Nota del editor: Elizabeth Landau es escritora/productora de Salud de CNN.com. Esta es la historia de su recuperación de una concusión.
(CNN) — Todos los días escribo sobre temas de salud, pero para ser honesta, siempre pensé que las contusiones
En un partido a mediados de julio, estaba en mi habitual posición derecha del campo de kickball cuando el pateador del otro equipo envió una pelota hacia mí. Emocionada por ser útil, brinqué para atraparla. Desafortunadamente, también lo hizo uno de mis compañeros de equipo, cuentan mis amigos que lo vieron con horror.
Todo lo que recuerdo es ver la pelota, sentir el dolor y tener dificultad para hablar y respirar.
Las primeras 24 horas
Después de unos segundos pude decir “estoy bien” y me levanté del césped con ayuda. Uno de los árbitros se acercó y me aconsejó ir a un hospital. No tenía dificultades para pensar o para hablar, pero recordé que la actriz
dijo que se sentía bien inmediatamente después de caer mientras esquiaba, y poco después murió por un hematoma epidural, cuando se acumula sangre en la zona entre el recubrimiento del cerebro y el cráneo, en 2009.En la sala de espera del hospital intenté terminar un juego de Sudoku en el smartphone de mi novio David, pero no pude, y también intenté leer The Economist, pero realmente no sé que artículos leí.
Alrededor de las 12:30 am, una enfermera me revisó y realizó pruebas a mis ojos y reflejos y me mandó a realizar una tomografía computarizada de mi cabeza. Finalmente, a las 2:30 am, una de las enfermeras dijo que mi tomografía estaba bien, y me dio unas publicaciones sobre lo que es una contusión y la manera de tratarla.
Por la mañana leí sobre las concusiones en sitios de internet especializados en salud. Al parecer ya había violado la regla de “no usar una computadora” simplemente al buscar ese consejo. Soy una mujer de 27 años con un trabajo de alta intensidad y proyectos musicales. Decirme que “vaya más lento” y pedirme que descanse de las actividades mentales es como decirle a un ratón que no se coma el queso que está frente a él.
Terminé durmiendo casi todo ese día. David trabajaba en mi sofá para asegurarse de que no tuviera más dolor u otros síntomas nuevos. Debo admitir que usé mi computadora para revisar Facebook y agradecí el gran apoyo de mis amigos que leyeron mi estatus sobre la lesión.
La primera semana
Durante la primera semana, cualquier cosa que hiciera que sacudiera mi cabeza de un lado a otro, incluyendo asentir durante una plática o caminar rápido, hacía que doliera más. Subir al metro de Atlanta durante 20 minutos me provocaba náuseas (aunque algunos amigos dicen que esa es su experiencia cotidiana).
Los antihistamínicos quedaron descartados porque me adormecen demasiado, así que me las tengo que arreglar con la nariz tapada. Intenté ver un espectáculo psicodélico de rayos láser en el planetario, y no pude mantener mis ojos en ellos por más de 30 segundos antes de querer vomitar. No más películas de acción en el cine, al menos durante algún tiempo. Y se supone que no puedo conducir hasta que desaparezcan los síntomas, ya que pierdo la concentración o me distraigo con las luces.
Es difícil no estresarme y presionar inadvertidamente a mi cerebro. Repentinamente me tuve que cuidar de una manera completamente nueva, que incluye hábitos saludables que ya había olvidado. Me tengo que asegurar de
Los riesgos de no cuidarse lo suficiente
Tomo paracetamol, que no necesita receta, como analgésico para mi cabeza, ya que el ibuprofeno y el naproxeno aumentan el riesgo de sangrado. Me preocupaba tomar un vuelo programado a Oregon a seis días del accidente, pero no sentí que aumentara el dolor o las nauseas durante el viaje.
Los médicos dicen que las contusiones normalmente desaparecen en cuestión de semanas o meses después de que ocurren.
Mi mayor temor es lesionar mi cabeza nuevamente. Después de que una persona ya tuvo una contusión, es extremadamente peligroso volver a tener una antes de que sane el cerebro. Si un atleta regresa a jugar demasiado pronto y se lesiona nuevamente la cabeza, puede resultar en algo conocido como el síndrome del segundo impacto, un fenómeno poco común que
Por supuesto, las lesiones en la cabeza pueden ocurrir en ambientes no deportivos. Cuando el jueves me subí a un taxi, me golpeé la cabeza con el marco de la puerta y entré en pánico, pero el impacto no fue tan duro y mi temor de perder la conciencia hizo que mi cuerpo se sintiera aún peor.
Pero fue una llamada de atención para ser más cuidadosa y mantener a mi cerebro sano. Me siento en un nuevo nivel de compasión por los incontables atletas y no atletas que tienen contusiones.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Elizabeth Landau.