OPINIÓN: La falsa belleza en la publicidad y la presión para verse 'bien'
Nota del editor: Jo Swinson es miembro del Parlamento Británico de East Dunbartonshire en Escocia y es cofundadora de la Campaña por la confianza en el cuerpo.
(CNN) — Desde darle suavidad a la piel y borrar las arrugas, hasta aumentar los músculos y adelgazar la cintura, los retoques a través de la computadora o photoshopping, hacen de hombres y mujeres seres perfectos, una práctica común de la publicidad. Estas imágenes no reflejan la realidad , sin embargo, cada vez más jóvenes desde una edad más temprana aspiran a estos ideales biológicamente imposibles.
Para algunos, el deseo de verse tan perfectos como estos modelos se puede volver absorbente; en Gran Bretaña, una gran cantidad de evidencia sugiere que las personas experimentan graves problemas de imagen corporal —una tendencia que sin duda se repite en todo el mundo. Los adolescentes y jóvenes, infelices con sus cuerpos, pueden desarrollar desórdenes alimenticios, buscar píldoras de dieta y esteroides o intentar la cirugía estética o las inyecciones de Botox.
En un estudio se encontró que una de cuatro personas está deprimida con su cuerpo , en otro se encontró que casi un tercio de las mujeres dicen que sacrificarían un año de su vida para lograr el peso y figura ideal, y casi la mitad de las chicas en una encuesta reciente cree que la presión para verse bien es la peor parte de ser mujer.
A estos problemas graves y reales no les ayuda las imágenes de perfección imposible que hay en todas partes en nuestra cultura visual. Un creciente cuerpo de evidencia científica refuerza la relación entre la imagen negativa del cuerpo y la exposición a las imágenes idealizadas.
El año pasado, presenté un portafolio de 172 estudios ante la Agencia de Estándares Publicitarios (Advertising Standards Authority), el organismo de control de la industria en el Reino Unido. En muchos de estos estudios se mostró que a largo plazo, ver las fotografías de estos cuerpos perfectos conduce a una terrible presión en los adultos, y cada vez más en los niños.
Un estudio informó que las niñas entre cinco y siete años al ser expuestas a las imágenes de muñecas delgadas como Barbie , dijeron que querían ser más delgadas en comparación con las que fueron expuestas a muñecas con una figura corporal más saludable.
Desde los juguetes de los niños hasta los programas de televisión, las imágenes idealizadas del cuerpo se han permeado a todos los niveles de nuestra cultura visual.
Esa es la razón por la que llevé los anuncios de base de maquillaje Lancôme en donde presentaban a Julia Roberts y Christy Turlington a la atención de la Agencia de Estándares Publicitarios, que los prohibió por ser engañosos. Esos son los mejores ejemplos acerca de cómo la publicidad distorsiona nuestra percepción de belleza.
A pesar de que los anuncios prometían que el maquillaje reduciría las arrugas, las imágenes estaban tan retocadas que no había un solo defecto a la vista. Ambas son bellas por naturaleza, ni Turlington ni Roberts necesitan un retoque digital para verse grandiosas. L’Oreal, la propietaria de Lancôme, no pudo comprobar la capacidad de la base de maquillaje para igualar tal impecabilidad.
Por supuesto la gente no está ciega a este problema, pero mientras que la gran mayoría de las personas saben que las imágenes en la publicidad son mejoradas y son un sueño imposible, aún duele.
La presión para lograr estos ideales tan estrechos es abrumadora. Entre la gente de la industria, existe un temor real para enfrentar a la realidad. Incluso a la Agencia de Estándares Publicitarios no se le permitió ver una fotografía de preproducción de Roberts, debido a los acuerdos contractuales.
La prohibición de estos dos anuncios envió un fuerte mensaje a la industria para que reflexione sobre sus prácticas, por supuesto que más honestidad y transparencia en la publicidad sólo es una parte de una batalla más amplia para cambiar nuestra cultura de la perfección. Al reconocer la urgente necesidad de atender la creciente insatisfacción corporal en el Reino Unido, la ministra de Igualdad del actual gobierno, Lynne Featherstone y yo lanzamos la Campaña para la Confianza en el Cuerpo en marzo de 2010.
Desde entonces, se elevó el perfil de la agenda de la confianza del cuerpo y se fomentó nuestra creencia de que todo el mundo tiene derecho, sin importar el tamaño, la figura o la forma, de sentirse felices consigo mismos. Se necesita incluir en la publicidad, las revistas, en las transmisiones y en las pasarelas una diversidad de formas y tamaños del cuerpo, algo que nuestros socios de la campaña, All Walks Beyond the Catwalk promueven con éxito.
Igualmente es una prioridad abandonar la cultura de la obsesión por la apariencia para dar a los niños ejemplos positivos del uso de sus cuerpos, así como reforzar su resistencia y su autoestima con la alfabetización en los medios y lecciones de confianza corporal en las escuelas.
Aunque algunas personas desestiman este problema como algo trivial, de hecho ignoran lo que es, un creciente problema de salud. Es fundamental que tomemos las medidas ahora para que los miembros de la siguiente generación crezcan aprendiendo a aceptar sus cuerpos en una cultura que celebre la salud y la confianza por encima de un falso ideal.
Las opiniones expresadas en este comentario son únicamente de Jo Swinson.