Opinión: Lecciones de terrorismo, tras el ataque de Noruega

Nota del editor: Brian Fishman es miembro investigador de contraterrorismo de New America Foundation, un 'think tank' enfocado en ideas innovadoras en el espectro político.
(CNN).- El terror llegó a casa a Noruega el viernes. Una bomba fue detonada cerca de la oficina del primer ministro en Oslo y un hombre armado atacó un campamento de juventud política en la isla de Utoya. Al final, por lo menos 87 personas murieron, una nación se traumatizó, y el mundo estaba pendiente de nuevo por un ataque terrorista sufrido indirectamente, pero en tiempo real, en los informes de noticias de la televisión y en 140 caracteres a través de Twitter.
La especulación inicial de que Al Qaeda podría haber estado involucrado no ha sido desechada, pero carecía de fundamento y por lo tanto era prematuro. La única persona hasta ahora implicada en el ataque era un ciudadano noruego que podría estar relacionado con activistas de derecha, pero no está claro si trabajaba solo o por qué cometió ese acto sin piedad.
Inmediatamente después de un ataque como el que sacudió a Noruega el viernes, a menudo buscamos respuestas. ¿Cómo puede alguien matar a niños inocentes? ¿Por qué alguien estallaría una bomba que inevitablemente mutilaría a la gente? En lugar de profundizar en por qué los autores del ataque en Noruega hicieron lo que hicieron, es importante pensar en la forma en que lo llevaron a cabo. La terrible realidad es que hay gente mala, con diversas agendas políticas, dispuestas a usar la violencia contra inocentes para lograr sus fines.
Tal vez la lección más dura de los ataques de Noruega es que, con base en los primeros informes, parece que más gente fue asesinada por armas de fuego que explosivos. De esta manera, el ataque de Noruega refleja una tendencia en el terrorismo, ejemplificada en el ataque del 26 de noviembre de 2008 en Mumbai, cuando 10 hombres armados colaboraron para matar a más de 160 personas.
Los terroristas matan por dos razones básicas: quieren desestabilizar y destruir las instituciones o símbolos de un orden político que desprecian y quieren intimidar a la gente no afectada directamente por el ataque. Durante años, las bombas han sido la herramienta más útil para lograr ambos objetivos: eran la mejor manera de asesinar a un gran número de personas y obtener atención de los medios. Pero eso podría estar cambiando.
La creciente disponibilidad de armas automáticas, que facilita matar en masa incluso a un solo individuo, y la velocidad y penetración de la cobertura de los medios de comunicación significa que la comunidad de personas que ven cualquier tipo de ataque violento es enorme, ya sea que los terroristas usen bombas o armas de fuego.
El ataque en Noruega fue construido con éxito; los autores detonaron un explosivo en el centro de Oslo, pero una lección de los aspirantes a terroristas de Al Qaeda es que la construcción de explosivos es más difícil de lo que parece. Ya sea que Faisal Shahzad sea el ejemplo, tras el intento fallido de detonar una bomba en Times Square el 1 de mayo de 2010, o el bombardero de ropa interior que intentó derribar un avión sobre Detroit en la Navidad de 2009, está claro que un ataque terrorista con explosivos es un riesgo para quienes no tienen un entrenamiento serio.
Si los terroristas pueden usar armas de fuego para alcanzar niveles similares de destrucción sin asumir el riesgo operacional de la utilización de bombas, podemos esperar que lo hagan.
Un resultado peligroso del ataque de Noruega es que los terroristas de todo el mundo estarán estudiando, para aprender las lecciones; y no sólo las personas con convicciones ideológicas similares a los autores del ataque del viernes. Al Qaeda ha sido particularmente hábil para adaptar técnicas desarrolladas por otras organizaciones. Deberíamos esperar a que los propagandistas de Al Qaeda al menos señalen el ataque en Noruega como un ejemplo del tipo de ataque que una persona o un pequeño grupo podría realizar en el futuro.
Es difícil identificar lecciones útiles de una tragedia como el horror del viernes en Noruega, sobre todo por lo reciente del ataque. Pero debemos, porque hay más atentados inevitables por venir.
Una enseñanza clara es que la especulación sobre los autores debe ser dejada de lado, hasta que haya evidencia clara de algún tipo. Otra es que las armas de fuego son cada vez más elegidas por los terroristas; restricciones razonables en la venta y distribución de armas automáticas ahoran tiene sentido. Si hacemos un monitoreo de la venta de precursores químicos para la construcción de bombas, también deberíamos monitorear las armas más peligrosas.
Pero quizá la lección más importante reafirmada por los acontecimientos terribles en Noruega fue proporcionada por el primer ministro, Jens Stoltenberg, quien dijo después del ataque: "No nos va a destruir. No van a destruir nuestra democracia y nuestros ideales por un mundo mejor". No importan los motivos de un terrorista o el arma que elija", esa es siempre la respuesta correcta.