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Opinión: La pérdida de cabello para una mujer, un secreto angustioso

Disminución de la autoestima, vergüenza y depresión pueden ser algunas consecuencias de la alopecia genética en mujeres
sáb 30 julio 2011 01:04 PM
Cabello Mujer
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Nota del Editor: Lisa O'Neill Hill es la copropietaria de una empresa de consultoría y edición en el sur de California.

(CNN) — Mi cabello largo, rojo y espeso (lo que más me gustaba de mi aspecto) comenzó a caerse hace cinco años, cuando yo tenía 37. Constantemente recogía cabello de mis brazos, de mi espalda, del asiento del auto, de mi repisa del baño. Mi desagüe de la ducha se obstruía fácilmente. Pasar la aspiradora significaba soportar el olor a cabello quemado.

Al principio pensé que la caída era temporal y debía estar relacionada con un problema médico . Consulté a ocho especialistas, soporté decenas de pruebas de sangre y gasté miles de dólares. Esperaba en secreto tener un problema de tiroides, un desequilibrio hormonal, algún tipo de deficiencia de vitaminas, incluso lupus. Necesitaba una explicación. Pero todas las pruebas resultaron negativas.

Hace unos años, volé desde California a Nueva York para ver a un endocrinólogo que se especializa en pérdida de cabello en la mujer. Me diagnosticó con pérdida de cabello genética y me prescribió un régimen diario de varios medicamentos, incluyendo Propecia, un medicamento contra la pérdida de cabello que sólo está aprobado para la FDA en hombres.

Ese médico me dio esperanza, pero esa esperanza se desvaneció desde hace mucho tiempo. A pesar de que su régimen ha funcionado para muchos, no para mí. Sospecho que nada lo hará.

Después de haber agotado mis opciones, he tenido que enfrentar la verdad: nada va a detener mi caída del cabello. Mi padre y su hermano tienen distintos grados de pérdida de cabello y mi madre siempre tuvo el cabello fino. Mi tía materna tenía muy poco cabello en la parte superior de la cabeza, un clásico patrón de calvicie femenina.

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Nunca he estado satisfecha con mi apariencia, pero mi cabello era lo único por lo que recibía cumplidos a menudo. Era una parte integral de mi identidad. Cuando mi cabello comenzó a caer, mi frágil autoestima se rompió. Me sentía fea, avergonzada.

Ver mi cabello abandonarme me hizo sumirme en la oscuridad. Fui a terapia durante un año y comencé a tomar antidepresivos . Yo estaba en crisis. Los que me rodeaban, a pesar de que estaban ahí para mí, no acababan de entender por qué esto me estaba afectando de una forma tan brutal. Sollozaba en brazos de mi marido y hablaba constantemente acerca de mi cabello.

Mi cabello era lo último que pensaba antes de ir a dormir. Y era la primera cosa en mi mente cuando despertaba.

"Yo me quiero morir"

Durante mucho tiempo, mi salud mental se mantuvo gracias a un grupo de desconocidos, mujeres de todo Estados Unidos y alrededor del mundo que, como yo, están luchando para ocultar su pérdida de cabello y manejar el profundo costo emocional que conlleva.

Nos conocimos en el Women's Hair Loss Project (Proyecto de Pérdida de Cabello Femenina), una red de apoyo en línea, donde intercambiamos información sobre las opciones de tratamiento, los mecanismos para lidiar con ello, implantes de cabello, el número de cabellos que se caen (sí, algunas de nosotras llevamos la cuenta) y en donde elogiamos a los médicos considerados y condenamos a los desdeñosos.

Nuestras historias tenían puntos en común: la pérdida de nuestro cabello nos hizo sentir poco atractivas, indignas, menos femeninas. Nos robó la alegría. Nos rendimos. “Yo quiero morir", escribió una mujer. En público, estudiábamos a otras mujeres, envidiábamos el cabello que ellas daban por sentado.

Yo tuve ese cabello alguna vez. Me maravillo con fotos antiguas. En ese momento, no me daba cuenta o apreciaba la cantidad de cabello que en realidad tenía.

Hago lo que puedo por ocultar lo que está sucediendo. Me corté el cabello más corto para hacerlo lucir más grueso. Lo dividía en cierta manera. Mi peluquera estiliza mi cabello con frecuencia, secándolo con un gran cepillo. Y estoy muy agradecida con ella.

¿Cómo será mañana?

Sin embargo, me preocupa que los demás noten mi pérdida de cabello, o cómo lucirá mi cabeza mañana, la próxima semana, el año que viene. Cuando me comprometo a ir a una reunión social a un mes de distancia, una de las primeras cosas que pienso es cómo lucirá mi cabello entonces.

Durante mucho tiempo he mantenido este secreto sólo entre las personas cercanas a mí. Pero ha sido agotador. Puede ser que mi pérdida de cabello aún no sea notable, pero yo sé que un día lo será. ¿Qué pasará entonces? Me temo que me enviará otra vez a ese lugar oscuro.

Las mujeres con pérdida de cabello genética tenemos opciones limitadas. Podemos utilizar Rogaine (que funciona en algunas personas, pero sólo mientras se siga aplicando), tomar medicamentos para suprimir nuestros niveles de testosterona y aumentar nuestros niveles de estrógeno, o buscar algún cosmético como un implante de cabello. Estamos desesperadas por una solución.

He perdido la fe en el sistema médico. He sido desdeñada por caballeros médicos que, sin duda, miraban el cabello en mi cabeza y pensaban que estaba loca. Todo el mundo pierde cabello, dijeron. Eso es cierto. Pero para la mayoría de la gente, el cabello vuelve a crecer. Yo sabía desde el principio que mi situación era diferente, mis folículos estaban muertos. Sólo deseaba estar equivocada.

"Soy más que mi cabello"

Estoy agradecida de no tener cáncer o alguna otra enfermedad que amenace mi vida. Sin embargo, esto me ha dolido hasta la médula. Mi hija de siete años sabe que no debe tocar el “delicado” cabello de mamá y pregunta por qué uso gorras de beisbol con frecuencia.

En el supermercado, en la iglesia, en el centro comercial, noto a otras mujeres con pérdida de cabello genética.

La caída de mi cabello persiste. De hecho, últimamente parece haber aumentado. Todavía me pone triste, pero sé que he hecho todo lo posible para remediarlo. Es hora de dejar de luchar y aceptar las cartas que me han tocado.

Sé que estoy haciendo progresos. He hecho una transición desde la histeria a la separación. Ya no lloro por la pérdida de mi cabello. Me resisto a dar a esto más poder. Esto es parte de lo que soy. Yo no debería estar avergonzada, pero de alguna manera lo que está pasando me hace sentir menos como la persona que solía ser.

Yo soy más que mi cabello. Al menos eso es lo que constantemente trato de decirme a mí misma.

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