OPINIÓN: La broma racial del humorista afroamericano no resultó graciosa
Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. escribe una columna semanal para CNN.com y es columnista con presencia en los periódicos de circulación nacional.
(CNN) — ¿No habíamos visto esto antes?
Un comediante pierde la calma y, en un espectáculo desagradable que se capturó en video, ataca a un provocador de diferente color con una metralla de un horrible lenguaje racista. Las palabras iban dirigidas para herir, golpear y humillar, pero más que nada tenían la intención de poner en su lugar a un miembro del audiencia al tratarlo como un ser inferior.
Así pasó cuando Michael Richards, un comediante blanco, atacó a dos afroamericanos que interrumpían su espectáculo en la Laugh Factory en Los Ángeles en noviembre de 2006.
Y más recientemente, en un ejemplo de lo complicadas que se han vuelto las relaciones entre razas en Estados Unidos , es la manera como Katt Williams, un comediante afroamericano, atacó a un hombre hispano en el Celebrity Theater en Phoenix, en agosto de 2011.
¿Qué es esto? ¿Racismo en contra de los latinos —en Arizona? Digan que no es cierto.
Richards sostuvo una pelea a gritos con un par de provocadores y explotó con un: “¡Hace 50 años, los habrían colgado boca abajo con un (grosería) tenedor (grosería)!” Y después llegó la palabra con N, de forma repetida.
Williams comenzó la improvisación sobre los que él llama sus “amigos mexicanos” , y señaló a un hombre de aspecto hispano en la audiencia. Le preguntó “¿Eres mexicano? Sí lo era. Entonces Williams atacó a matar, atacando al hombre en una andanada, llena de improperios que incluía “Vivir en este país y prestar juramento a otro”, y “Si amas a México (grosería), mejor regresa para (grosería) allá”.
La audiencia aplaudió.
Entonces, William se cubrió al referirse a la experiencia de los afroamericanos y dijo: “Nosotros fuimos esclavos (grosería), ustedes solo trabajan así como jardineros”. Finalmente, cuando la discusión comenzó a disminuir, realizó otro chiste de estereotipos y racista acerca del mexicano que tenía un "cuchillo oxidado que le regaló su tía", y una “22 que recibió en su fiesta de 15 años”.
La audiencia aplaudió todavía más.
Lo más divertido es que, en el video, no parece que el tipo de la audiencia fuera un mexicano nacionalista. Oh, el provocador devolvió horribles comentarios raciales a Williams. Pero, por lo que se puede ver, el hombre no prestó juramento a México o dijo que Phoenix fuera parte de México, ni ninguna tontería de esas.
Williams se inventó esa parte para crear a un peligro inexistente. Tal vez asumió que es lo que todos los “mexicanos” piensan.
No lo es. Soy mexicano —o si prefieres, mexicano-estadounidense—. Conozco mi geografía y presto juramento a un solo país: Estados Unidos.
Por supuesto, cuando le dices a alguien “regresa a México”, no tiene el golpe histórico de la “palabra con N” —negro—. Pero sigue siendo racista, y nativista —contra los migrantes— y xenófobo. Intentas poner a la gente en su lugar con base en su raza. A menos que vayas y le digas lo mismo a los blancos o a los afroamericanos, entonces es algo indudablemente racista para señalar a los latinos con ese tipo de insulto.
Y no me den el argumento de que no hay una “raza mexicana” o una “raza latina” o una “raza de inmigrantes ilegales”. Eso es una evasiva. Hace 50 años, a los mexicano-estadounidenses de Arizona y de todo el suroeste se les prohibió asistir a las piscinas públicas , se les obligó sentarse en el balcón de las salas de cine, se les ubicó en escuelas segregadas, se les prohibió entrar a fraternidades y se les negó el servicio en los restaurantes, peluquerías y salones de belleza. Hoy en día, los latinos en Estados Unidos son los chivos expiatorios de los políticos, son víctimas de crímenes de odio, no se les atiende bien en las escuelas públicas y son sujetos a la discriminación racial.
Si esto no es racismo, entonces la palabra no tiene significado. Si las personas blancas en Estados Unidos —especialmente los baby boomers que vivieron el movimiento de los derechos civiles en la década de los 60— no tienen la amplitud moral para ver que ese racismo y otras formas de intolerancia no son exclusivos de los afroamericanos, ese no es mi problema.
Supongo que lo que sucedió en ese teatro en Phoenix es un tipo perverso de progreso racial, evidencia que los tontos gritones con tendencias racistas y complejos de superioridad vienen de todos colores. Pero no creo que esto es lo que los buenos humanitarios querían cuando nos pedían “devolver el favor”.
Sin embargo, esto suena muy familiar. Como columnista, a menudo escribo sobre los políticos que avivan el nativismo en contra de México y en contra de lo mexicano para sacudir a las multitudes en frenesí. Estos políticos —quienes comúnmente son republicanos— sostienen una fiesta tras otra, elevan a los latinos como piñatas entonces invitan a las personas a formar parte del azote.
Lo mismo pasa aquí. Este es un comediante quien, en lugar de jugar con la audiencia, decidió que era más divertido jugar con la turba.
Williams se disculpó después. Bueno, no realmente. Su publicista emitió una “disculpa sin disculpa”. Tú sabes, cuando dices que sientes que las personas lo hayan tomado por el lado equivocado. CNN lo informó. Y entonces Williams apareció en el canal para retractarse de la disculpa sin disculpa, y que quería decir todo lo que dijo y que dijo todo lo que quería decir. Entonces se envolvió en la bandera estadounidense y clamó que en realidad estaba defendiendo a Estados Unidos.
¿En verdad? Ahora esa es la parte que ofende. La diatriba de odio de Williams no tiene nada que ver con las mejores y más orgullosas tradiciones de este país.
Fue Samuel Johnson, el escritor inglés del siglo XVIII quien llamó al patriotismo “el último refugio de los canallas”. Tal como lo ilustra este episodio, él no sólo estaba siendo patriota.
Las opiniones expresadas son únicamente de Ruben Navarette Jr.