo -símbolo universal de la paz- vistas a través de un microscopio. En su interior cada uno de los dos millones de niños que murieron por causa de los conflictos que abarca el museo está representado con un punto de luz. El artista busca que a los visitantes no les quede duda alguna de la magnitud de estos crímenes al ver la conglomeración de puntos dentro del cubo.
(Con información de William Turner y Pablo Ramírez)