La candidatura de Trump: ¿Un circo político?
Nota del editor: Edward Morrissey, un conservador, es editor y corresponsal de HotAir.com .
(CNN) – En todo proceso de elección, alguien siempre se encarga de hacer un circo político, pero aún así, es difícil de explicar la fascinación de algunos republicanos con Donald Trump.
La fama de Trump viene de sus exitosos negocios en bienes raíces y casinos que comenzaron en los ochentas, así como sus tres matrimonios, su interés en la lucha libre profesional en las últimas dos décadas, una nueva organización de mercadotecnia multinivel que vende suplementos vitamínicos y un programa de televisión que convirtió al "¡Estás despedido!" en una marca registrada de Trump.
Nada de lo anterior encaja muy bien en los "valores familiares" tradicionales, el molde fiscal conservador del partido Republicano y, sin embargo, este circo está ganando gran fuerza en los comienzos de este proceso de selección de los candidatos presidenciales del partido Republicano.
Una entrevista que el Wall Street Journal publicó a principios de esta semana puso las cosas un poco más surrealistas. Trump no sólo afirmó a Kelly Evans que sus aspiraciones son serias sino que básicamente le solicitó al partido Republicano que lo nominara, o si no...
"La preocupación es que si no gano (las elecciones primarias del partido Republicano), me postule como candidato independiente, y creo que la respuesta probablemente sea que sí". La amenaza hace recordar a la elección de 1992, cuando otro empresario adinerado y llamativo se postuló para presidente y dividió la votación, permitiendo que Bill Clinton ganara la presidencia con un 43 % de la votación.
Claro que H. Ross Perot nunca participó en la contienda interna del partido Republicano contra George H.W. Bush, comenzando de manera independiente en medio de la temporada de las elecciones primarias y no exigiendo su nominación y amenazando con una candidatura independiente si no la conseguía.
Para a aquellos que están encaprichados con la deslumbrante figura del magnate y habilidoso empresario Trump, Perot fue y es un mejor empresario. Después de que Evans cuestionó a Trump sobre sus problemas financieros a través de los años, Trump insistió que él nunca se declaró en bancarrota tal como lo insinuó Evans, al menos no personalmente.
Sus negocios son otra cosa. Las quiebras de los negocios de Trump incluyen el casino Taj Mahal en 1991 y el Trump Plaza Hotel en 1992, en ambos casos perdiendo la mitad de sus acciones. El Centro de Entretenimiento Trump solicitó ser declarado en quiebra en el 2009 y en el 2008, la Torre Internacional Trump en Chicago no pudo pagar un préstamo de 40 millones de dólares.
Su respuesta a este último revés financiero fue tanto instructivo como entretenido. Trump culpó al colapso económico mundial y pretendió que dicho colapso fuera declarado un acto de Dios para zafarse del pago de los 40 millones de dólares, y luego exigió 3,000 millones de dólares por concepto de daños del banco por intentar recolectar el pago.
Suficiente de "asumo la responsabilidad". Vale la pena anotar que sus propios inversionistas lo han echado de la administración de sus participaciones por los riesgos que toma y fracasos. Eso no es precisamente un excelente historial para un presidente de una compañía.
Al menos Perot se centró en los problemas económicos, aunque en ocasiones haya parecido un viejo loco. La plataforma de Trump parece consistir únicamente en el certificado de nacimiento de Obama , un circo que fracasó en su intento por descarrilar a Obama como un personaje relativamente desconocido en el 2008.
Los republicanos cuentan con una baraja de problemas sobre los cuales pueden hacer campaña tras dos años de la presidencia de Obama: la economía, déficits federales y la nueva guerra en Libia, por nombrar sólo algunos. Por otro lado, Trump ha convertido la fase inicial de las campañas en un mal guión de la Lucha Libre Mundial y le permitió a la Casa Blanca beneficiarse mientras los medios pintan a la oposición republicana a Obama centrándose en alocadas teorías de conspiración en lugar de enfocarse en los antecedentes de incompetencia ejecutiva y malos manejos fiscales.
De otra forma, esto se convertirá en la segunda llegada de Perot. Trump ciertamente cuenta con los recursos para participar con seriedad en una elección general, al igual que Perot en 1992. Como en ese proceso, la participación independiente de Trump dividiría el voto de la derecha, no de la izquierda.
Después de todo, los liberales no se van a impresionar con la plataforma basada en la teoría del lugar de nacimiento de Obama, los sindicatos no respaldarán a un millonario de Wall Street y los activistas no apoyarán a un candidato que piensa que debimos apoderarnos de los campos petroleros de Libia e Irak, aún cuando estos tres actores estén desencantados (a diferentes grados) de Obama.
Los circos electorales son entretenidos, al menos hasta que dejen de ser novedad. Quizá el ultimátum de Trump durante su entrevista se suficiente para que los republicanos le digan a este colorido autopostulante “¡Estás despedido!”.
Las opiniones expresadas en esta artículo son únicamente las de Ed Morrissey.