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Casas de película, San Miguel de Allende

Por su paisaje desértico, The Film Colony sirvió para rodar películas mexicanas y extranjeras; ahora será un complejo habitacional que tendrá una inversión estimada en 13 millones de dólares
vie 04 abril 2008 04:05 PM
Sin Pie de Foto
(Cortesía Senderos)

Las callejuelas, las torres escalonadas de San Miguel de Allende y el paisaje desértico han convertido a esta región en el escenario favorito para las producciones de largometrajes nacionales y extranjeros con celebridades desde John Wayne hasta Antonio Banderas, pero ninguna producción ha sido tan original como la de la directora neocelandesa Francesca Fisher.

La cineasta llegó a México en 1984. Al poco tiempo se enamoró del país, del lugar y decidió abrir un negocio que ofreciera espacios propicios para el rodaje de películas. Compró un rancho de 120 hectáreas con la intención de construir un complejo cinematográfico.

The Film Colony sólo ocupa 20 hectáreas del terreno, el resto será un desarrollo habitacional ecológico, con una inversión de 13 millones de dólares (mdd). “Encontramos un terreno tan fabuloso: un valle de 120 hectáreas con aguas termales, que se pensó en principio para ofrecer alojamiento a productores y personas interesadas en filmar películas en esta zona pero el concepto se abrió para desarrollar un complejo habitacional, que tendrá una arquitectura que siga un lenguaje contemporáneo vanguardista orgánico”, explica su fundadora.

Los primeros trabajos consistieron en rescatar los árboles y cactus amenazados, despejar los terrenos contaminados y educar a los vecinos sobre la necesidad de proteger el ambiente. De acuerdo con Fisher, sus dos principales mercados son las personas que respetan la ecología, llevan una vida sana, practican yoga, disfrutan la presencia de animales, se adaptan fácilmente a la tecnología verde —como la iluminación a través de paneles solares—, y artistas jóvenes, pintores, escultores, técnicos de cine y diseñadores, quienes no tienen tanto dinero como las grandes estrellas del cine, aunque reconoce que también buscarán atender a las celebridades.

En Los Senderos se han invertido ocho millones de dólares para construir un centro ecuestre, la galería, un vivero, los establos, una pequeña plaza, un edificio para eventos corporativos y un jardín botánico.
Piensan invertir cinco millones más para construir un segundo restaurante y un gimnasio. El retorno de la inversión lo esperan en cuatro años.

Los lotes, en la zona más sofisticada, serán de 400 a 1,000 m2 con un costo de huella que oscilará entre 3.5 y 4 millones de pesos. Además, dice Fisher, “tenemos diseños que podemos construir nosotros, cuyo costo por metro cuadrado va de los 8,000 a los 10,000 pesos”. También desarrollarán un complejo de pequeños departamentos de 100 a 120 m2, cuyo costo se estima entre 2 y 3 millones de pesos. “Todo será autofinanciado con la compra de particulares, por lo que creemos que en tres años estaremos obteniendo ganancias”, dice Fisher.

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Las ventas del área habitacional iniciarán cuando tengan los permisos, “pero ya estamos iniciando las cimentaciones”, afirma Fisher. Con dichos recursos pretenden construir los estudios cinematográficos en donde se prevé una inversión del orden de 52 millones de dólares.

El proyecto del instituto del cine abarcará 24,239 m2, albergará 10 foros para cine y televisión, oficinas de servicios y de producción, así como espacios para vestuarios, un edificio de usos múltiples, bodegas, un área comercial y de oficinas, así como un espacio para hospedar a estudiantes y técnicos.

Para Omar Chárraga, especialista de Softec, aún son pocos los complejos de este tipo, aunque tienden a crecer ya que existe un mercado potencial que los solicita, en especial estadounidenses y europeos, quienes tienen una cultura y conciencia del cuidado a la ecología, y principalmente los baby boomers (aquellas personas nacidas después de la Segunda Guerra Mundial y hasta principio de los 60), quienes están en la búsqueda de alternativas de casas de descanso o para retirarse. “No necesariamente todos comprarán una casa, pero si captamos un 9% —entre 700 mil y un millón de ellos—, no es descabellado pensar que las más de 20,000 viviendas turísticas anuales que hoy se venden podrían crecer a 80,000 o 100,000 propiedades turísticas a partir del año 2015”, afirma el especialista.

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