OPINIÓN: ¿Nueva vida para el DREAM Act?
Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. es un colaborador de CNN.com, columnista independiente reconocido a nivel nacional y comentarista de NPR.
SAN DIEGO, California (CNN) — Como una vez al mes, escucho de algún inmigrante ilegal que quiere ir a Harvard. Imagínense a un estudiante indocumentado de preparatoria que no dejará que un pequeño detalle como no estar en el país legalmente le impida aplicar a una universidad de primer nivel.
Harvard me busca frecuentemente en busca de consejos ya que hace casi 20 años escribí un libro sobre la experiencia de ser un estudiante latino en Harvard.
A estos jóvenes con grandes planes pero sin documentos se les conoce como Dreamers (Soñadores) –beneficiarios potenciales del DREAM Act, que les daría un estatus legal a estudiantes inmigrantes ilegales que van a la escuela o se unen al ejército.
La iniciativa fue echada abajo durante una sesión en diciembre de los legisladores salientes cuando cinco senadores demócratas conservadores -Jon Tester, Max Baucus, Kay Hagan, Ben Nelson y Mark Pryor- se deslindaron de su partido para votar en contra. O quizás los senadores tenían permiso para hacerlo porque, a pesar de las promesas a los votantes latinos, los demócratas realmente no tienen interés en que el DREAM Act prospere y lo tengan escrito en la frente en las próximas elecciones. Los demócratas quieren ambas cosas. Obstaculizar la iniciativa y hacer parecer que los republicanos tienen la culpa.
El Partido Republicano no tiene problema con esto, incluso parece disfrutar asumir el papel de villano en el tema migratorio porque ayuda a revolucionar a las bases. En este tema, los republicanos hacen las declaraciones más disparatadas.
Tomemos como ejemplo al legislador texano, Lamar Smith, quien –como presidente del Comité Judicial de la Cámara- está impulsando la aplicación de las leyes migratorias. Él prefiere el tipo de aplicación de la misma que no moleste a empleadores, negocios, la Cámara del Comercio de Estados Unidos ni a nadie que contribuya para las campañas de reelección republicanas. El congresista de San Antonio es un hombre duro que sólo escoge batallas contra los débiles y vulnerables.
El mes pasado, Smith le dijo a The Associated Press que el DREAM Act representaba “amnistía para hasta 2 millones de personas”. Cuando escribí una columna insinuando que él no entendía el término porque “amnistía” es algo a cambio de nada y el DREAM Act es un quid pro quo, Smith se hundió más. “La definición de amnistía”, escribió Smith en una carta enviada a los periódicos que publican mi columna, “es el acto de un gobierno a través del cual otorga el perdón a un gran número de individuos. Y legalizar a millones de inmigrantes ilegales es eso: un perdón por violar nuestras leyes migratorias. Si damos amnistía a inmigrantes ilegales que deliberadamente violaron nuestras leyes migratorias, se envía un mensaje de que no nos tomamos nuestras leyes con seriedad”.
Entonces, un joven que ha sido traído aquí desde niño por sus padres, ¿ha “violado nuestras leyes migratorias?” ¿Deberíamos considerar a esta persona un criminal que busca un “perdón”? ¿Esta idiotez es la posición oficial del Partido Republicano?
Es posible que veamos que el DREAM Act regresa a la agenda política . Esta semana, la iniciativa de ley tuvo su primera audiencia ante el Comité Judicial del Senado.
Estuvo presente el inmigrante ilegal más famoso de Estados Unidos: el periodista ganador del Pulitzer, José Antonio Vargas, quien recientemente reveló ser un inmigrante indocumentado de las Filipinas en un ensayo publicado por el New York Times, así como en entrevistas subsecuentes.
Vargas quiere ser la voz de la comunidad inmigrante ilegal de Estados Unidos. Creó una organización llamada Define American, para impulsar una reforma migratoria integral.
Pero apuesto a que los partidarios del DREAM Act quieren que sea el rostro de su movimiento. Aquí tenemos a un joven exitoso que ha trabajado duro y ha hecho contribuciones sustanciales a su profesión y a la sociedad como un todo.
Francamente, no estoy seguro de que vincular al periodista con el DREAM Act sea tan buena idea. Vargas no es un estudiante que pretende ir a la universidad; es un profesional. Además, hay fragmentos de su historia personal que no se ven bien.
Encontré una mejor historia. Recientemente conocía a una joven a quien llamaré “Karina”. Está a punto de comenzar su último año de preparatoria en San Diego y ya está haciendo lo mismo que muchos de sus amigos: tomando la prueba SAT, preparando su ensayo para la universidad, haciendo una lista de escuelas a las que le gustaría aplicar, etc. Harvard está en esa lista.
Sin embargo, viajar es un problema. No puede viajar en avión. No tiene licencia de conducir. Karina está ilegalmente en el país. Fue traída desde niña y criada por parientes mientras sus padres estaban en México.
Aquellos que están a favor de las restricciones migratorias le dirían a Karina que regrese a casa, pero esta es su casa. Ella no miente a las escuelas sobre su estatus, ni usa números falsos de seguridad social para obtener ayuda financiera. Ella busca becas.
En contraste, Vargas mintió a sus empleadores, usó documentos falsos y puso a sus colegas que lo ayudaron en una situación comprometedora.
Gente joven como Karina obviamente sabe apuntar alto. Cuando busquen modelos a seguir, pueden conseguir a alguien mejor.
Las opiniones expresadas en este artículo son únicamente las de Ruben Navarrette Jr.