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OPINIÓN: Al fin, el juicio de Gadhafi: hermano de víctima de Lockerbie

Mientras se contempla la caída del dictador, el autor asume emociones al saber a Gadhafi responsable del accidente de avión de Lockerbie
mar 23 agosto 2011 03:32 PM
Libia - combatiente rebelde - Misrata
Libia - combatiente rebelde - Misrata Libia - combatiente rebelde - Misrata

Nota del editor: Brian Flynn es el hermano de una víctima del bombardeo de Lockerbie, J.P. Flynn, y vicepresidente de Pan Am 103, una organización de apoyo. Asimismo, es consultor de negocios.

(CNN)  Mientras observamos lo que podría ser la caída de uno de los dictadores más sanguinarios de la historia, Moammar Gadhafi , estoy abrumado por una serie de emociones. Al igual que muchos de nosotros, me siento como un aficionado a los deportes echando porras a los rebeldes para que alcancen la victoria. Pero también siento una profunda, visceral y personal (y reconozco que cuestionable moralmente) sensación de venganza y regocijo.

Incluso antes del exministro de justicia libio Mustafa Abdel-Jalil comentara al reportero de un diario sueco en febrero que Gadhafi estaba detrás del asesinato de mi hermano y 269 inocentes más tras el bombardeo del Vuelo 103 de Pan Am sobre Lockerbie, muchos creían que así era.

El sentimiento ahora es agridulce, pero dulce al final. Uno de mis momentos favoritos llegó el lunes por la mañana, cundo los “intrépidos” hijos de Gadhafi se rindieron. No tuvieron problema de enviar al pueblo libio y a mercenarios para pelear por ellos, pero cuando los rebeldes empezaron a acercárseles, ondearon la bandera blanca sin dudarlo.

Sin embargo, después de saborear el momento, comencé a reflexionar sobre todo lo que podemos aprender de esta revolución.

En primer lugar, que la justicia se puede lograr. Puede que no por el camino que esperamos y que se tome más tiempo del que nos gustaría, pero el desequilibrio puede ser corregido y podemos hacer que la gente rinda cuentas.

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Sin embargo, la justicia también puede ser corrompida. Durante más de 20 años, las familias de las víctimas del Pan Am 103 han peleado contra intereses particulares, incluyendo industrias locales y extranjeras que sólo querían el petróleo de Libia. Hace dos años, recibimos la máxima traición cuando Ali Mohmed Al-Megrahi, un oficial de inteligencia libia condenado por el bombardeo, fue liberado por el gobierno escocés después de recibir gran presión de BP y otros .

En ese entonces dijimos que tal acción no era sólo una traición para las víctimas de Lockerbie, sino también para el pueblo libio, ya que encumbraba y legitimizaba al régimen de Gadhafi. Fue una gran ironía que 18 meses después, el Reino Unido enviara buques de guerra a Trípoli para rescatar a ejecutivos de BP cuando Gadhafi comenzó a atacar a su propia gente tras el inicio de la revolución.

Pudimos hacer más y debimos hacerlo antes. Gadhafi cometió el más grande ataque terrorista contra civiles estadounidenses antes de los del 11 de septiembre. Pero nunca hubo la voluntad política para derrocarlo. Por lo tanto, las familias usaron los medios que tenían disponibles para que Libia rindiera cuentas. Encontramos aliados, incluyendo a los senadores Edward Kennedy, Frank Lautenberg, Hillary Clinton, Robert Menendez, Charles Schumer y recientemente, a Kirsten Gillibrand. Ellos nos ayudaron a aprobar la Ley de Sanciones contra Irán y Libia de 1996, así como otra legislación que marginaba a Libia. Esto desembocaría eventualmente en la entrega de Al-Megrahi y el final del apoyo de Libia al terrorismo.

No obstante, siempre fue evidente que Gadhafi y otros más estuvieron detrás del ataque. Queríamos que todos rindieran cuentas, pero nos encontramos con resistencias cada que lo intentamos. Miles de civiles estarían vivos hoy si Estados Unidos hubiera asumido una postura más dura contra Gadhafi con anterioridad. Mientras observábamos a miles de vidas y trillones de dólares perdidos en Iraq, sentíamos que nuestro país había errado el blanco por millas. Saddam Hussein nunca cometió un acto terrorista contra los estadounidenses antes del 2003, y sin embargo, Gadhafi continuaba con su reinado de terror.

También aprendimos que el enemigo de mi enemigo no es mi amigo. Durante años, nos dijeron que Gadhafi estaba colaborando con el combate al fundamentalismo islámico, incluyendo a Al-Qaeda. A mí no me convenció el argumento y pensé que era miope y cínico. Cualquier acción de Occidente para aceptar a Gadhafi se traduciría en la continuidad de su régimen de miedo y represión. Esta posición de nuestro gobierno hizo más difícil que los libios se liberaran.

Aunque los avances de los rebeldes en Trípoli representan un gran día para la justicia y el pueblo libio, nuestro trabajo no ha terminado. Creemos que Al-Megrahi debe regresar a prisión y debemos entender quién más estuvo detrás de Lockerbie. También debemos apoyar los esfuerzos para que Gadhafi y sus aliados rindan cuentas. Finalmente, debemos brindar la ayuda que sea necesaria para que el pueblo libio establezca una sociedad libre y justa, lo cual será complicado considerando la fracturada historia de Libia.

A nivel humano, pienso que todos hemos aprendido que al ser victimizado no significa que tengas que actuar como una víctima. Las familias de las personas asesinadas en el bombardeo Pan Am se unieron desde un principio para buscar la verdad y justicia.  Aprendimos que los individuos que trabajan juntos pueden hacer cosas extraordinarias. Hoy día, nos podemos reconfortar un poco  e incluso enorgullecernos de que en el momento más importante, Estados Unidos y sus aliados eligieron apoyar vigorosamente la libertad. Hay quienes afirman que debimos hacer más para ayudar a los rebeldes. Pero como un grupo que ha estado en este juego durante 20 años, las familias estamos agradecidas con la administración de Obama, nuestros aliados y los hombres y mujeres valientes en uniforme por todo lo que han hecho.

Los ataques de la OTAN fueron críticos para la batalla y en varios aspectos, creemos que el pueblo libio está mejor por sus esfuerzos por liberarse con nuestra ayuda, no al revés. Este momento evolutivo pertenece al pueblo libio y a todos aquellos que sacrificaron sus vidas por su libertad, pero espero que mi hermano sepa que hice mi pequeña parte para tratar de llevar a su asesino ante la justicia.

Los comentarios expresados en este artículo son exclusivamente la opinión de Brian Flynn.

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