OPINIÓN: Cuando el terrorismo global y la agenda electoral van de la mano
Nota del editor: El autor es internacionalista y profesor del Departamento de Estudios Internacionales de la Universidad Iberoamericana desde 1993. Maestro en estudios humanísticos. Candidato a doctor en Políticas Públicas y Administración con especialización en Terrorismo, Mediación y Paz. Su Twitter es @maurimm
(CNNMéxico) — Cuando surgen las alertas terroristas hay que estar —en efecto— alerta, pero de quienes las hacen sonar.
En un estudio del 2007, (Rose) McDermott y (Philip) Zimbardo demuestran que el sistema de alertas terroristas no solo incrementa la depresión y el índice de estrés postraumático en la población, sino que fomenta el apoyo irreflexivo hacia el liderazgo carismático.
Los autores señalan que la manera como este sistema de alertas fue utilizado durante el periodo de George Bush nos invita a sospechar que esto se llevó a cabo con fines electorales, por lo que las alertas perdieron credibilidad.
Este martes, el gobierno de Estados Unidos emitió una alerta terrorista global. Ese mismo día fuimos testigos del episodio casi dramático acerca de cómo un complejo plan terrorista era desmantelado.
De este modo, el terrorismo vuelve a posicionarse en la agenda internacional. Se señalan los enemigos, los actores, los riesgos y se establecen conexiones de manera implícita que no necesariamente son tan evidentes.
1) La conexión entre los detenidos y el gobierno iraní
El mismo martes, el New York Times cuestionó las ligas entre Arbabsiar (sospechoso en el presunto complot para asesinar al embajador saudita en EU) y el gobierno de su país. “No quedó claro…”, dice el diario, “si el plan fue concebido por un elemento disidente o contaba con la aprobación de altos funcionarios de la Guardia Revolucionaria del gobierno iraní”.
La publicación menciona que desde un inicio hubo sorpresa por parte de especialistas sobre Irán, quienes indicaban que era poco probable que los ayatolas apoyaran un atentado en el mismísimo suelo estadounidense.
Este razonamiento tiene lógica, ya que incluso en el caso de que Irán atentara en contra de algún objetivo saudita, podría efectuar el ataque en algún otro sitio del planeta, sin involucrar a los estadounidenses. Y tendría un mucho menor precio qué pagar por un mismo interés satisfecho.
Mahmud Ahmadinejad, presidente de Irán, ha negado categóricamente su involucramiento en semejante plan y lo ha calificado de “ridículo”.
En pocas palabras, las llamadas telefónicas de los individuos acusados hacia Irán o las transferencias de recursos desde una cuenta de las fuerzas "Quds" de las Guardias Revolucionarias , dejan la duda del grado de participación del régimen de los ayatolas en este plan, dados los beneficios que pudiesen haber conseguido con él.
2) La conexión entre los detenidos y el cártel mexicano
Arbabsiar creyó todo el tiempo que negociaba con un miembro del grupo criminal, pero no era así. Al tratarse de una negociación con un informante encubierto de la DEA —quien no representaba en la realidad a la organización criminal— no se puede hablar de una conexión verdadera entre el terrorismo internacional y cárteles mexicanos .
Por lo tanto, no podemos saber cuál hubiese sido la respuesta auténtica de los mandos del cártel en cuestión, de habérseles presentado la oferta del asesinato a sueldo. Lo que afirmemos serían sólo suposiciones.
Nos podríamos preguntar, como lo hicimos con el caso del gobierno iraní, si acaso sería verdaderamente una estrategia racional para la organización criminal planear y perpetrar un acto terrorista en suelo estadounidense que muy posiblemente incrementaría el involucramiento militar de la máxima potencia en nuestro territorio.
¿Está ese escenario realmente en el interés de alguna de las organizaciones criminales de México? ¿A qué estrategias serviría? No tenemos capacidad de responder esto con precisión, pero sí estamos en posibilidades de cuestionar la teoría del supuesto complot transnacional. Al menos por ahora.
Una teoría alternativa más plausible sería quizás que algún grupo de elementos radicales disidentes de origen iraní ideó un acto terrorista con objetivos específicos, como Arabia Saudita o Israel, y que, a falta de suficientes capacidades operativas, intentó contactar a otros elementos disidentes o periféricos de organizaciones criminales mexicanas, no al cártel en sí mismo o a sus mandos.
Sin embargo, el golpe discursivo está dado. Hoy, tanto Estados Unidos como Arabia Saudita culpan a Irán y le amenazan con represalias . Se ha lanzado una alerta terrorista con las consecuencias que ya conocemos. Se ha detonado el temor ante ataques terroristas y se ha involucrado a México en el complejo rompecabezas global de todo el esquema.
Por consiguiente, debemos suponer que ha habido también alguna clase de intencionalidad en el manejo informativo de la cuestión y el posicionamiento del terrorismo global dentro de la agenda tanto de los medios como de los actores políticos.
Esta intencionalidad incluye a México, pero no se limita al país. Estamos en tiempos preelectorales y tendríamos que sospechar que hay actores dentro del gobierno estadounidense quienes consideran útil colocar nuevamente el tema del miedo y el terror en la mente de los ciudadanos.
Si el mundo está lleno de peligros que proceden desde Irán hasta México, entonces la mente colectiva, afectada como lo indica el estudio de McDermott y Zimbardo, puede dejar de pensar, poner a un lado algunos temas económicos donde no se está teniendo el éxito deseado, y simplemente optar por esa personalidad carismática que hoy dirige los rumbos de su país. Puede ser demasiada suspicacia. Pero como ya ha sucedido anteriormente, no podemos descartarlo de nuestras hipótesis. Disculpas.
Las opiniones expresadas en este texto únicamente corresponden a Mauricio Meschoulam