OPINIÓN: Romney y el resurgimiento de los republicanos del norte
Nota del Editor: Julian E. Zelizer es profesor de historia y asuntos públicos en la Universidad de Princeton. Es autor de “Jimmy Carter” (Libro del Times) y editor de un libro que evalúa la administración del expresidente George W. Bush, publicado por Princeton University Press.
PRINCETON, New Jersey (CNN) – Algo interesante está pasando en el partido Republicano, y no es la inesperada subida de Herman Cain y su plan 9-9-9.
El nuevo acontecimiento es la resistencia de Mitt Romney a mostrarse como candidato privilegiado.
Irónicamente, Romney, el candidato que parece generar la menor emoción entre los votantes republicanos –el candidato por omisión-, potencialmente podría tener el impacto de mayor alcance del Partido Republicano.
Después de casi la mitad del siglo, cuando el corazón del Partido Republicano se movió hacia el sur y al oeste del país, un republicano del noreste permanece como favorito para la candidatura. Es poco probable que Cain, quien casi no ha tenido una organización de campaña para hablar, permanezca más tiempo en las encuestas.
Mientras el gobernador de Texas, Rick Perry , trata de robar su atención, Romney ha podido mantenerse delante de sus oponentes. Al darle a Romney su aprobación, el gobernador de Nueva Jersey, Chris Chiristie, otra nueva parte de la nueva generación de republicanos de la región afirmó: “Los republicanos del noreste se mantienen juntos en este caso”.
Si Romney gana la candidatura, colocaría al ala norte del Partido en una posición en la que no ha estado desde 1960. Hubo un tiempo en que el noreste, muchos de sus habitantes liberales, dominaba el Partido Republicano. Políticos como Jacob Javits, Margaret Chase Smith, Prescott Bush y Charles Mathias, así como el gobernador Nelson Rockefeller abogaron por un conservadurismo que destacaba los aspectos fiscales y regulatorios sobre las cuestiones sociales y culturales.
Tendían a ser más sensibles con temas como la reactivación urbana y el transporte público que era lo principal en su circunscripción. En lugar de luchar por todo o nada en políticas de gobierno que no les agradaban, su meta era constreñir y dirigir programas locales.
Esto fue una generación de republicanos que tuvo que sobrevivir en estados mayoritariamente demócratas, por lo que entendían el arte de ceder y aprender a trabajar con sistemas políticos divididos.
De pie frente a delegados republicanos hostiles que estaban tratando de bajarlo de la tribuna en 1964 en la convención (cuando los republicanos cambiaron a la derecha al nominar a Barry Goldwater), Rockefeller advirtió que él había “entrecruzado esta nación” por luchar para “mantener al Partido Republicano, el partido de toda la gente y advirtiendo de la amenaza extremista, el peligro para el partido y el daño a la nación”.
Los republicanos tomaron fuerza en el sur y en el este. Los demócratas tomaron los estados de la costa, teniendo éxito en el norte, donde los votantes suburbanos eran más liberales en los asuntos sociales y culturales y las reuniones permanecían como una fuerza importante.
Cuando Jimmy Carter ganó la candidatura demócrata en 1976 y Bill Clinton en 1992, una gran parte de su promesa fue fortalecer a los demócratas en el sur, una región que el partido había estado perdiendo desde que el presidente Lyndon Johnson terminó su primer periodo a finales de los sesentas. La “Estrategia del Sur” de Nixon fue diseñada por los republicanos para capitalizar el descontento de los demócratas siguiendo la aprobación del Acta de Derechos Civiles de 1964. En el senado, los republicanos del norte como Susan Collins, Lincoln Chafee y Atlen Specter comenzaron a verse como fuera de lo común.
Si Romney gana la candidatura, y posiblemente la presidencia, podría traer una sensibilidad diferente a este partido. Romney nació y creció en una región donde sobrevivir como republicano requería una aproximación diferente a un lugar como Georgia. Como gobernador, se enfocó en asuntos como la salud, la aceptación de la necesidad del gobierno de subir impuestos y tomó un punto medio en asuntos como el aborto.
Acercarse al centro es parte de una tradición familiar. En 1968, uno de los favoritos para la candidatura republicana fue el padre de Romney, el gobernador George Romney de Michigan, exdirector ejecutivo de American Motors. Romney, como su hijo con una apariencia elegante, trajo muchos de los beneficios políticos a la mesa en una era donde los republicanos tenían un lugar en el centro.
En lo que concierne a los demócratas, se vio como un republicano peligroso porque podía llamar al centrismo y a los votantes independientes e incluso a los demócratas desapegados. Fue capaz de ganar apoyo de sindicatos y encauzarlo a los derechos civiles. La campaña de George Romney implosionó por un posicionamiento sobre su viaje a Vietnam, donde dijo que había tenido un lavado de cerebro por el ejército. Esta declaración creó especulación de la prensa sobre la estabilidad de Romney.
Ahora muchos republicanos a regañadientes ven a Mitt Romney como la mejor opción para el partido. Pero en ciertos aspectos, él puede ser el más interesante también. Sin perder el apoyo de los conservadores del ala derecha que no van hacia el partido demócrata. Su candidatura ofrece al partido republicano la oportunidad de enfocarse hacia asuntos y políticas que han sido ignoradas de que la generación de Rockefeller desapareció del mapa electoral.
Si los votantes del partido republicano tienen la confianza de tomar un riesgo en un candidato que tiene una perspectiva diferente de los republicanos del sur y este aún queda por verse.