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Lo que aprendimos de Lehman Brothers

El prestigioso banco de inversión quebró hace un año, indicando la gravedad de la crisis financiera; tras su colapso, se evidenció la necesidad de una mayor regulación y menores riesgos en el sector.
lun 14 septiembre 2009 06:00 AM
Lehman Brothers se declaró en bancarrota en septiembre de 2008, golpeando al sistema financiero mundial. (Foto: AP)
lehman-brothers-banco-AP.jpg (Foto: AP)

Hace casi un año, el 15 de septiembre de 2008, hubo una noticia que conmocionó al mundo de las finanzas: Lehman Brothers había quebrado . Sin duda, esta fue la señal más clara de que la crisis iba en serio.

¿Cómo pudo suceder esto? Lehman era una institución con más de 150 años de antigüedad y se encontraba entre los cinco bancos de inversión más grandes y prestigiosos del mundo.

La explicación es compleja, ya que fue resultado de una concatenación de eventos donde participaron diversas instituciones. Por ahora, aislemos al sector de la banca de inversión.

En la década de 1960 las casas de Bolsa generaban 60% de sus ingresos por ser intermediarios financieros, es decir, por las comisiones cobradas al poner en contacto oferta con demanda. En la década de 1970 se desregulan las comisiones y el sector entró en guerra de precios. La banca de inversión empezó a especular en los mercados tomando posiciones con dinero propio y prestado, al grado que el apalancamiento típico de una casa de Bolsa en la época era de 5 a 1 (por cada dólar de capital, debían 5) y para 2007 era de 35 a 1. Estas posiciones especulativas tan grandes fueron posibles porque la regulación para la banca de inversión es mucho más laxa que aquella para la banca comercial.

Al especular con dinero prestado, mientras se logre obtener rendimientos superiores a los costos, la rentabilidad para el capital propio invertido es muy alta, y crece más mientras más apalancado se esté, pero el riesgo también se amplifica. Si los rendimientos obtenidos son menores a los costos, las pérdidas son enormes. Operando de esta forma, en 2007, la banca de inversión tenía grandes cantidades de dinero invertidas en títulos hipotecarios de baja calidad. Cuando las tasas de interés subieron y la gente dejó de pagar las hipotecas, las pérdidas en la banca de inversión fueron tales que muchas instituciones tuvieron que ser rescatadas y otras, como Lehman Brothers, quebraron.

Al verse inmiscuido en este escenario, la acción de Lehman cayó de 81.30 dólares en junio de 2007 a 51.57 dólares en agosto del mismo año. Su reacción fue cerrar BNC Mortgage (una de sus filiales hipotecarias) y despedir a más de 2,000 empleados, pensando que con estas medidas se corregiría la situación. No fue así. Y en el primer semestre de 2008 la acción cayó 72%, los despidos siguieron y, para hacerse de recursos, cerraron o vendieron otras divisiones hipotecarias y emitieron 4,000 millones de dólares en acciones preferentes convertibles. Intentaron ser rescatados por otros bancos pero ninguna negociación prosperó y hoy Lehman Brothers es historia.

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Como inversionistas, ¿qué podemos aprender? Las burbujas especulativas han sido una constante en la historia. Las causas pueden ser distintas pero siempre hay al menos dos factores comunes: la codicia y la mala memoria. Cuando las cosas van bien, tendemos a pensar que esto será eterno. Además, perdemos de vista la máxima financiera donde el riesgo y el rendimiento van siempre de la mano. Es imposible obtener rentabilidades enormes con poco riesgo.

Los anteriores son sesgos inherentes al ser humano. Si los conocemos, estaremos menos expuestos a caer en ellos. A la hora de invertir es importante tener muy claro cuál es el objetivo de la inversión, el plazo y la tolerancia al riesgo. Invertir en la Bolsa es una inversión de riesgo, donde la evidencia histórica muestra que en el largo plazo las rentabilidades son muy interesantes y, para no quedar atrapado en una burbuja especulativa, hay que invertir dinero excedente (no el que se usa para pagar la renta), tener un horizonte de largo plazo y diversificarse. Así, cuando la Bolsa baja, no se estará forzado a vender y se podrá esperar a que se recupere. Si a una de mis acciones le va mal a otras les irá bien y en el largo plazo obtendré una buena rentabilidad.

Como empresarios y directores, también podemos aprender de la experiencia. Lehman era una de las empresas que más invertía en la selección y atracción de talento. Recorría las escuelas de negocios reclutando a los mejores MBA del mundo, ofreciéndoles sueldos 50% más altos que otras firmas. Con tanto talento, ¿cómo pudieron llegar a una situación como la que acabamos de describir?

Hay factores como la presión por el crecimiento, la cultura organizacional y los sistemas de control e información directiva que hacen que una empresa asuma riesgos estratégicos que puede llevarla a una crisis. En Lehman, la presión por la expansión y por los resultados de corto plazo se combinó con la codicia de sus empleados, la complejidad transaccional propia de la banca de inversión y con sistemas de incentivos que los hizo tomar posiciones que se tradujeron en la quiebra de la empresa.

En vista de estas situaciones, vale la pena mantener siempre una visión global, holística, integral... de largo plazo. A un año de la debacle de Lehman Brothers, es momento de reordenar nuestros valores, repensar nuestras prioridades y recordar por qué luchamos: la libertad de emprender, los valores éticos y trascendentes, la responsabilidad social, el sentido de la dignidad humana, y la transformación de las  personas y, a través de ellas, la transformación de las  organizaciones y  la sociedad.

*Oscar Carbonell López es doctor en Ciencias Económicas y Empresariales con especialidad en Finanzas por la Universidad de Navarra. Actualmente es director y profesor del Área de Dirección Financiera en el Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa, IPADE.

*Antonio Casanueva Fernández es licenciado en Economía por la Universidad de las Américas. Es profesor del Área de Control e Información Directiva y director académico del MBA del IPADE.

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