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OPINIÓN: Amy Winehouse, una artista con control de su arte, no de su vida

El crítico Gene Seymour se enfoca en las letras vibrantes e irónicas de la cantante por encima de los detalles de su muerte anunciada
lun 25 julio 2011 10:58 AM
Amy Winehouse
Amy Winehouse

Nota del editor: Gene Seymour ha escrito sobre música, cine y cultura para el New York Times, Newsday, Entertainment Weekly y el Washington Post.

(CNN) ¿Triste? Sí, insoportablemente. ¿Impactante? Por desgracia, no.

Cuando esto se escribe, nadie sabe a ciencia cierta cómo o por qué Amy Winehouse murió el sábado . Las autoridades británicas usaron la palabra “inexplicable” para caracterizar las circunstancias. Los que saben quién era, qué hacía y cómo ha vivido tienen sus sospechas. Las multitudes que amaban su música están devastadas, pero la conjetura es que muy pocos de ellos están sorprendidos. Sus peores temores se han confirmado.

La muerte de Winehouse, de 27 años, culmina casi una década de un éxito impresionante , y una voluntaria autodestrucción. Siempre existía una contradicción desconcertante entre la música soleada, optimista, de rhythm and blues que encantó a millones, y el deprimente y exasperante espectáculo público que hizo de sí misma en los tabloides y en el escenario.

A veces, estas dos cepas se combinaban; sobre todo, en el sencillo con ventas de platino, Rehab, con su pegadizo estribillo: “They tried to make me go to rehab/ I said, no, no, no...” (“Trataron de hacerme ir a rehabilitación / Yo dije: no, no, no ...”) Y se convirtió, para bien o para mal, en una melodía característica que cristalizó su relación de acercamiento-rechazo con los intentos de dejar la adicción a las drogas y al alcohol.

No les llevó mucho tiempo a los reporteros indicar que la muerte de Winehouse llegó a la misma edad que las de Janis Joplin, Kurt Cobain , Jim Morrison, Brian Jones y Jimi Hendrix, los cuales siguen siendo mártires emblemáticos en el altar de la autodestrucción. Incluso aquellos que deseaban creer que ella aún podía escapar de ese destino, tendían a desviar la mirada, sobre todo en el último par de años, para no ver lo que parecía un choque inevitable.

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Sin embargo, en ausencia de hechos concretos (por lo menos hasta el momento) , no parece tener mucho sentido especular sobre lo que provocó la muerte de Winehouse. Y tiene aún menos sentido empantanarnos en sentimentalismos o recriminaciones justas. Existen demasiadas hermanas sobrias haciendo fila para azotar nuestros oídos con anuncios de represalias y lecciones precautorias.

Aunque los hechos estén ahí, yo prefiero hablar de música, que, al igual que en el caso de todos los artistas jóvenes muertos citados antes, será todo lo que realmente importe cuando el mundo valore a Amy Winehouse a largo plazo. 

Su música era, como he señalado anteriormente, soleada y vibrante. Sus canciones pueden ser mordazmente divertidas y conscientemente descaradas. Rehab fue el ejemplo más evidente, pero no fue menos enganchadora o merecedora que otros temas de Back to Black de 2006, el álbum ganador de varios Grammy que ahora tenemos, por desgracia, que reconocer como su obra maestra.

Escuchar Black, sobre todo ahora, es deleitarse con un talento que parecía encantado con su propio potencial, al igual que su audiencia. La voz de Winehouse presentaba un gran sonido, pero también era lo suficientemente ágil como para evocar no sólo a las divas afroamericanas del soul de 1960 y 1970, sino también a los cantantes de jazz y cabaret de 1940 y 1950, quienes basaron su ingenio en doblar o estirar notas en lugar de multiplicarlas o subdividirlas. Ella parecía tan en control de su arte que provoca que uno se pregunte por qué parecía tener tan poco control sobre su vida.

Incluso esa voz cautivadora no podía dominar los sarcásticos y tal vez macabros demonios que acechan en sus letras. Uno piensa en el coro de You Know I'm No Good: “I cheated myself/ Like I knew I would...” (“Me engañé a mí misma/ Como yo sabía que lo haría...”) Había publicaciones en línea el sábado que hacían referencia a esta línea de Tears Dry on Their Own: “You walk away/and the sun goes down...” (“Tú te alejas/ y el sol se oculta...”).

No hay forma de evitar que los deconstruccionistas vean el aspecto irónico de estas letras; y me arrepiento un poco de haber sacado el tema. En este momento, prefiero pensar en cómo ella me hizo sonreír. Que los demonios, los suyos y los de todos los demás, sean condenados.

Las opiniones expresadas en este comentario son exclusivamente de Gene Seymour.

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