La boda real trae de vuelta el recuerdo de la princesa Diana
Nota del editor: Bonnie Fuller es presdienta y editora en jefe de HollywoodLife.com y HollyBaby.com. Antes fue jefa editorial de American Media Inc. y editora en jefa de Us Weekly, Glamour, Cosmpolitan, Marie Claire y las revistas YM.
(CNN)— Nunca olvidaré ver a Lady Diana Spencer anudar la corbata de Carlos, Príncipe de Gales, el 29 de julio de 1981. Como la mayoría de las mujeres del mundo occidental, estaba obsesionada con "el compromiso real" desde el conmocionante anuncio de que Carlos por fin dejaría su estatus como soltero para casarse a la edad considerablemente vieja de 32 años, con la adorable Diana de 20 años de edad.
Fui ingenua como la pobre y nada suspicaz, Diana. No tenía idea que este no era un romance de cuento de hadas. Me quedé sin aliento cuando leí las historias de cómo la pareja se conoció a través de la hermana mayor de Diana, Sarah Spencer. ¡Quien fue novia de Carlos alguna vez! Y también seguí muy de cerca la interminable especulación de quién diseñaría el vestido de Diana.
Si creen que los medios y el público se han vuelto dementes por la boda del príncipe Guillermo con Kate Middleton, se sorprenderían del frenesí real que crearon las nupcias entre Diana y Carlos.
Después de todo, Guillermo y Kate han sido novios por ocho años, mientras que Carlos estaba relacionado a una serie de 'ejemplares' de sangre azul y entonces, de repente, se estaba casando con una adorable maestra de preprimaria quien también trabajó como niñera. Diana pudo haber sido la hija del octavo conde de Spencer, pero también era la primera persona de la realeza con quien podías identificarte.
¡Diana era como nosotros! Ella era tímida y bonita, pero no hermosa, y fue captada, por fotógrafos, usando una falda que se volvía traslúcida en el sol. Ella tenía los desperfectos de guardarropa con los que todos podíamos simpatizar. Así que claro, yo tenía que estar entre los 750 millones de personas levantadas en la madrugada, viendo el cortejo real de la Catedral de San Pablo en Londres.
De hecho mi esposo honró la ocasión al reunirse para tomar té mientras veíamos la tele en la casa de mi amiga Barb, junto con otros conocidos. Mientras veíamos a Diana en un carruaje tradicional que llegaba a San Pablo, comíamos scones y crema batida, y bebimos interminables tazas de té. Los chicos usaron corbatas y sombreros de copa. Mis amigas y yo nos pusimos nuestros vestidos de graduación viejos y guantes blancos. ¡Hey!, queríamos entrar de lleno al espíritu de la boda.
Cuando Diana bajó de su carruaje se nos cayó la boca al ver su vestido impresionante de tafetán de seda marfil y encaje diseñado por el equipo de David y Elizabeth Emauel.
El diseño inusual del vestido de Diana con su cuello en V encrespado nos sorprendió. Era algo que nunca habíamos visto, extravagante pero modesto, con sus mangas grandes abombadas y una falda completa. Y tan romántico como fue Diana, con su peinado adorablemente enmarañado se veía perfectamente moderna.
Nadie esperaba que una novia se viera sexy en esos días, como muchas novias hoy, especialmente las celebridades. Espero que Kate Middleton se resista a la tentación de optar por algo sexy o consciente de su cuerpo cuando se case con Guillermo . Ojalá la razón de que se haya puesto a dieta no tenga nada que ver porque su vestido sea pegado al cuerpo.
Cuando vi a Diana casarse con Carlos, nunca imaginé que la conocería dos veces en los años venideros.
La primera vez fue cuando Diana tuvo una fiesta en honor de los diseñadores ingleses de la Semana de la Moda de Londres de Flare, 1987. En ese momento, yo era editora en jefa de Flare, la revista de moda de Canadá. Diana nos recibió a todos formados en una fila, con el príncipe Guillermo de cinco años a su lado.
El pequeño Guillermo se veía emocionado de estar parado junto a su bella mamá vestida en shorts formales y una camisa blanca, dándole la mano a todos.
Cuando fue mi turno de darle la mano a Diana, la halagué por su increíble trabajo como la Princesa de Gales, y ella sonrió, me vio directo a los ojos y murmuró que su esposo era un maestro increíble. Ella parecía ser completamente genuina y todavía muy enamorada de Carlos. Ella era tan carismática e incluso más impactante de cerca, en persona, que en fotos.
Me hizo sentir como si ella estuviera emocionada de conocerme a mi.
Ella tuvo el mismo efecto cuando la volví a ver en los premios del Consejo de Diseñadores de Moda de América en enero de 1995, en Nueva York. Diana había venido a presentar a su buena amiga Liz Tilberis, entonces editora en jefa de la revista Harpers Bazaar, con un premio por su logro editorial.
Diana estaba impactante, y podías ver sus brazos tonificados en un vestido liso azul marino. Cuando nos presentaron, ella parecía completamente absorta cuando platicamos por unos minutos acerca de lo competitivo que es el mundo de las revistas de moda. Yo era la editora en jefa de Marie Claire en ese entonces, y Diana tuvo el mismo efecto en mi como cuando nos conocimos por primera vez, ella era más hermosa en persona que en fotos. Todo en ella, desde su piel hasta y sus ojos, su saludo de mano y conversación, emanaban calidez.
Con una madre así no es de sorprenderse que Guillermo quiera casarse con Kate, una mujer que conoce completamente, y con quien obviamente tiene una relación cálida y amorosa. Habiendo conocido a Diana, no tengo duda que hubiera hecho sentir a Kate, su próxima nuera, como su mejor amiga desde el momento en que Guillermo la llevó a su casa.
Si Diana estuviera aquí el viernes, ella estaría resplandeciente en de la Abadía de Westminster. No tengo duda que ella está resplandeciendo desde el cielo.