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La lección que deja la deuda de EU

Estados Unidos mostró al mundo que la negociación es la mejor opción, dice el experto Iván Franco; en poco tiempo, el FMI anunciará la reestructuración de los déficits en Europa, asegura el analista.
mar 09 agosto 2011 06:02 AM
El asunto de Estados Unidos y su deuda no es nuevo, lo que sucede es que nunca se había abordado como hasta ahora. (Foto: Reuters)
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¿Alguien realmente pensó que Estados Unidos iba a caer en un problema de moratoria? Si Estados Unidos hubiese declarado la moratoria hubiésemos presenciado un efecto dominó hacia otras economías del mundo. La razón es que no sólo EU es insolvente sino prácticamente todo el mundo desarrollado. Por dar un ejemplo, Japón tiene una deuda pública en proporción tan grande como la de Estados Unidos. A esta lista de países se suman otros que se encuentran en una situación parecida como Italia, Francia y Alemania, por mencionar algunos.

Por otra parte, si hablamos de deuda privada, tanto empresarial como familiar y de instituciones financieras, podemos incluir a España, Portugal, Rusia, Reino Unido, Corea del Sur, Canadá y otros más.

Si Estados Unidos hubiera fracasado en aumentar el techo de su deuda , en algún momento del futuro inmediato los flujos de inversión a nivel global hubieran colapsado provocando un caos en cadena. Por ello resultó mejor encontrar una salida parcial aunque ordenada a un problema de insolvencia sistemático.

El dólar sigue siendo la moneda de reserva más importante del mundo, y aunque el país emisor tenga problemas de insolvencia, no hay otra moneda o sistema financiero que pueda soportar el peso de la marea de flujos de divisas en el mundo. 

El debate en torno a la deuda de EU tuvo dos significados fundamentales: uno para la historia de la economía y del sistema monetario y otro para la historia en la toma de decisiones de orden mundial. Para la historia económica porque el acuerdo para reducir el déficit en el mediano plazo dará certidumbre al mundo y además este acuerdo-ley se efectuará independientemente de quien gobierne en ese país.

En segundo lugar, el debate se llevó a los medios masivos de comunicación. Quizá hace 10 años el debate hubiese permeado a los medios pero de una forma tímida y con poco interés por parte de la sociedad. En esta ocasión, el ciudadano promedio participó de alguna manera en una decisión fundamental para el mundo.

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Se dio a conocer al planeta que la única manera de llegar a una solución viable y que no derive en catástrofe es una negociación. Esto fue un ejemplo de cuando la política puede ser un instrumento en la toma de una decisión de interés global.

El asunto de Estados Unidos y su deuda no es nuevo, lo que sucede es que nunca se había abordado como hasta ahora. En el pasado, cuando existieron problemas de techo de deuda, de gasto o de solvencia y liquidez se optó por liberalizar al sistema financiero y al monetario para dar cabida a esas necesidades de capital y de crecimiento acelerado del consumo de diversos bienes y servicios tanto tangibles como intangibles. En paralelo a la desregulación, el mundo financiero creció originando desequilibrios en todo el mundo.

¿Qué pasará ahora con Europa? En el contexto de la resolución que se dio en EU, el discurso del FMI está tornándose más serio en torno a las medidas impostergables que Europa debe tomar para solucionar o al menos detener el deterioro de las economías de la zona.

Como lo anticipamos, el FMI está siguiendo una ruta crítica parecida a la de Estados Unidos y en poco tiempo, quizá cuestión de semanas, esto podrá comprobarse con los primeros anuncios de reestructuración de los déficits en algunos de los países más afectados.

La estrategia tiene que ser también consensuada, fundamentalmente en un escenario de inconformidad pública y de desempleo donde la población, particularmente en España, Grecia y Portugal seguirá pidiendo respuestas a sus Gobiernos. Por ello, las decisiones por parte de la autoridad deberán seguir el ejemplo de Estados Unidos en cuanto a la búsqueda de una solución de mediano plazo, que sea negociada y transparente en alguna medida.

Derivado de estas reestructuraciones, el mundo sufrirá la amarga medicina que trae consigo recortes al gasto público y privado porque se asocian con una racionalización del consumo y consecuentemente con crecimiento más lento, recesiones y desempleo.

No obstante, esta medicina es el único remedio que puede haber antes de reformar completamente al sistema financiero y económico mundial. Una vez que los países industrializados se comprometan a una reestructura total de sus problemas de deuda habrá cabida a una solución global y unificada sobre las nuevas reglas que regirán al mundo económico en materia financiera, de impuestos y monetarias.

*El autor es economista en Euromonitor International

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