¿Podrá Obama recuperar su 'magia' del 2008?
El presidente Barack Obama arrancó oficialmente su campaña de reelección con un e-mail dirigido a sus partidarios.
El video de lanzamiento de la campaña presentó entrevistas con sus partidarios en todo el país, con especial cuidado en que estuvieran representados miembros clave de la población (jóvenes, viejos e hispanos), así como estados indecisos (Nevada, Colorado, Carolina del Norte). Comunica las fortalezas y debilidades del presidente mientras intenta recapturar su magia del 2008 para llegar a un segundo período.
A todavía 20 meses de la elección, el contrarrestar una campaña presidencial no es sencillo, pero ya hay piezas en movimiento que determinarán el 2012.
Pero antes, una recapitulación: En el 2008, Obama ganó 28 estados y 365 votos electorales, con el apoyo del 90% de los liberales, 60% de los centristas y hasta un 20% de los conservadores. Es difícil creer que pueda superar o incluso igualar esos números en el 2012.
Actualmente, la aprobación del desempeño de Obama está igualmente dividida con 46% de aprobación contra un 46% de desaprobación, según una nueva encuesta de Gallup.
Obama ha probado ser más polarizante que publicitado —y nunca es bueno estar por debajo del 50 %—, aunque una mirada a la historia da razones para ser optimistas en la Casa Blanca. En este punto en sus respectivos períodos, tanto Reagan como Clinton contaban con niveles de aprobación del 41% y 44%, respectivamente. Cada uno ganó fácilmente su reelección.
Es significativo que a Obama le vaya mejor por sus cualidades personales que por sus políticas. Por ejemplo, una encuesta realizada en enero por CNN descubrió que el 60% de los estadounidenses consideraban a Obama “honesto y confiable”, aunque un sólo un 47% dijo que “están generalmente de acuerdo” con él en “asuntos que les interesan”.
Este diagnóstico general sobre simpatía y confiabilidad puede ser la diferencia en una elección presidencial, aun y especialmente después de una derrota épica como la de las elecciones de mitad de período del 2010 . Es por ello que el primer video de la campaña presenta a un un hombre blanco adulto de Carolina del Norte diciendo: “No estoy de acuerdo en todo con Obama, pero lo respeto y confío en él”.
La economía es el factor clave en cualquier elección presidencial —la gente vota según su bolsillo. La economía está mejorando, aunque lentamente , con una tasa de desempleo de 8.8 %— y más en estados clave para las elecciones como Florida, Nevada y Michigan. El mercado de valores llega a su nivel más bajo en el día 50 de la administración de Obama, pero muchos en Wall Street ven todavía al presidente como “antinegocios”, mientras que la extrema izquierda lo ve entregado a los corporativos; bienvenido a nuestra política esquizofrénica del 2011.
Una debilidad constante es la renuencia presidencial para dirigirse a la clase media —ni siquiera pronunció la palabra en su último informe presidencial— y las elecciones estadounidenses las ganan los candidatos que se conectan tanto con los moderados y como con la clase media.
Con esa finalidad, los asesores de la campaña de Obama necesitan poner gran atención en los votantes independientes. Ellos votaron por Obama con un margen de 8 puntos porcentuales en el 2008, pero posteriormente apoyaron a los republicanos en las elecciones del 2010 con dobles dígitos. Actualmente, la aprobación del desempeño del presidente entre los votantes independientes es del 41 %, según la encuesta de Gallup —una caída respecto al 61 % que tenía en abril del 2009.
Pero hay dos aspectos que podrían ser más importantes que cualquier otro en la definición de los resultados del 2012, uno positivo para el presidente y otro negativo:
La debilidad de los candidatos republicanos: Las elecciones finalmente se reducen a propuestas “¿comparadas con qué?” —y el elefante en el cuarto para el partido Republicano es que están ofreciendo una baraja de candidatos débiles—.
Los posibles candidatos le siguen el rastro a Obama en una hipotética competencia uno a uno en los comparativos de las encuestas, con la excepción de mi ex jefe Rudy Giuliani, según una encuesta de Harris.
Dado que el partido Republicano es crecientemente conservador tanto en asuntos sociales como fiscales, los candidatos que emocionan más a la base —como Mike Huckabee y Sarah Palin — son kriptonita para las elecciones generales. Contrariamente, los candidatos que podrían tener más probabilidades en una elección general, como el gobernador de Indiana, Mitch Daniels, o el ex gobernador de Utah, John Huntsman, tendrían muchas dificultades para ganar las elecciones primarias. Cuando la radical congresista Michele Bachmann supera al puntero Mitt Romney —tal como lo hizo en el último cuarto— sería visto como un grito de desesperación del partido de Lincoln. El que se beneficiaría de este ridículo hiperconservadurismo sería el presidente Obama.
El mapa electoral está más complicado en el 2012: Éste es el encuentro más duro con la realidad que tendrá el equipo reeleccionista. Es poco probable que Obama gane con un margen más grande que el que tuvo en el 2008. Los estados que lo favorecieron por poco margen en esas elecciones, pero que rara vez votan por los demócratas desde 1964 —como Indiana, Virginia y Carolina de Norte—, será difícil si no imposible, que en esta ocasión voten en su totalidad a favor de Obama.
Estados indecisos como Ohio y Pensilvania, tienen ahora gobernadores republicanos, mientras que el Senado será probablemente retomado por los republicanos en el 2012. Finalmente, el nuevo censo mostró que el mayor crecimiento de la población en estados que regularmente votan por los republicanos como Texas, Arizona, Carolina del Sur y Georgia —mientras que los más liberales en el noreste perdieron población y consecuentemente, lugares en congreso, así como votos electorales.
A menos que Obama pueda mantener al menos a Florida, Ohio y Pensilvania, el panorama de su reelección se ve complicado. Y esa es la razón por la cual el recientemente electo senador de Florida, Marco Rubio, ya está siendo promovido como un posible vicepresidente republicano, sin importar quién sea el mayor aspirante.
La carrera presidencial del 2012 ha comenzado. El hecho de que Obama haya fracasado hasta el momento en construir su coalición del 2008, es un obstáculo significativo para allanar su camino a la reelección. Los demócratas de Reagan lo llevaron a una reelección contundente en 1984. Hoy hay pocos, si no es que ningún republicano pro Obama.
Obama pretende vacunarse con una campaña bélica sin precedentes mientras que los republicanos intentan encontrar a un candidato que pueda ganar tanto la nominación como la elección general. Es algo difícil de lograr para ambos bandos mientras arranca el drama de las campañas presidenciales.
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente las de John P. Avlo.