La amenaza del terrorismo va más allá de la muerte de bin Laden
Nota del editor: William Bennett y Seth Leibsohn son autores del libro “La lucha de nuestras vidas: Conocer al enemigo, hablar con la verdad y elegir ganar la guerra contra el Islam radical”, recientemente publicado. Bennett es colaborador de CNN y miembro del Instituto Claremont; Leibsohn es administrador asociado de la firma consultora Leibsohn & Associates.
(CNN) – Hace 66 años, el 1° de mayo, los estadounidenses se enteraron de que Adolfo Hitler finalmente había muerto . El 1 de mayo, el presidente Barack Obama anunció que Osama bin Laden había muerto . Hasta la noche de ese domingo, la muerte de ninguna figura internacional había sido tan buscada desde 1945.
Desde los noventas, bin Laden declaró la guerra a Estados Unidos. La mayoría de los estadounidenses no tomaron esa declaración con seriedad hasta hace casi 10 años, en ese día soleado de septiembre, oscurecido por bin Laden y su liga de terroristas. Pero mucho tiempo antes de las declaraciones y acciones de bin Laden, el terrorismo había sido dirigido e inflingido sobre los estadounidenses. La muerte de bin Laden es una victoria bien vista y una noticia muy deseada en esta larga lucha, pero no es el final de la guerra.
Antes del 11 de septiembre de 2001 , los terroristas y el terrorismo había golpeado en Estados Unidos, tanto como en el extranjero. Pero el 11 de septiembre de 2001 fue diferente en escala y medios empleados. Fue el peor ataque terrorista en la historia mundial. Y el mundo cambió. Aún tras la noticia del domingo, el mundo permanecerá cambiado por lo que bin Laden trajo. El terrorismo, violencia financiada por gobiernos y la disponibilidad de tecnología avanzada para islamistas radicales y otros extremistas no requieren necesariamente de gran organización para matar a grandes números de estadounidenses. Un hombre joven con un auto equipado con TNT como Fouad Ajami señaló en “The Foreigners Gift”, puede matar a grandes números de estadounidenses. Y a menos y hasta que la muerte de bin Laden sea vista como un nuevo comienzo con mayor seriedad en nuestra guerra contra islamistas radicales, más estadounidenses seguirán muriendo. Esperemos que ese nuevo comienzo y seriedad comiencen el 1 de mayo de 2011.
Hay varias cosas que es importante tener en mente para que no pensemos que la guerra terminó la noche del domingo.
1. El terrorismo no se detendrá, ni tomará un descanso ni cederá ante esta noticia. El terror palestino no se detuvo con la muerte de Yasser Arafat; ni siquiera se detuvo cuando supuestamente renunció al terrorismo. Hay mucho combustible que alimenta las quejas islamistas contra Estados Unidos y Occidente: bin Laden fue parte de ello.
2. Al-Qaeda por sí mismo se ha extendido mucho más allá de bin Laden, en operaciones, doctrina y mando. Hace tiempo que el movimiento terrorista de Al-Qaeda superó al propio bin Laden.
3. Es totalmente posible que veamos un aumento del terrorismo en nombre de Al-Qaeda. Operadores terroristas que están afiliados bajo la marca de Al-Qaeda seguramente querrán probar que sigue con vida y activa.
4. Aunque no hubiera terroristas de Al-Qaeda, no olvidemos que hasta el 2001, ningún grupo terrorista había matado a más estadounidenses que Hezbollah. Hezbolla era conocido como el equipo “A” y Al-Qaeda como el equipo “B”. La guerra no está ni remotamente cerca de terminarse, de hecho, Irán y Hezbollah están más fuertes que nunca y quién sabe qué tipos de líderes estén esperando para llenar el vacío que ha dejado la muerte de bin Laden.
5. Finalmente, aunque ha sido objeto de muchos críticas, hay que dar un elogio a las políticas de combate al terrorismo del ex presidente George W. Bush (y más importante aún, reconsiderar la suspensión de dichas políticas). No sólo nos llevaron a Khalid Sheikh Mohammed (el director operacional del 11 de septiembre), sino también al complejo donde bin Laden y sus predicadores vivían en Pakistán .
El domingo, Obama completó una parte de lo que Bush empezó. Pero aún hay mucho qué hacer, ya que aún hay un gran cantidad de enemigos –letales amorfos, violentos y diseminados- dispuestos a matar a tantos estadounidenses como les sea posible. Nuestros enemigos no están confinados en una sola región. No siguen reglas. Y valoran la muerte sobre la vida.
El presidente estuvo bien la noche del domingo cuando dijo: “ Se ha hecho justicia ”. Pero aún hay mucha justicia que impartir y aún hay mucha injusticia dirigida hacia nosotros.
Las opiniones en este artículo son únicamente las de William Benntett y Seth Liebsohn.